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PARAFERNALIA OLIMPICA

36 compañías promocionan 108 productos con los símbolos de los juegos olímpicos de los Angeles

2 de julio de 1984

Hay que estar preparados para las olimpíadas de Los Angeles. Pero no para las deportivas, sino para las olimpíadas de la mercancía y de los millones de dólares. Hace ya meses que sobre las vallas callejeras, se exhiben en Los Angeles los nombres de los grandes patrocinadores del evento: Fujifilm de Japón; McDonald's, "el rey de las hamburguesas"; Coca-Cola, "la gaseosa oficial" (si usted se toma una CocaCola en un McDonald's estará brindándole su apoyo a dos de los patrocinadores); Levis, "el vestido oficial"; UnitedAirLines, "la aerolínea oficial", y la lista continúa.
Alrededor de 36 diferentes compañías han sido autorizadas para exhibir los símbolos de "Sam, el águila olímpica" y "La estrella en movimiento", en cerca de 108 productos distintos. El Comité Olímpico calcula que el valor total de las ventas de tales productos podrá alcanzar la suma de 100 millones de dólares. Alrededor de 10 millones le corresponderán por concepto de derechos al Comité, además de las sumas recibidas por la venta de licencias, cuyo valor exacto ninguno de los adquirentes ha querido revelar.
Pero el campeón entre los anunciantes es Nike, manufacturador de zapatos de carreras; ha desplegado tan hábil campaña publicitaria que ha logrado captar la atención de todo el mundo por medio de vallas con perímetro de tres paneles, es las que aparecen en acción los corredores olímpicos. Estas vallas constituyen en Los Angeles el último grito kitch, y ha habido quienes las han alabado como obra de arte. Por eso no sería raro que, cuando las olimpíadas lleguen a su término, las vallas no acaben en la caneca de la basura sino exhibidas en alguna galería.
Incluso el perídico Los Angeles Times viene proclamando desde hace algunas semanas, en su primera página: "En el año olímpico, un estilo especial de periodismo". Y el lector no deja de preguntarse qué era entonces lo que este periódico venía publicando antes de la fiebre de las olimpíadas. Pero los avisos del periódico también pueden encontrarse colgando de la parte posterior de humeantes buses citadinos: se trata de "Una clase especial de polución", para aquéllos que desafortunadamente se ven obligados a andar detrás de estos monstruos.
No todo, sin embargo, es celestial en la ciudad de Los Angeles, en vísperas del gran evento deportivo. La tradicional "astucia yankee" se ha hecho presente bajo la forma de abusos del mercado olímpico. Enormes cantidades de mercancía falsa, desde cinturones hasta bolsas de nylon, pasando por camisetas e incluso por un disco titulado "La canción de los Olímpicos y el famoso baile del pollo", ha hecho su aparición en el aeropuerto de Los Angeles y está siendo diariamente confiscada por las autoridades. Desde mayo de 1983, un equipo de 20 personas viene intentando detectar las falsificaciones y desenmascarar a los piratas. Bajo la ley federal, a quienes sean descubiertos produciendo o distribuyendo falsa mercancía podrá demandárseles una indemnización, y deberán correr con los costos del proceso y los honorarios de los abogados. De manera que, bajo la ley federal, los logos de "Sam, el águila olimpica" y "La estrella en movimiento" están fuertemente protegidos, al igual que las palabras "olímpico", "olimpíadas" y el simbolo de cinco anillos interconectados. Más aún, "la combinación que pueda causar confusión o sugerir falsamente una conexión con los olímpicos", también es ilegal, y podrá ser sancionada.
Algo muy irónico en relación con todo este proteccionismo le ocurrió recientemente a alguien, que quiso comprar una de las camisetas "oficiales" de los olímpicos producida por Levis. Cuando preguntó por una que tuviera el logo de "Sam", fue informado de que, desafortunadamente, por un inexplicable descuido, este tipo de camiseta no se había producido, de manera que la única que podían proporcionarle era una con el logo de "La estrella en movimiento". Lo irónico del cuento es que, en cambio, en el mercado negro, abundan las camisetas con el logo de "Sam,el águila olímpica", lo que constituye un gesto de burla contra quienes, habiendo comprado la licencia, se olvidaron de incluir a "Sam" entre la parafernalia de los Olímpicos. De cualquier manera, las camisetas "oficiales" del evento se venden a 10 dólares la unidad, las toallas a 25 y el vestido de baño femenino a 50 dólares.
Y mientras crece la expectativa ante la cercanía del evento, los piratas de los Olímpicos continúan haciendo de las suyas con falsificaciones de toda indole, que cientos de norteaméricanos y de visitantes están comprando como pan caliente.