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QUERIAN LA PAZ, TUVIERON GUERRA

Evocativa de Ben-Hur, esta serie de 8 episodios narra un ataque de legionarios romanos a una fortaleza judía.

14 de junio de 1982

"Masada" se estrenó en 1980 y fue una de las miniseries de más acogida hasta el momento. Venía en la estela de "Raíces" y, como ésta, representaba también un intento de la TV norteamericana para meterse en los terrenos del cine, en el tipo de argumento que parecía si no vedado al menos muy riesgoso para las presuntas limitaciones de la pantalla pequeña: la obra de gran espectáculo, el relato que Cecil B. de Mille hubiera querido realizar.
Hay que señalar que, pese a su alta sintonía, las series y miniseries de la BBC suelen transmitirse no por las grandes cadenas sino por la PBS (Public Broadcasting System) y que en los ratings hay por consiguiente una magnitud de distinto orden para medir la percepción de una serie como el reciente "Retorno a Brideshead" (producido por la BBC y transmitido por la PBS) y la de una producción como "Masada" o como la recentísima "Golda", la vida de la primera ministra del estado de Israel Golda Meir, interpretada por Ingrid Bergman. En el primer caso se trata del éxito que tiene una obra dentro de una minoría, así esta sea de muchos millones, en el segundo de sintonías que pueden compararse con las de los grandes certámenes deportivos o políticos (debates entre candidatos, etc.).
"Masada " está concebida para una audiencia masiva y es por lo tanto una producción costosa; fue filmada en Israel y en los Estados Unidos; tiene, como se decía, "un reparto de miles" y protagonistas de primera fila, encabezados por Peter O'toole, de quien se dijo que en esta serie había realizado quizá el mejor trabajo de su vida artística.
Pese a que está integrada por ocho episodios de una hora, la historia (que en eso inevitablemente recuerda al venerable "Ben-Hur") es la de un general romano, Cornelio Silva (O'Toole) y un caudillo judío, Eleazar (Peter Strauss). Entre los dos adversarios hay una comprensión que se aproxima a la amistad; los dos querrían que se estableciera la paz entre el imperio y los judíos, pero otras fuerzas y otros intereses lo impiden hasta culminar en el sitio de Masada y el exterminio -por parte de los romanos y por voluntad propia- de los últimos resistentes judíos.
Naturalmente, todo esto está adobado con otros factores: intrigas codicias, amores... El fasto de la producción tropieza a veces con las inevitables dificultades de la llamada reconstrucción histórica; todo es muy nuevo en Roma, los templos, las estatuas y los ropajes, como limpios y nuevecitos son los ropajes de los esenios que tras recorrer el desierto llegan a pedirles protección a los hombres de Eleazar. Pero el elenco es bueno, lo cual se pone de presente en la modalidad más típica del idioma televisivo: en los primeros planos, en los diálogos, en el rostro infinitamente expresivo -inteligente, cansado, enfermo, austero, irónico- de Peter O'toole. entre episodio y episodio, el espectador esta pendiente de que reaparezca esa presencia más poderosa que los yermos de Judea o que la arquitectura de la capital del imperio.