Home

Cultura

Artículo

Santiago Posteguillo. | Foto: Luis Serrano.

HAY FESTIVAL 2015

“Es una lástima la pérdida de la concentración”

Entrevista con Santiago Posteguillo, uno de los autores españoles de novelas históricas más exitosos. Esta semana estará en Bogotá y Cartagena.

27 de enero de 2015

Sus novelas históricas han vendido millones de copias en España y América Latina. Su último libro, La sangre de los libros, es un fascinante recorrido por las historias, las anécdotas y los enigmas más apasionantes de los escritores y los libros más sobresalientes de la historia.

Posteguillo conversará en Bogotá y en Cartagena, en el marco del Hay Festival sobre sus obras. En la capital estará este 28 de enero en una conferencia sobre ‘La sangre de los libros’ que se llevará a cabo en el Gimnasio Moderno, a las 7 p.m. En Cartagena participará en un conversatorio titulado ‘Novela histórica: entre realidad y ficción’, junto con Juan Esteban Constaín, Pablo Montoya y Gustavo Tatis el viernes 30 de enero a las 5:30, en Unibac (Institución Bellas Artes y Ciencias de Bolívar), en Cartagena.

Entrevista con uno de los hombres más destacados dentro del género de la novela histórica.

Semana.com: Algunos sectores académicos consideran que las novelas históricas tergiversan la verdadera historia, ¿qué opinión le merecen estos comentarios? 

Santiago Posteguillo: La novela histórica sufre de ese estigma desde que Sir Walter Scott publicó Ivanhoe a principio del siglo XIX. Lo que algunos críticos llevan mal es que muchas novelas históricas sean grandes éxitos de ventas. Hay novelas históricas magníficas que están en el canon de la literatura universal y ningún crítico se rasga las vestiduras por ello porque, erróneamente, ya nos las llaman históricas. Pero disculpen: Historia de dos ciudades de Dickens, Guerra y Paz de Tolstoi o Nuestra señora de París de Víctor Hugo son obras históricas.

Las novelas históricas plantean hipótesis probables sobre los vacíos históricos y recrean magníficamente en muchos casos la historia. Otra cosa es que, como en todo, hay buenas y malas novelas históricas. Pero también hay críticos literarios muy buenos y otros más malos que malos. Eso no implica que la novela histórica en su conjunto o la crítica literaria en su globalidad sea mala.

Semana.com: Sus libros son bestsellers en muchos países, ¿qué relación ve entre la cantidad de ventas y la calidad literaria?

S. P: Lope de Vega o Shakespeare hacían que miles de personas se arracimaran en los teatros de España o de Inglaterra. Luego se han convertido en clásicos. Es erróneo pensar que la buena literatura y el éxito popular son opuestos. Hay grandes obras literarias que en su momento o en la actualidad fueron o son grandes éxitos de públicos. Otro asunto diferente es que hoy día se estén publicando obras buenas y también malísimas y que algunas de estas obras malísimas, por ejemplo, 50 sombras de Gray puedan tener éxito por diferentes motivos. El tiempo, que es quien decide, ha encumbrado a Lope de Vega o a Shakespeare y el tiempo decidirá qué libros de los que se publican hoy y tienen éxito merecen la pena permanecer en la memoria de la tradición literaria.

Por último, también hay libros que o no se publican o que se publican pero tienen poca repercusión que son muy buenos.

Semana.com: ¿Algún autor de bestsellers que le parezca admirable?

S. P:
Aquel o aquella que sabe conectar con los universales de la naturaleza humana. Aquellos escritores y escritoras que saben retratar su tiempo de forma fidedigna, o caricaturesca, y que saben conectar con muchos lectores y que, además, saben escribir con corrección literaria. No son tantos.
  
Semana.com: ¿Qué cree que es lo que los lectores buscan en sus libros?

S. P: Una combinación de entretenimiento y aprendizaje, una mezcla en la que se lo pasen realmente bien al tiempo que aprenden, sin esfuerzo, sobre diferentes épocas del mundo pasado.

Semana.com: ¿Qué cree que tenemos que aprender como colombianos de la historia y la cultura española?

S. P: A ver, cualquier país puede aprender de los aciertos y errores de otros. En España tenemos muchos errores históricos de los que se puede aprender, pero también algunos aciertos. La transición política o la resistencia al terrorismo son algo de lo que se puede aprender de la España de los últimos años. No soy quién para decir cuál es la forma mejor para conseguirlo, pero sí me permito desear que los dirigentes colombianos sepan y puedan encontrar la forma de conseguir una paz larga y duradera para su país.

Semana.com: ¿Cuál diría que fue el error histórico más importante de España en la conquista de América?

S. P:
Sin duda se cometieron muchas atrocidades, pero más allá de todo lo que se hizo mal (que para mí es menos de lo que hizo Inglaterra), lo que más me duele es que todavía la España de hoy día vive demasiado de espaldas a Colombia y el resto de América Latina. Se han hecho intentos y se siguen haciendo, como las becas de movilidad de estudiantes universitarios entre España y América, las reuniones de las cumbres iberoamericanas y otros foros de encuentro o la conexión cada vez más fuertes entre las reales academias de la lengua, pero aún estamos demasiado distantes los unos de los otros. La esperanza que tengo es que alguna vez aprendamos, sobre todo en España, a valorar lo maravilloso que es tener un continente tan enorme y tan diverso como América Latina con el que nos unen muchísimos lazos culturales.

Semana.com: ¿Cómo ha sido su relación con el público y los lectores colombianos?

S. P:
Muy buena. Excelente desde un principio. Colombia ha acogido mis novelas históricas o mis colecciones de relatos sobre historia de la literatura de forma magnífica siempre. He venido ya cuatro veces, con esta será la quinta, a Colombia y siempre recibo inmensas dosis de respeto y de cariño. Es muy emocionante para mí venir aquí.

Semana.com: ¿Tiene planes de escribir sobre América Latina o Colombia? ¿Qué eventos históricos de este continente lo apasionan?

S. P: Los tengo, sí, y espero aprovechar este nuevo viaje para documentarme de algunos aspectos específicos, pero permítame que no desvele el tema concreto o mis editores se enfadarían. Son muy de guardar el secreto hasta que la obra sale a la luz. Pero le confirmo que tengo interés en escribir una obra que pueda unir a España y Colombia.

Semana.com: ¿Cómo ve el futuro de la literatura?

S. P: Es una incógnita. Las nuevas tecnologías suponen un cambio de formato importante pero no sabemos si eso cambiará realmente la forma en la que la gente lee. Los jóvenes no leen menos, pero sí diferente. Leen muchos textos cortos y constantemente: tuits, mensajes de whatsapp, de Facebook, de correo electrónico, de miles de redes sociales, de páginas web, etc… pero menos textos más extensos. No está mal leer ahora diferente. Leer breve, saltando de un asunto a otro, que es lo que promueven las nuevas (ya no tan nuevas) tecnologías está bien y desarrolla competencias de inteligencia interesantes, pero es una lástima perder el desarrollo de la concentración, reflexión y recreación que textos más largos, como novelas, generan en la mente de un lector. Lo ideal sería hacer ver a los jóvenes que pueden leer como leen pero que lo combinen con textos extensos clásicos. Eso sería perfecto. En eso trabajo cada día que doy clase en la Universidad Jaume I de Castelló en España.

Semana.com: ¿Cuál es su método de investigación para preparar sus novelas? Manías, estrategias, trucos que tenga…

S. P: Documentarme en fuentes clásicas y modernas, en formato impreso o digital, en español, inglés u otros idiomas; también viajar y consultar a expertos. Me cuesta ponerme a escribir cada día. Con frecuencia saco a pasear a mi perra media hora o más y pienso en lo que voy a escribir. Es una especia de calentamiento mental. Al llegar a casa, dejo a la perra que se tumbe donde quiera y yo me pongo a escribir sin parar durante horas. Luego, al final de la sesión, procuro hacer un guion de lo que he de escribir al día siguiente. Eso me ayuda a que no me cueste tanto empezar. Si no lo hago, cuesta más, pero hay que ser disciplinado y hacerlo cada día. Sé que me cuesta porque cuando me pongo a pleno rendimiento alcanzo grados muy elevados de tensión y concentración. Escribir es un gran esfuerzo físico, pero tremendamente gratificante cuando sientes que lo has hecho y que ha salido razonablemente bien.

Semana.com: ¿Quién es su mayor influencia?


S. P:
Bebo de fuentes clásicas latinas o griegas como Plauto o Aristófanes, de la tradición literaria española del siglo de Oro, de la maravillosa literatura de América Latina del siglo XX y, desde luego, por mi formación como doctor en filología inglesa, de la literatura inglesa y norteamericana. Cervantes, Lope, Quevedo, Cortázar, Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Mastretta, Fielding, Jane Austen, Charlotte Brontë, Poe, Bécquer, Lorca… en fin una gran amalgama de autores influyen en mí. Y, como novelistas históricos, destacaría a Galdós, Graves o Sienkiewicz.

Semana.com: ¿Cuáles diría que son los detalles que más llaman la atención de su último libro, La Sangre de los Libros?


S. P: El hecho de que detrás de muchas grandes obras conocidas de la literatura universal hay historias sangrientas, misteriosas o enigmáticas. Lo que espero es que saber más de esas historias incremente el interés de los lectores por leer o releer a los grandes clásicos del canon literario de todos los tiempos.