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SOMOS GUERREROS

Una laureada película neozelandesa muestra, a través de un conflicto local, la descomposición de la sociedad contemporánea.

14 de julio de 1997

Director: Lee Tamahori Protagonistas: Temuera Robinson, Rena Owen, Anita Kerr-bell jake es un descendiente de esclavos que queda desempleado, pasa la mayor parte del tiempo ebrio, golpea a su mujer y maltrata a sus hijos. Con semejante argumento es difícil hacer una buena película y fácil caer en un panfleto cinematográfico. Lee Tamahori, director de comerciales neozelandés de 45 años, hizo lo difícil. Su primer filme, Somos guerreros, obtuvo el premio a la mejor opera prima en el festival de Venecia, así como el premio del público y el de mejor actriz en el Festival de Montreal. Somos guerreros no es una película entretenida. Se trata de un crudo testimonio sobre la cruel existencia de un conjunto de seres humanos acorralados. La cinta narra la historia de una familia de maoríes que viven marginados en una ciudad de Nueva Zelanda, y que al no lograr integrarse a la 'civilización' blanca, moderna y urbana, se ven obligados a llevar una vida desadaptada. En el primer tercio el filme parece naufragar como un simple documental de antropología urbana, salpicado con exóticas y perturbadoras imágenes de la colisión de dos culturas. Pero a medida que avanza la película se va imponiendo la carga dramática que arrastra hacia el colapso las vidas de sus protagonistas. En medio de un gran elenco, que logra asimilar muy bien la complejidad sicológica de sus personajes, sobresale la hermosísima Rena Owen en su papel de Beth, la sufrida esposa. El guionista de Somos guerreros opta por señalar un culpable de las desgracias de la familia. Infortunadamente esa decisión diluye el planteamiento más importante de la cinta: la denuncia de que la principal causa de la decadencia del género humano es el abuso del poder, sea que éste se ejerza desde la raza, el género, la riqueza o la fuerza.