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Un fusil que dispara música

Con 'La resistencia', César López se consolida como compositor y nos deja un testimonio estremecedor sobre la guerra en Colombia.

Juan Carlos Garay
14 de febrero de 2005

Uno de los instrumentos que ahora toca César López simboliza todo el sentido de su obra reciente. Se trata de un híbrido de fabricación casera, a la manera de los exóticos instrumentos de Les Luthiers (el 'latín' es un violín de lata; el 'lirodoro', una lira hecha con un aro de excusado), sólo que éste viene de un contexto menos gracioso.

Se llama escopetarra. En su forma original fue entregada por un ex combatiente durante una campaña de desarme el año pasado. Luego la tomó César López, le quitó el gatillo, desarticuló el cañón, le agregó cuerdas y clavijas y la convirtió en un instrumento que sólo dispara notas musicales. Cuando le pregunté qué siente al tocarlo sobre un escenario, su respuesta fue menos técnica que existencial: "Es una carga de verdad muy fuerte porque es una guitarra que ha matado gente".

Allí precisamente está el sentido de lo que hace: ha logrado transformar la fuerza de la guerra en energía para el arte, pasar de la destrucción a la construcción. Con la escopetarra y otros instrumentos más convencionales, López grabó el que hasta ahora es su disco más radical: una obra de carácter sinfónico que se extiende durante más de 50 minutos sin pausa, incluye un poema estremecedor de Juan Manuel Roca, los desvaríos rítmicos de un rapero y la alternancia de sonidos folclóricos, clásicos y electrónicos.

El tema central es el conflicto armado en Colombia y, en particular, la posibilidad de resistencia pacífica que ha venido gestándose desde hace unos años. "A mí me emocionó mucho la historia de un pueblo al que llegaron a secuestrar al alcalde, y los habitantes se unieron y salieron a impedir que se lo llevaran", comenta el compositor. De hecho, el eje del disco son las voces de esos artífices de paz, campesinos que narran su experiencia (en grabaciones recogidas en Cauca, Cundinamarca, Santander y el sur de Bolívar) y de paso proporcionan los momentos más escalofriantes de todo el álbum.

Un disco entero dedicado a un tema tan crucial difícilmente puede ser comercial. A la gente no le gusta que le recuerden episodios tristes, y si el recuerdo viene acompañado de una música tan emotiva, la carga dramática es mayor. Pero con La resistencia, César López ha logrado ubicarse a la par de otros artistas que en el mundo han buscado transformar la tragedia en esperanza. Inevitablemente, uno tiende a compararla con una obra de Steve Reich llamada Different trains, que se basa en testimonios de los sobrevivientes del holocausto nazi. En ambos casos, la música tiene el poder de hacernos sentir allí, en el escenario de la guerra. En eso consisten su peso y su gloria.

Siguiendo la trayectoria de César López desde la aparición de aquellos dos volúmenes titulados Alas de Prueba, uno se siente orgulloso. Esos primeros álbumes estaban repletos de estampas finísimas, melodías donde el compositor ensayaba a alzar vuelo y lograba emocionarnos por instantes con sus ecos de bambuco o sus aires de tango. Este nuevo disco es un vuelo más largo: ya han quedado atrás las referencias a otras músicas y ahora despliega un estilo propio a la par con una preocupación sincera. Como el buen cuentista que de pronto sorprende con una estupenda novela.

Hacia la mitad del disco, un campesino reflexiona: "A veces el ruido de los fusiles no nos deja hablar". López nos muestra la tragedia pero también el paliativo porque mientras este hombre habla, suena de fondo la escopetarra, el único fusil que permite la expresión y que no hiere a nadie.

Vea más información en www.cesarlopez.org