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Un triste payaso

El Teatro Taller de Colombia presenta una adaptación de la opera "I Pagliacci ", del italiano Ruggiero Leoncavallo.

7 de septiembre de 1992

SENTADO SOBRE el asfalto de una calle cualquiera. Borracho y con la ropa hecha pedazos. Su única compañía: una máquina de escribir que utiliza para contar su historia...
La historia de Canio, el payaso de circo que se enamoró de una trapecista y, al sentirse traicionado, la mató en la mitad del escenario. Desde ese momento las luces del circo se apagaron, y Canio comenzó a deambular por el mundo... con sus recuerdos.
Es la historia de "I Pagliacci ", la ópera del italiano Ruggiero Leoncavallo, escrita en 1892. Un siglo después, el grupo Teatro Taller de Colombia decidió adaptarla y actualmente la presenta en su sede del barrio La Candelaria, de Bogotá. El eje central de la trama sigue siendo el mismo, pero acompañado de un elemento adicional: la problemática colombiana.
Por esto la obra se sitúa en un contexto histórico específico: el final de los años 40, cuando, a raíz de la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, nació en el país una violencia de la cual aún quedan los peores rezagos. "Payaso" refleja realidades dolorosas a través de diversos personajes. Los anarquistas, los desaparecidos, los solitarios, los muertos anónimos que aparecen a diario en la ciudad.
Para realizar estas "pinceladas" de realidad se usaron textos de Juan Manuel Roca, Carlos Pizarro y Julio Daniel Chaparro, entre otros. El propósito es hacer reflexionar al público. Pero esta es una intención que se queda sólo en eso. El grupo se centró tanto en crear un verdadero espectáculo circense, con magia y malabares incluidos, que descuidó los elementos relacionados con el país. Estas "pinceladas" colombianas terminaron apenas en "retazos" que aparecen sueltos y sin coherencia con la historia central.
La obra termina sin colmar las expectativas del público, que va guiado por el interés de ver la adaptación de una ópera clásica combinada con la realidad de un país en crisis. El espectador espera algo más de lo que "Payaso" presenta. Y después de dos horas, cuando los artistas desaparecen y se oyen los aplausos, el público sigue esperando... algo más.