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Yann Tiersen. | Foto: Archivo particular

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“La música de Amélie no tiene nada que ver con París”: Yann Tiersen

El compositor de la banda sonora de la película habló con Semana.com sobre su música y la revolución anticapitalista que promueve.

14 de noviembre de 2016

Para alejarse del capitalismo que tanto detesta, el compositor Yann Tiersen se radicó en la Isla de Ouessant, ubicada a una hora y media de las costas de Bretaña, Francia, en la parte sur del Canal de la Mancha. El lugar y sus costumbres lo han inspirado por años, pero en este trabajo lleva a sus seguidores más allá de la música. Esto le contó a Semana.com sobre este nuevo esfuerzo, sus intenciones y temores tanto políticos como ambientalistas.

Semana.com: EUSA es su trabajo más reciente, ¿cómo describe usted esta producción y qué quiso transmitir con ella?

Yann Tiersen: Partí de una idea básica: grabar piezas sobre el lugar donde vivo.
Escogí diez lugares, los visité, los escuché, los grabé y los dibujé. También compuse música para piano y la grabé. El resultado es EUSA, una producción que integra esas diez locaciones, esas diez grabaciones locales, esas diez partituras y esas diez pistas musicales.

Quise compartir con el mundo el lugar donde vivo, su ecosistema y su medio ambiente, como mi manera de empezar una especie de revolución. Es obvio que la ola política global no es sostenible, y todos debemos volver a compartir, y miles de pequeñas voces sumándose pueden hacer una diferencia.

Semana.com: ¿Dónde vive y dónde compone?

Y.T.: Vivo en la isla Ouessant (en francés, Eusa en bretón) de ocho kilómetros por cuatro kilómetros, en la que viven 800 personas, y queda a una hora y media de tierra firme.

Semana.com: Usted ha compuesto para grabaciones propias y también para películas. ¿Cambia esto la experiencia del músico?

Yann Tiersen: De hecho, es más preciso decir que mi música ha sido utilizado en películas, pues solo he compuesto una banda sonora original para la película de ficción ‘Good Bye Lenin’, y una banda sonora original para el documental ‘Tabarly’, sobre un marinero y regatista francés. De resto, han sido pistas y música extraída de mis trabajos previos.

Semana.com: En Colombia se le recuerda mucho por la música de Le Fabuleux Destin d’Amélie Poulain, ¿eso le molesta o ha sido positivo para usted?

Y.T.: Es ambas cosas. Antes que nada, aclaro que la música fue escrita y grabada seis años antes de la película, es decir que no tiene nada que ver con la cinta ni con el argumento de la historia. Esa música hace parte de mis álbumes, que también expresan mi relación con la isla en la que vivo.

Ahora, el éxito masivo y global de la película llevó a millones de personas a conocer mis primeros álbumes y eso es positivo. La parte mala de esto es que, como dije, la música no está relacionada con la cinta.  No tiene nada que ver con París. De hecho, no puede ser más alejada del folklore parisino. Y me llegó a impactar y desagradar el saber que mi música pudiera quedar asociada a ese imaginario.

Semana.com: Usted sabe que la música de Amelie no fue ideada para la película, y menos para París, pero el cine y el mundo se encargaron de asociarlas. ¿Solo usted hace esa diferencia?

Y.T.: Solo sé que yo estoy luchando con todo mi ser y con toda mi música contra lo que París representa. Esta idea de ciudades grandes no está en mi música. Mi música es el campo. Y creo que se puede sentir. Me gustaría pensar que gente no asocia la música a la ciudad sino al efecto de las memorias, a la historia de amor, pero algunos pueden caer en eso y cometer ese terrible error.

Semana.com: ¿Vive en medio de la naturaleza porque reconoce un gran pecado en las grandes urbes?

Y.T.: Creo que las grandes ciudades son templos del capitalismo, y este sistema está destruyendo el mundo. Las urbes representan simbólicamente esa cultura del intercambio, y yo estoy del otro lado.

Semana.com: Algunos críticos asocian su música al movimiento minimalista, ¿que reacción le genera?

Y.T.: La verdad no creo en rótulos, están hechos para vender cosas, para empaquetarlos. Soy un músico, no me levanto en la mañana pensando en que soy minimalista o algo distinto. Yo no diría algo así.

Semana.com: ¿Qué personas o artistas lo inspiran?

Y.T.: Soy un seguidor fanático del filósofo y ecologista noruego Arne Naess (el padre de la ‘Ecología profunda’).

Semana.com: Donald Trump acaba de ganar la presidencia en Estados Unidos y pronto hay elecciones en Francia. Pareciera que la derecha extrema puede subir al poder. ¿Se involucra usted? ¿Le importa?

Y.T.: Claro que ejerzo mi derecho al voto y me importa. Como dije anteriormente, necesitamos una revolución, necesitamos destruir este ‘puto’ sistema global capitalista. No es sostenible. Cada quien debe enfocarse en cuidar su rincón del planeta, centrarse en los recursos naturales de sus lugares, sus ecosistemas. No podemos contar con personas como Trump. Es un tipo horrible. No es un político, es un imbécil, y no puedo ni siquiera imaginar votar por alguien como él que es un racista. Temo por el planeta, estamos haciendo lo contrario a lo que se necesita. Las noticias son terribles.