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CONNORS: DE NUEVO CUESTA ABAJO

Wimbledon volvió a consagrar a McEnroe como el número uno del tenis

8 de agosto de 1983

Para Jimmy Connors, Wimbledon fue algo así como el brusco despertar de un extraño pero hermoso sueño. Y los seguidores del tenis, que se asombraron con su resurrección ocurrida el año anterior, están ahora sorprendidos por las inesperadas derrotas que lo dejaron afuera de los torneos de Rolland Garros y Wimbledon, donde Connors era el primer preclasificado y el máximo favorito para imponerse. Opacado a lo largo de la era Borg, parecía condenado a un lento pero inevitable ocaso. McEnroe le dijo "basta" a Borg en 1981, se convirtió en el número uno del mundo y un año más tarde el deshauciado Connors desalojó a McEnroe del primer lugar ante la sorpresa de quienes se preparaban para asistir a la pugna entre McEnroe, el joven rey, y Lendl, Clerc y el resto de las "vedettes" de la nueva generación.
Connors ganó en Wimbledon y en Flushing Meadows, los dos torneos más importantes, y con sus 30 años de edad se convirtió en la notable excepción que desbarató la primacía de los niños prodigio que habían impuesto su ley desde la aparición de Borg.
1983 se inició con un Connors protagonizando el papel de indiscutible "number one" . Llegó como favorito a los grandes torneos, pero seis meses más tarde las cosas han cambiado. Connors ha dejado de ser invencible tras sus derrotas inesperadas ante los desconocidos Roger-Vasslin y Curren en Rolland Garros y Wimbledon.
Todavía falta espera hasta septiembre para conocer al ganador del Flushing Meadows; pero todo parece indicar que nuevamente McEnroe, el campeón de Wimbledon, ha recuperado la supremacía mundial tras su poco convincente campaña del 82. Sin embargo, su reinado está aún muy lejos de confirmarse definitivamente. Aunque ya logró dejar atrás la época en que no podía ganarle nunca a Lendl y sus temibles rivales argentinos Clerc y Vilas están pasando malos ratos en los grandes torneos, también es cierto que resulta muy aventurado creer que Connors dejará de ser un temible rival. Fuera de eso, la ascendente carrera de jóvenes tenistas como Noah o el mismo Wilander son un peligro latente para McEnroe, quien deberá cuidar con mucho celo su nuevo trono del tenis, que desde el retiro de Borg ha estado en manos de reyes débiles, acosados por demasiados aspirantes a usurparlo.