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El triste caso de una gimnasta que ahora es prostituta de lujo

La joven de 25 años fue descubierta en un catálogo en donde se describía su escultural cuerpo.

17 de septiembre de 2012

Una gimnasta olímpica es la protagonista de una historia que hoy provoca tristeza en el mundo del deporte. Después de triunfar en las competiciones de alto nivel es ahora una prostituta de lujo que los clientes buscan por su escultural cuerpo.
 
Se trata de la rumana Florica Leonida, exgimnasta de alto nivel (que entre otros logros fue plata en el Mundial 2003 y en el Europeo 2006, así como cuádruple medallista -un oro y tres platas- en el Mundial Junior de 2002), quien dejó la competición deportiva en 2007 y, hoy en día, a sus 25 años, "ejerce la prostitución de lujo en Alemania, adonde se trasladó, supuestamente, a trabajar en un gimnasio", según informa el diario Sport de Barcelona.
 
La revelación fue hecha por el diario alemán Bild Zeitung, que explica que Florica tenía engañada a su familia a la que le decía que trabajaba en una academia como entrenadora de gimnastas. Sin embargo, la realidad era y es muy diferente. Alguien vio sus fotografías en un catálogo alemán de venta de servicios relacionados con el sexo, en el que la gimnasta era descrita como "muy atlética" y un "parque de diversión erótica".
 
El Sport cuenta que los medios rumanos hicieron eco de la noticia rápidamente y ésta ya ha llegado a los oídos de la familia de la exgimnasta. Su padre asegura que sienten "mucha vergüenza" y que por este motivo hasta podrían abandonar el país para irse a vivir a Canadá, donde reside un hermano suyo.
 
Florica, por su parte, se negó a hacer declaraciones al respecto limitándose a decir que estaba de vacaciones con su compañero cuando la prensa le inquirió sobre el tema.
 
Los medios rumanos cuentan que la exgimnasta pasó por graves dificultades económicas cuando llegó a la ciudad alemana de Ingolstadt en 2008 (la echaron de la casa donde vivía por falta de pago) y que eso la indujo a dedicarse a la prostitución para ganarse la vida.
 
Al parecer, estaba tan apurada que no tuvo más remedio que aceptar una oferta para trabajar en un burdel donde estaba empleado un exnovio suyo, comenzando así su primera actividad en el mundo de la prostitución.