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LA HAZAÑA DE GUERRERO

El segundo lugar del colombiano en las 500 millas de Indianapolis. -confirma sus aptitudes como piloto

2 de julio de 1984

En una excelente demostración de sus aptitudes, el piloto colombiano Roberto José Guerrero se clasificó segundo en las 500 millas de Indianápolis, la prueba automovilística más importante de los Estados Unidos. Echando por tierra los argumentos de quienes lo atacaron luego de su poca afortunada incursión en el mundo de la Fórmula 1, Guerrero mostró en Indianápolis que es un piloto a la altura de los mejores y que, al mando de una máquina competitiva es capaz de desempeñarse como lo hizo el pasado 27 de mayo. La hazaña de Guerrero, sumada a la victoria de Mauricio De Narváez en Sebring hacen del automovilismo el otro deporte bandera de Colombia. En ninguna otra actividad deportiva se han obtenido actuaciones tan resonantes en lo que va corrido del año. La proeza de Guerrero, lograda en épocas de pleno furor ciclístico, se suma, en menos de un año, a los triunfos de Mauricio De Narváez, cuarto en las 24 horas de Le Mans y primero en las 12 horas de Sebring.
Indianápolis 1984 significa para Guerrero algo más que un triunfo. Es la mejor respuesta que le podía dar a sus detractores, es una prueba contundente de sus condiciones como piloto y significa comenzar con pie derecho su historia en esta competencia, en la que, en calidad de novato, derrotó a veteranos ya consagrados e incluso al ex campeón mundial de Fórmula 1, Mario Andretti.
En este momento, Roberto José Guerrero y Mauricio De Narváez son los principales protagonistas del año deportivo en Colombia. Aunque sus actuaciones no ocupan tanto espacio como las de los ciclistas y sus nombres le dicen mucho menos a la gente que los de un Luis Herrera o un Fabio Parra, estos últimos tendrán que hacer algo realmente espectacular en las carreteras europeas o en los juegos olimpicos para equiparse con los dos grandes del automovilismo colombiano.
Guerrero, el único piloto colombiano que ha llegado a la Fórmula 1, parecía condenado a un inevitable olvido tras su frustrado intento de consolidarse en la categoría "reina" del automovilismo. Respaldado por un equipo artesanal, Si se le compara con las escuderías que triunfan en la Fórmula 1, Guerrero tuvo en las fallas mecánicas de su coche a su peor enemigo. En las pruebas de clasificación de los grandes premios siempre dejaba latente una esperanza entre los aficionados, que al día siguiente la veían morir generalmente por. fallas mecánicas que obligaban a Guerrero a abandonar la pista. Los intentos de sus patrocinadores por incluírlo en equipos como Lotus o Brabham no se concretaron y Guerrero decidió probar suerte en los Estados Unidos. Para muchos, esta "degradación" del piloto significaba que Guerrero reconocía tácitamente su fracaso. Sin embargo, su hazaña en Indianápolis, una prueba más rápida y difícil que cualquier gran premio de Fórmula 1, lo reivindicó ante quienes dudaban de sus verdaderas aptitudes y parece darle la razón al pequeño puñado de defensores que lo han apoyado moral o económicamente.
El futuro de Guerrero se ha despejado nuevamente. Este segundo lugar en Indianápolis será su mejor carta de presentación durante mucho tiempo. Es muy posible que su futuro vuelva a estar en la Fórmula 1, donde seguramente estarán echando de menos a la joven promesa colombiana que en 1982 y 1983 le arrancó elogios a pilotos consagrados como Nicki Lauda. Por ahora, su debut en los Estados Unidos está más que justificado. Guerrero ha demostrado ser uno de los principales deportistas colombianos del momento, en un año que ha sido muy bueno en resultados para el deporte colombiano.