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LA VENGANZA ES DULCE

Las Copas Europeas de Clubes se quedaron en los países nórdicos.

27 de junio de 1983

Los alemanes, los belgas y los escoceses terminaron su actuación en el pasado Mundial con la mirada clavada en el piso. Escocia pagó caro un error de su defensa ante la Unión Soviética y quedó eliminada. La semana siguiente fue la de Pasión para los belgas, que fueron aplastados por Polonia y la URSS. Y en la final Italia bailó a Alemania, un equipo que fue subcampeón gracias a su buena suerte. Pero las cosas fueron a otro precio para estos países en las Copas europeas de Clubes.
El once de mayo se jugó la final de la "Copa de ganadores de Copa". El Real Madrid de España era el favorito ante los escoceses del Aberdeen. Sin embargo, un remate de Black y un cabezazo de Hewitt acabaron con las pretensiones del equipo español. Los británicos pudieron desquitarse de los malos ratos que pasaron en España, cuando su equipo eliminado y sus hinchas sufrieron el rigor de la "mili" que no podía soportar los ritos y los cantos escoceses. Aberdeen fue campeón y en sus filas estaban varios de los seleccionados de Escocia que salieron de España con la cabeza agachada. Aberdeen llegó a la final luego de dejar en el camino a equipos de gran tradicion como el Bayern Munich de Rummenigge. El espectacular triunfo de los escoceses vuelve a ratificar una vez más que los británicos se las arreglan muy bien a nivel de clubes pero sufren lo indecible con sus selecciones nacionales. La derrota del Real Madrid fue un duro golpe para tradición ganadora del club español.
En la Copa de la UEFA, que juegan los equipos que resultan subcampeones o terceros en los distintos campeonatos nacionales, el Anderlecht de Bélgica resultó campeón ante los favoritos del Benfica de Portugal. En el primer partido ganaron en Bruselas uno a cero y en Lisboa, donde se creía que los portugueses iban a golear, el partido terminó empatado a un gol.
Este es el tercer título europeo que ha ganado el Anderlecht, campeon de la Copa de ganadores de Copa en 1976 y 1978.
En Atenas, cuna de la civilización occidental y sede de la final de la pasada Copa de Europa, se comprobó que la venganza es dulce y en este caso supo a pastel de manzana y a vino del Rhin. El Hamburger SV y la Juventus de Turín se enfrentaron en la final, un partido que tenía la particularidad de enfrentar a dos equipos de los países que disputaron la final de España 82.
Uno de estos equipos, la Juventus, incluía en sus filas a seis finalistas de la Squadra Azzurra que bailó a Alemania, mientras que el Hamburgo se prensentó con Kaltz y Hrubesh, humillados por Italia en Madrid. Esta vez ganaron los alemanes. Y la venganza fue especialmente dulce para el autor del único gol de partido, Félix Magath, quien fue excluido de la línea titular por el entrenador Derwall el pasado mundial. La Juventus, el equipo de la FIAT y los "dueños del balón" en Italia, realizó una pobre presentación. Rossi fracasó y fue reemplazado por Marochino. El desorden fue total en sus filás a pesar del esfuerzo del francés Platini y de Roberto Bettega por organizar los ataques de la Juventus mientras que el Hamburgo se defendía sin problemas. Los alemanes, con esta victoria del Hamburgo, recuperaron el trofeo que Bayern Munich había ganado tres veces seguidas y que en los últimos seis años se lo turnaron los ingleses del Aston Villa, Nottingham Forest y Liverpool, el equipo del que se salvaron esta vez los finalistas, tras su prematura eliminación ante los oscuros polacos de Widzew Lodz.
Mayo fue el mes de los desquites. Los escoceses humillaron a esos españoles que golpearon a sus hinchas por hacer escándalos en Andalucía y por celebrar sus goles levantándose la falda delante de todo el mundo. Los belgas pudieron celebrar algo más que un par de victorias ante Argentina y El Salvador por la mínima diferencia. Y los alemanes le quitaron de la boca el grito de victoria a los ruidosos hinchas italianos de Turín. El fútbol europeo cerró así una temporada más, en la que los ingleses resignaron una tradición y tres equipos de tres naciones cambiaron el amargo cáliz de la derrota por la dulce miel de la venganza.