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| Foto: Archivo particular.

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La victoria de Esteban Chaves se volvió una pelea política

Bastó un sarcástico saludo del ciclista bogotano para el alcalde Enrique Peñalosa para que se presentará toda una disputa entre el Distrito y la oposición.

21 de mayo de 2016

Usualmente, las victorias de los ciclistas colombianos son motivo de reunión y alegría para sus compatriotas. Más aún si se logran en una de las grandes competencias del tour como lo es el Giro de Italia. Esta vez, fue el bogotano Esteban Chaves el que sacó la cara por los escarabajos al llevarse la etapa 14, la más complicada, de la carrera por el país itálico.

Chaves volvió a mostrar su capacidad de resilencia para soportar un recorrido de seis horas con varias subidas, para al final atacar en el momento justo para llevarse un primer puesto histórico y alcanzar el tercer puesto en la tabla general. Hasta ahí todo era alegría y orgullo para los seguidores del ciclismo, pero todo cambió con un saludo. Un guiño que durante la jornada del sábado tomó connotaciones políticas.

Décadas atrás, cada que un ciclista colombiano lograba una hazaña saludaba primero a sus patrocinadores, luego a sus padres y finalizaba con su equipo y seguidores. Pero los tiempos han cambiado, para el ciclismo nacional. Esteban Chaves aprovechó los micrófonos de los periodistas colombianos para apuntar los cañones contra el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa.

“Enviarle un saludo muy grande al alcalde de Bogotá que lastimosamente no dejó que la Vuelta Colombia llegará a Bogotá este año y, lastimosamente, la Capital no tiene un equipo de ciclismo. Entonces un saludo para él”, dijo Chaves con esa sonrisa que hipnotiza y que con esa frescura que lo caracteriza.

El saludo de Chaves se convirtió, como era de esperarse, en una nueva lanza de batalla para los opositores de la Administración Peñalosa. En redes sociales, el asunto se convirtió en un nuevo viral y todo desencadenó en una andanada de versiones y contra versiones que, paradójicamente, hicieron que la histórica victoria pasará a un segundo plano.

Orlando Molano, director de Instituto de Recreación y Deporte (IDRD) recogió el guante y explicó las razones por las que Bogotá no acogerá este año la Vuelta a Colombia. El funcionario aseguró que “la Federación Colombiana de Ciclismo (Fedeciclismo) solicitó 1.500 millones de pesos para que la competición pasará por la capital”. Señaló, además, que aunque el Distrito apoya el ciclismo, no cuenta con el presupuesto necesario.

Minutos después, Fedeciclismo emitió un comunicado en el que aseguró que "jamás la Federación Colombiana de Ciclismo ha pedido 1.500 millones de pesos para que la Vuelta a Colombia pase por Bogotá”. José Ovidio González señaló que se hizo la misma oferta que el año anterior, cuando el alcalde era Gustavo Petro.

El año anterior la oferta fue, según Fedeciclismo, “por 700 millones de pesos, donde la Vuelta salió de Bogotá hacía Medellín y en la que luego de una negociación con la Alcaldía del Señor Gustavo Petro se llegó a un acuerdo de $200 millones gracias al apoyo del Gobierno Nacional”.

Para completar el cruce de versiones, el senador de Cambio Radical, Carlos Fernando Galán, utilizó su cuenta en Twitter para denunciar que “después de que el presidente de Federación le pidió 700 millones a Bogotá, terminó llevando la Vuelta a Tunja por 40 millones”. Este señalamiento no ha tenido respuesta de Fedeciclismo.

De acuerdo con lo que informó la Fedeciclismo, el recorrido se modificará entre Ibagué y Bogotá y ahora “llegará a Cota pasando por Mosquera, Funza y la glorieta de Siberia. Por su parte, el circuito final programado en el Parque Simón Bolívar, se cambiará por una etapa en línea entre Sopó – Chocontá – Villapinzón-Ventaquemada y Tunja, con desenlace en el circuito que albergó los pasados campeonatos nacionales de ruta”.

Lo cierto es que, como pocas veces, el país no habló de la forma cómo el ‘Chavito’ atacó en el último kilómetro para ganar la etapa o cómo hizo Darwin Atapuma, ciclista pastuso, para soportar una fuga en solitario por más de 40 Km. Esta vez, las felicitaciones se diluyeron en una contienda política que no desaprovecha ningún episodio para atizar las diferencias.