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Realidad o espejismo

Acaba de ganar la Copa Intercontinental de clubes, tiene la mejor nómina del mundo pero, aún así, el Real Madrid sigue sin convencer a los seguidores del fútbol.

7 de diciembre de 2002

Hace mucho tiempo no se veia una final de una Copa Intercontinental de clubes tan desigual. Real Madrid llegó a Tokio como el gran favorito y, sin mayor sorpresa, cumplió con esa expectativa al sobrepasar dos goles por cero a Olimpia de Paraguay. Pudieron ser más goles, así dijo la prensa internacional, pero también se ha dicho lo mismo de los partidos del Real en la liga española: el Madrid mereció mejor suerte y cuando gana, muchas veces, queda un mal sabor. Sí, obviamente, el equipo era el gran favorito de la final de la Intercontinental pues cuenta con una nómina que cualquier técnico envidiaría: Ronaldo, Figo, Zidane, Roberto Carlos, Raúl, McManaman, Cambiasso, entre otros, pero para muchos que han seguido el recorrido de este dream team la sensación de que este es, de lejos, el mejor equipo del mundo, está muy en duda.

Basta mirar la actual tabla de posiciones en la liga española, que comanda la Real Sociedad con 26 puntos (al cierre de esta edición). Allí el equipo dirigido por Vicente del Bosque aparece en una modesta séptima posición, a ocho puntos del líder. Además los mismos hinchas han notado que el rendimiento no ha sido el ideal a pesar de la camada de figuras que están sus filas. Ronaldo, si bien anotó el primer gol de la final, sigue sin demostrar su talento y en repetidas ocasiones ha tenido que ser reemplazado. Figo tiene destellos pero hace tiempo dejó de ser la gran figura de los partidos. Zidane, el talentoso volante de armado de la selección francesa, también ha tenido que ver desde el banco algunos juegos para dar paso al argentino Santiago 'el indiecito' Solari.

Los hinchas extrañan a Fernando Morientes, un jugador de la casa que, ni siquiera cuando Ronaldo está en bajo nivel, ha tenido seguro su ingreso al campo de juego. Así sucedió en el clásico frente a Barcelona. El brasileño ni siquiera jugó, pero Del Bosque optó por jugar sólo con Raúl en la parte ofensiva y a la hora de las variantes Morientes, uno de los más consentidos por la afición, no apareció por ningún lado. Este punto, por ejemplo, ha sido uno de los más cuestionados por los seguidores madridistas y más si se sabe que el atacante fue titular con su selección en el pasado Mundial de Fútbol de Corea y Japón.

Si bien es temprano augurar cómo cambiará el rendimiento del Madrid de aquí al final de la liga pues apenas se han jugado 12 partidos, la figura del dream team parece estar pesando a los jugadores. El propio Jorge Valdano, vieja gloria del equipo merengue en la década de los 80 y uno de los dirigentes del club, ha dicho que el tiempo de acoplamiento se acabó y que ya es hora de que el Madrid juegue como el público espera. "Ronaldo tiene a Roberto Carlos por la izquierda, a Figo por la derecha, a Raúl acompañándolo, y a Zidane surtiéndole balones. No hay disculpas para no dar lo que la gente espera", dijo hace poco en declaraciones a la televisión española.

El Real Madrid ha puesto a pensar a los seguidores del fútbol mundial acerca de qué tan eficaces resultan los equipos armados a punta de chequera. El Madrid no es el único ejemplo. En Italia el caso del Inter de Milán es similar. Desde hace casi una década han desfilado por ese club figuras de la talla del propio Ronaldo (un absoluto fiasco), varios de los mejores jugadores de Turquía, los argentinos Simeone, Zanetti y ahora Crespo, y sin embargo, como se dice en el argot, no han ganado nada. En cambio equipos como el Milan y la Juventus, que cuentan con estrellas internacionales pero basan su columna vertebral en jugadores de la casa, han tenido mucho más éxito. De hecho, el consagrado Real Madrid de finales de la década anterior basó la mayor parte de sus éxitos en el rendimiento de Hierro, Helguera, Michel Salgado, Guti y Raúl, jugadores de la casa, a quienes apoyaron unos pocos pero muy rendidores y persistentes extranjeros (Makelele, Mijatovic, Roberto Carlos). Como contraste está el Barcelona, un club que en los últimos años se dedicó a reclutar jugadores de Holanda, Brasil y ahora Argentina, sin ningún éxito, para darse cuenta de que el verdadero motor del equipo es un catalán de apellido Puyol.

Claro, esta no es una norma. Equipos como el Arsenal inglés, considerado como uno de los mejores del mundo, le deben por lo menos 80 por ciento de su potencial a la legión francesa que encabezan Henry, Vieira y Pires. Sin embargo este es un club que le ha apostado durante varias temporadas a una formación estable que recién a mediados de este año por fin pudo arrebatarle el título de la liga inglesa al hasta entonces invencible Manchester United que, a su vez, ha comenzado a flaquear desde que decidió cambiar la base de jugadores que lo llevó a la gloria por estrellas internacionales como Laurent Blanc y Juan Sebastián Verón, que no han cumplido con las expectativas.

Real Madrid por ahora celebra. Pero celebra un título desvalorizado para los europeos, pues para nadie es un secreto que en los equipos de Suramérica juega un porcentaje muy bajo de las principales estrellas del continente. El tiempo dirá si este experimento de reclutar a los mejores jugadores del mundo le dará frutos al Real Madrid o si este es sólo un espejismo.