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ADIOS KEY BISCAYNE

Inversiones en los Estados Unidos podrían sufrir nuevos gravámenes.

21 de marzo de 1983

De unos diez años para acá, la construcción de todo tipo de condominios en el camino que va desde Miami a los cayos y en las pequeñas poblaciones al norte de Miami, ha tenido gran incremento.
La demanda de propiedad raíz por parte de los latinoamericanos fue determinante fundamental de este auge. Brasileños, mexicanos y argentinos han ido desapareciendo del negocio. La crisis en la que se hallan sumidas sus economías, con la consecuente devaluación de sus monedas, hizo que muchos de ellos vendieran sus propiedades, a precios insignificantes, ante la imposibilidad de pagar las cuotas que aún debían. Esto fue el comienzo del fin del auge de la finca raíz de una ciudad que, aunque los americanos se empeñan en negarlo, depende estrechamente de la situación económica de los países latinoamericanos. De éstos tan sólo han ido quedando los colombianos, dueños -dicen algunos- de una moneda ficticiamente estable.
Pero ahora, probablemente los colombianos también iniciarán su retirada, o al menos reducirán su nivel de compras. La causa: una nueva medida del gobierno americano que obliga a los extranjeros a declarar aquellas propiedades que tengan un valor superior a US$ 50.000 y a pagar impuestos de ganancia ocasional sobre valorización o venta. Esto es un golpe duro, ya que uno de los grandes incentivos para la inversión en La Florida era su estructura de paraíso fiscal.
Con esta medida, dicen los banqueros americanos, el gobierno de Reagan busca controlar la evasión fiscal de americanos que utilizaban como testaferros a los extranjeros, como también la de los propios extranjeros, dueños muchas veces de inmensos capitales libres de toda carga fiscal. Con esto, los capitales fugados de Latinoamérica comienzan a ayudar a cubrir el gigantesco déficit fiscal norteamericano.
Por otra parte, se supo que el gobierno federal está estudiando la posibilidad de obligar a declarar los depósitos a término que tengan los extranjeros en bancos de los Estados Unidos. Una medida en este sentido afectaría también a numerosos colombianos que tienen considerables sumas de dinero depositadas en bancos de la Florida.
Si las políticas siguen el rumbo que han venido tomando, para los colombianos el sol se irá de La Florida.