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APUESTA DIFICIL

De la decisión que tome esta semana la Reserva Federal sobre las tasas de interés dependerá <BR>el futuro de la economía mundial.

1 de noviembre de 1999

En octubre de 1998 los mercados financieros mundiales se encontraban al borde del colapso.
Las monedas de los países emergentes caían rápidamente frente al dólar y las bolsas mundiales presentaban
descensos superiores a 20 por ciento. Todo esto en un ambiente de recesión mundial que hacía presagiar una
inminente quiebra de bancos y fondos de inversión alrededor del mundo. Para muchos expertos se estaba ad
portas de una crisis financiera global sin precedentes.
Con el fin de contrarrestar esos temores la Reserva Federal de Estados Unidos _liderada por su presidente,
Alan Greenspan_ decidió reducir las tasas de interés de ese país, buscando incrementar la liquidez
internacional. En tres meses la tasa de corto plazo tuvo un declive de 0,75 por ciento y el mundo se salvó de
una depresión de proporciones catastróficas.

¿Y ahora que?
Paradójicamente la alabada reducción de las tasas tiene ahora en ascuas a los especialistas. Muchos
temen que esta política haya incrementado la especulación en la Bolsa de Nueva York, llevando a lo que es
hoy por hoy _según The Economist_ el mayor riesgo para la economía global: el creciente déficit del sector
privado de ese país, que por primera vez en 50 años está por encima de 5 por ciento del PIB. En tales
condiciones un derrumbe de la bolsa sería catastrófico.
De ahí que ahora todo el mundo tenga el ojo puesto en lo que hará la Reserva Federal en la reunión que
sostendrá este martes 5 de octubre. Dependiendo de lo que decida el Banco Central estadounidense ese día
los pronósticos de la economía mundial podrían cambiar dramáticamente.
La Reserva Federal tiene tres opciones. La primera es continuar con la política de aumento de tasas de interés
que ha marcado las dos últimas reuniones y que es sustentada por aquellos que creen que la inflación de
precios al consumidor no puede ser el único parámetro para decidir sobre la política monetaria. Según
ellos, hay que incorporar también los precios de los cada vez más especulados activos financieros de la
economía estadounidense, que incluyen, por supuesto, las acciones transadas en Nueva York. En su
opinión el Dow Jones está sobrevalorado, y eso es suficiente para justificar un aumento de tasas con miras
a desinflar una bolsa que consideran completamente especulada.
Otra opción que tiene la Reserva es bajar sus tasas de referencia. A juzgar por sus últimas actuaciones y por
los recientes signos de recuperación de la economía mundial esta opción está descartada. Casi todos los
expertos consideran, en efecto, que podría poner en serio peligro la estabilidad de la economía mundial.
Finalmente está la posición neutral, que consiste en no modificar las tasas actuales. Es la más probable,
según los analistas, y la que ha jalonado las expectativas de la bolsa norteamericana en los últimos días.
Después de que el Dow Jones bajara 6 por ciento en 15 días por las expectativas de un aumento en las
tasas se ha estabilizado en alrededor de 10.300, lo que refleja el cambio de expectativas hacia una posición
neutral por parte de la Reserva Federal.
Dicha opción, sin embargo, no deja de tener riesgos. Hay quienes piensan que con ella se seguirá
alimentando la burbuja especulativa de las ya sobrevaloradas acciones, la cual eventualmente se reventará
y desembocará en una depresión mundial al estilo de los años 30. Para otros, sin embargo, es la
decisión correcta, pues no ven un peligro inminente de que ello ocurra. De cualquier forma la Reserva Federal
tiene entre manos una decisión trascendental que tomar y de ella depende la estabilidad de la economía
mundial. Ojalá no se equivoque.