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Los integrantes de la empresa familiar Apisred destacan la importancia de programas estatales que incentiven a los pequeños apicultores. | Foto: Archivo particular

PROYECTO

Apicultura: una actividad con futuro

Al ser uno de los países más ricos en flora, Colombia tiene todo el potencial para convertirse en uno de los principales abastecedores de productos derivados de la miel en el mundo.

4 de enero de 2016

Las abejas han sido tradicionalmente asociadas al orden y a la laboriosidad, adjetivos con los que también podrían describirse los apicultores colombianos que se han encargado, a través de sus proyectos, de impulsar esta actividad en el país. Sin embargo, pese al esfuerzo de algunos campesinos, en Colombia se sigue importando miel, polen y propóleos de Argentina, México y Perú.

Según Arturo Silva Pérez, quien junto a su familia crearon la empresa Apisred en Huila, la cual se encarga de la elaboración de productos derivados de la miel, el problema del país es que “falta que las personas tecnifiquen la actividad para que puedan obtener el registro Invima y entrar a los grandes mercados” pues la producción y la comercialización de artículos se hace de manera informal y sin tener en cuenta herramientas técnicas. Otra de las dificultades para los fabricantes, dice Apisred, es que en el país hay un alto índice de falsificación especialmente de la miel, el propóleo y la jalea real, lo cual afecta el mercado.

Sin embargo, Silva agrega que en Colombia hay un gran potencial ya que se puede tener abejas en todos los pisos térmicos desde el desierto de la Tatacoa en Huila, donde se creería que no se podría tener estos insectos porque no hay abundancia de flores, hasta en Sesquilé, Cundinamarca, donde el clima es frío. Aunque los lugares óptimos para la producción se encuentran en los llanos orientales y el eje cafetero.

Desde Huila, Apisred se propuso desarrollar el potencial de la apicultura y para esto realizaron un proyecto para generar valor agregado a la miel con el fin de diversificar el mercado de este elemento y que los campesinos pudieran obtener más ingresos. Así, se dieron a la tarea de realizar una planta de producción de bebidas fermentadas de calidad, por lo cual buscaron asesorías de parte de la academia y de diversas instituciones como Colciencias. La idea era que, al tecnificar el proceso, pudieran recibir certificación del Invima y vender los productos que fabricarán, como la hidromiel. Aunque aún están en el proceso de obtener la certificación, Apisred no sólo desarrolló la planta, sino que se convirtió en un centro de formación en apicultura.

Por eso, los integrantes de la empresa familiar Apisred destacan la importancia de programas estatales que incentiven a los pequeños apicultores, quienes han sido impulsados por la Universidad Nacional y Colciencias que con el programa A Ciencia Cierta, han obtenido estímulos para el desarrollo del negocio. Por ejemplo, en este momento están concentrados en la fabricación de hidromiel, una bebida fermentada a partir de la miel y para 2016 esperan estar produciendo cervezas de tipo artesanal con este producto y continuar capacitando a las personas que quieran tener un cultivo de abejas.

Según Silva, “la apicultura puede ser un elemento importante de la economía familiar para garantizar la seguridad alimentaria en las regiones, pero además es vital para la producción de otros productos y para el cuidado de los ecosistemas”. Al respecto explica que en el mundo el veneno de la abeja o apitoxina sirve como medicina para algunas enfermedades como la artritis por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias y que en Europa esta actividad la apicultura es promovida para el mantenimiento de la biodiversidad del viejo continente, pues se calcula que más del 90 por ciento de los cultivos necesitan insectos para una polinización óptima.

Por la calidad y la innovación de sus productos, Aspired es en la actualidad una empresa referente en el mercado de apicultura. Sin embargo su valor agregado no es la comercialización de la miel y sus derivados sino el trabajo educativo que realizan con los campesinos colombianos, en especial con los de Huila. No en vano su lema “educando y formando para el futuro”. En un caso poco común en el ámbito empresarial, ellos quieren fomentar la apicultura y enseñarles a pobladores rurales los beneficios que está actividad podría traer no solo para el aumento de sus ingresos y mejoramiento de la economía familiar, sino para el fomento de la seguridad alimentaria y el cuidado del medioambiente.