Economía
¿Cuáles son los costos económicos y políticos tras levantarse el paro camionero? Esto dice el exministro José Manuel Restrepo
Aunque celebró que los bloqueos hayan terminado y que se hubiera preservado el diálogo, el rector de la Universidad EIA tiene inquietudes sobre el impacto fiscal del aumento en el ACPM y asegura que no serán fáciles las negociaciones en las mesas de trabajo.
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SEMANA: ¿Cuál es su lectura del acuerdo que se llegó entre transportadores y Gobierno?
JOSÉ MANUEL RESTREPO (J. M. R.): Lo primero es que a mí parece muy positivo que les hayamos dado fin a los bloqueos. Siempre he creído en la protesta, pero creo que los bloqueos son muy complicados para la dinámica económica de un país, porque generan inflación, y lo vamos a ver seguramente reflejado en las cifras al cierre de este mes, y tiene un reflejo en la desaceleración de la economía, ya hay empresas afectadas por esos bloqueos, económicamente hablando.
Segundo, fue positivo que el Gobierno echara para atrás la decisión política equivocada de haber congelado políticamente los precios del ACPM, en una determinación que tomó el presidente de la República en un tuit hace dos años. Es positivo entonces que ya se entiende que esa decisión política no va a continuar.
Tercero, es positivo que se pudiera dialogar con el sector productivo, con los transportadores, con todos los transportadores, y me parece que eso es valioso.
SEMANA: ¿Y la otra cara de la moneda?
J. M. R.: Habiendo dicho lo anterior, creo que el punto es que el Gobierno tuvo que echar para atrás una decisión y eso le genera un costo al Gobierno, primero político, pero también le genera un costo económico. Y es que sabemos que la diferencia hoy es del orden de unos 6.000 pesos entre el precio interno y el precio internacional.
Como quiera que son sólo 800 pesos, quiere decir que —aproximadamente— del costo que yo calculo 8 billones de pesos, cerca de un billón de pesos es lo que se ahorra de aquí en adelante el Gobierno en el presupuesto de la nación, pero sigue cubriendo 7 billones anuales por el subsidio, el diferencial entre el precio interno y el precio internacional.
SEMANA: ¿Eso qué significa?
J. M. R.: En ese punto me surge una pregunta: ¿está contemplado en el marco fiscal que se iba a hacer el cierre diferencial de precios o no? ¿Está contemplado en el presupuesto de la nación que se iba a hacer el cierre diferencial de precios? Porque si no se contempló, estaríamos hablando de que el déficit ya no sería de 12 billones, sino de 19 billones de pesos, por lo menos. En solamente estos temas, sin incluir lo que ha señalado el Comité Autónomo de Regla Fiscal. Entonces, la inquietud es fiscal, realmente. Y creo que es una inquietud también igualmente válida.
SEMANA: ¿El hueco entonces va a seguir?
J. M. R.: Según lo que dijo el Gobierno, por ahora sigue, porque solamente sería un arreglo de 400 pesos ahora, 400 pesos en diciembre. Son 800 y faltarían por lo menos 5.200 pesos más. Entonces, claramente el diferencial sigue existiendo. Y la otra pregunta es, ese ahorro de aquí en adelante que se dé por el cierre diferencial de precios, ¿a dónde va a ir?
SEMANA: ¿Cuál es su preocupación?
J. M. R.: Mi preocupación es que, en el caso de la gasolina, que se tomó una decisión sana, positiva, de hacer el cierre diferencial de precios, como venía definido desde el marco fiscal de 2022, ese recurso que se ahorró la nación terminó en gasto de funcionamiento. Y por eso el gasto de funcionamiento ha crecido de manera significativa: 20 % anual promedio, entre 2023 y 2025. No hay empresa en Colombia que esté creciendo los gastos en esa tasa, con un crecimiento cercano al 0 %.
SEMANA: ¿Qué va a pasar con las mesas de trabajo que anunció el Gobierno en las que van a participar los transportadores? ¿Qué futuro van a tener esas negociaciones?
J. M. R.: Yo creo que el futuro depende de muchos factores. Obviamente los transportadores tratan allí de pescar el río revuelto. Por ejemplo, con volver al modelo de la política uno a uno, de desmonte de uno para tener uno más. Me parece que lo que viene de aquí en adelante no es sencillo, pero hay un elemento que el Gobierno tiene que considerar: cómo lograr trasladar ese aumento del diésel a través de la tabla de fletes de manera automática, para que de esa manera no asuma el transportador, y sobre todo el pequeño transportador, la totalidad del costo del incremento del combustible.
SEMANA: Pero una de las condiciones que planteaban ayer los mismos transportadores es que hay mucha oferta de vehículos, pero poca carga que transportar. Y en un escenario en que los fletes van a ser altos, pues alguien puede romper el mercado...
J. M. R.: Y ahí el mensaje es un llamado de atención al Gobierno. Es que si hay poca mercancía es porque las exportaciones llevan 14 meses en terrenos negativos, salvo el último mes, y porque la economía está desacelerada, y porque la inseguridad ha generado una preocupación en los sectores productivos y ha generado una afectación a los sectores productivos en la economía. Entonces, yo eso lo veo como un llamado de atención al Gobierno: Gobierno, mejore seguridad. Gobierno, mejore el crecimiento. Y Gobierno, motive las exportaciones.
SEMANA: ¿Qué futuro pueden tener esas mesas? ¿Se pueden lograr resultados en un sector donde el tema de los fletes ha sido complejo, el de las relaciones económicas con los operadores y con los generadores de carga también, con los transportadores pequeños? ¿Cómo hacer para que eso se armonice?
J. M. R.: No va a ser fácil, porque además el sector transportador, y ese es el costo político, doblegó al Gobierno. Doblegó la decisión del Gobierno. Doblegó un decreto. Un decreto formal de aumento de precios. Entonces, eso tiene un costo político también. Y, por ende, la negociación de aquí en adelante no será una negociación sencilla. Yo lo que creo es que hay que intentar ponerse de acuerdo con ese sector para que, modificando el tema de tabla de fletes, o la aplicación de la tabla de fletes, y simultáneamente buscando unos ajustes graduales, poco a poco, vayamos acercándonos al precio internacional.
SEMANA: Estos cuatro días mostraron un pulso muy fuerte entre el Gobierno y los transportadores que, pues pareciera, ganaron los transportadores. Y se desactivó, por decirlo de alguna manera, una bomba social que estaba ahí. ¿Se puede volver a activar?
J. M. R.: Se puede volver a activar la bomba si el Gobierno no cumple. Que fue la razón por la cual se activó esta vez. Es que el Gobierno les había prometido hace dos años que no iba a subir el precio del ACPM ni de los peajes. Y hoy, dos años después, toma la decisión de aumentar el precio del ACPM. Eso es un incumplimiento político. Entonces, si el Gobierno se comprometió, firmó un documento, que va a avanzar en esa dirección, tiene que cumplir eso.
SEMANA: En medio de un crecimiento muy tímido de la economía, apenas sacando la cabeza, ¿cuál va a ser el impacto del paro, por ejemplo, en temas como la inflación?
J. M. R.: El contexto no ayuda. El contexto no ayuda porque, evidentemente, el transportador está enfrentando, no solamente un problema de incremento de costos, sino, simultáneamente, una caída de los ingresos. Que no se nos puede olvidar que la dinámica del sector transportador depende de la dinámica de la economía. Si la industria sigue postrada, si el comercio sigue en una situación difícil, pues eso le pega directamente al sector transportador por la vía de ingresos. Entonces, el sector transporte está sufriendo por menos ingresos y más costos. Ese contexto no ayuda. Una manera de ayudar a que estos avances, que son muy importantes, en este momento se puedan dar, entre otras, es el programa de reactivación económica. Es decir, reactivar la economía a tal dimensión que los ingresos de los transportadores empiecen a crecer y haya más espacio para los aumentos de costos de combustibles. Y, por el otro lado, esto, son cuatro días, pero puede tener un impacto en la inflación de este mes. Entonces, dado ese impacto sobre la inflación en este mes, la gran pregunta es si esto afecta o no el esfuerzo que se ha venido haciendo, que ha sido importante de parte del Banco de la República para bajar tasas de interés, con el fin de lograr la desaceleración de la inflación, que es la otra preocupación económica en este momento.