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¿DELINCUENCIA Y ELECTRONICA?

Sin resolver sigue aun el affair de los 13.5 millones de dólares del gobierno colombiano que tueron a parar a una cuenta en Suiza

5 de diciembre de 1983

Quien quiera que haya sido el autor de la operación que terminó con la pérdida de U.S.$ 13.5 millones (unos 1.147 millones de pesos) de la cuenta del gobierno colombiano en el Chase Manhattan Bank de Londres, debe tener a Rififí, el célebre ladrón francés, revolcándose de envidia en su tumba. Hasta el momento el golpe ha sido magistral, y como se diría en el argot de los delincuentes de cuellos blanco y clavel en el ojal, fue "sin ensuciarse un dedo". Desde el punto de vista técnico, el robo fue impecable. Un télex desde Colombia a Londres, otro desde esta ciudad a Nueva York, bastó para que el dinero quedara depositado en Suiza. Es decir, un robo por cable y a distancia.
A los autores no se les puede reprochar falta de audacia, de pericia o de técnica. El mismo Robert Wagner, de la vieja serie de televisión "El ladrón", no lo hubiera hecho mejor. Lo que queda claro del asunto, es que Colombia entró al club de países donde opera la delincuencia electrónica y que utiliza la informática, porque bien enterados del movimiento bancario de la cuenta del gobierno sí debían estar.
Según las primeras versiones oficiales, la suma perdida era parte de un préstamo por U.S.$ 45 millones que el Chase Manhattan había otorgado a Colombia el año pasado. Los 13,5 millones de dólares fueron depositados los primeros días de mayo de 1983 en la cuenta nacional y, pocos días después cuado el ministerio de Defensa -usufructuario del crédito- fue a hacer uso de ese dinero, se descubrió que éste había sido retirado el día 12 de ese mismo mes. Este hecho hace pensar que el grupo tenía sus hombres muy bien ubicados en el ministerio de Hacienda, en el Banco de la República y en la sucursal bancaria en Londres.
Aunque hasta el momento los representantes del banco norteamericano han dicho que éste "actuó de acuerdo con las prácticas bancarias aceptadas internacionalmente", lo cierto es que un movimiento financiero de esa característica necesitaba de varios requisitos. Según las autoridades nacionales, en el contrato del crédito se estableció que los desembolsos se harían por expreso pedido del gobierno colombiano a José Antonio Peñamorros, representante del Chase Manhattan en Colombia. Además, se considera normal en una operación de este tipo, confirmar con el solicitante la realización, destino, cuantía y otros aspectos del traslado de fondos. Por esta razón, se sospecha que alguien en la capital británica actuó de enlace con el que planeó el mensaje desde Colombia.
Existen tres posibilidades claras sobre cómo se llevó a cabo el desfalco. La primera, que alguna persona perfectamente informada de los fondos nacionales en el exterior (volumen, ubicación, número de las cuentas, etc.) hubiera utilizado un aparato de télex del Banco de la República para solicitar el envío del dinero a la cuenta particular en el Morgan Guaranty Trust de Nueva York. En efecto, sobra decir que ese alguien debe tener libre entrada y circulación por las oficinas de la entidad oficial. La segunda, que alguno de los 5.400 con equipo de télex en el país, en asocio con algún funcionario del gobierno enterado de los detalles del caso, hubiera violado la unidad sellada de su máquina y modificado los códigos de identificación de ésta, reemplazándolos por las claves del Banco de la República. En general, el número de cinco cifras que identifica cada abonado, va acompañado con una abreviatura de cinco letras que hace alusión a la entidad o empresa, seguido de las letras CO, que es el código internacional correspondiente a Colombia. La tercera posibilidad, que el mensaje y las eventuales comunicaciones se hubieran efectuado desde la Empresa de Telecomunicaciones, Telecom, entidad encargada del manejo de las comunicaciones internacionales del país.
Hasta el momento no existe la más mínima pista sobre los responsables, ni sobre cómo se hizo el desfalco contra los fondos de la nación. Se nombró una comisión investigadora que coordinará la Contraloría y para esta semana se anunció que el congresista Alvaro Leyva Durán citará a la plenaria del Senado al ministro de Hacienda, Edgar Gutié}rez, al gerente del Banco de la República, Hugo Palacios Mejía y al superintendente bancario, Germán Botero de los Ríos, para que expliquen ante esa corporación los hechos. A su vez, el presidente Betancur indicó que se llevará el pleito con el Chase a los tribunales internacionales para que se ventile, y dado el caso, se restituya el dinero a la cuenta colombiana en Londres.
Entre tanto, en Telecom se está haciendo un seguimiento de las llamadas que, desde Bogotá, ordenaron el traslado de fondos a Nueva York, para determinar desde cuál línea se hizo la falsa transacción. Se sabe que la suma fue a parar a Suiza, porque la cuenta donde se consignó en los Estados Unidos correspondía a un banco de ese país. Lo que no se conoce es el número de la cuenta individual ni su titular, porque esos datos están protegidos por la reserva bancaria, y parece que ante esto, no ha habido aún poder humano o divino que haya hecho romper ese silencio.