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EL QUE RIE DE ULTIMO...

Experto norteamericano afirma que los Estados Unidos se enfrentarán, tarde o temprano, al problema de su deuda externa

5 de agosto de 1985

En unos años, los países de América Latina se reirán de los Estados Unidos, cuando el país más poderoso del mundo no pueda cumplir con los ajustes que tanto exigió a sus vecinos del sur". Esta afirmación casi apocalíptica la hacia en entrevista exclusiva para SEMANA, Robert Z. Lawrence investigador de la Brookings Institution de Washington, el más prestigioso centro de estudios económicos norteamericano.
Según se ha visto, la economía mundial se mueve hoy en torno del desempeño de las politicas monetarias y fiscales de los Estados Unidos y a pesar del aparente restablecimiento del aparato productivo de ese país, el futuro, según lo afirma el economista Lawrence, guarda todavía algunos puntos oscuros, tal vez la semilla de una nueva crisis, que va a requerir una renovada dosis de habilidad técnica y politica de los lideres de las naciones.
Desde 1983, la economia de los paises industrializados ha venido recuperándose de la recesión severa que los sacudió. Hoy el mundo desarrollado goza de un crecimiento relativamente estable, debido en buena medida a la asombrosa evolución de Estados Unidos, que abrió toda suerte de oportunidades a los empresarios domésticos y a los de paises europeos y Japón.
Aunque todavía no se cuenta con la totalidad de las cifras para el primer trimestre del año, los signos de las tendencias parecen estar claros. Estados Unidos desaceleró su marcha, creciendo a una tasa anual de 1.4%, cifra que a pesar de ser reducida, no indica, según opinión de la Brookings, que este país haya entrado de nuevo en una etapa recesiva. Las proyecciones del Instituto indican que, finalmente, el incremento del PIB para este país en 1985 seria del orden del 2 al 3%. Mientras tanto, los paises europeos crecen a tasas del 3 al 3.5% y el Japón lo hace aún más rápido.
Con estos resultados, el "Fedesarrollo" de E.U. afirma que el mundo va todavía montado sobre la cresta de la ola del crecimiento. "El ritmo de la economía mundial evidentemente no ha cambiado de manera signiSicativa, aunque sí lo ha hecho la localización del crecimienfo, trasladándose de los E. U. hacía otras naciones industrializadas", aseveró Lawrence.
Con todo, el balance definitivo que pueda presentar la economia mundial al final del decenio, seguirá dependiendo fundamentalmente de los ciclos económicos en Estados Unidos.
Por fortuna, para lo que resta del 85 el camino parece despejado. "La economía de los E.U. es como un perro, llevado del collar por Paul Volker, director de la Reserva Federal", afirmó con alguna gracia Lawrence. "Para dejarlo correr, afloja un poco la correa de la emisión, que empuja las tasas de interés hacia abajo. En el segundo semestre del año pasado, el Gobierno consideró que la economía estaba creciendo demasiado rápido y decidió halar el collar.
Finalmente, resolvió permitir de nuevo alguna expansión y ya se puede observar como las tasas de interés han cedido, logrando así incrementos notorios en la inversión ". Según la Brookings el Gobierno puede mantener por algún tiempo esta política de expansiones y contracciones alternativas sin ningún problema, ya que Estados Unidos evidentemente, no tiene ahora preocupaciones de inflación y mantiene subutilizada una gran proporción de su capacidad industrial instalada.
Sin embargo, mirando un poco más al futuro, dos fenómenos que apuntan hacia una nueva crisis, corren paralelos en este escenario:l el déficit fiscal y el creciente endeudamiento externo.
La aparente calma de este año puede ser seguida de serios problemas hacia 1987. La posibilidad de una nueva recesión en Norteamérica para este decenio no parece tan remota. Es más, economistas de M.I. T. aseguran que antes de terminar 1989, habrán sucedido al menos dos recesiones de alguna importancia en esta región del mundo. Frente a este panorama, la Brookings también hizo escuchar su voz de alarma: "Si no se toman las medidas necesarias para reducir el déficit fiscal en E. U., acabaremos con una grave crisis de endeudamiento" aseguró Lawrence.
¿Cómo se explica la preocupación de los economistas de la Brookings? El déficit fiscal de E.U., esto es, la diferencia entre los ingresos y los gastos del Gobierno, que hoy asciende a 250 mil millones de dólares, está siendo cubierto en una importante proporción por préstamos de capitales extranjeros.
El Gobierno Federal necesita de sumas elevadas para cubrir el faitante fiscal y para esto entró a competir en el mercado financiero doméstico, manteniendo la tasa de interés elevada para atraer fondos a sus desprovistas arcas. Los empresarios internacionales han respondido a esta acción sobre la tasa de interés con una entrada masiva de capitales a esa nación, pero de no renovarse la deuda, el Gobierno Federal se vería obligado a conjurar dicho déficit con recursos domésticos, que probablemente obtendría aumentando los impuestos o recortando los gastos públicos. Por el momento, asegura Lawrence, la entrada de capitales al sistema americano ha mantenido el crecimiento de ese país. "Nos están prestando, pero en algún momento habrá que renovar esa deuda. Nuestra preocupación está en que esto no ocurra antes que entremos en recesión ".
El peligro de posponer la batalla fiscal hasta que una nueva recesión haya llegado está en que una vez la economía se haya desacelerado, cualquier recorte en los gastos o el aumento en los impuestos sólo ayudaría a reducir el crecimiento, sin que haya la seguridad de mejorar el balance financiero del Gobierno. En síntesis, la política fiscal norteamericana que ha sido el verdadero motor del crecimiento mundial en los últimos años, es también el foco de la mayor preocupación para los analistas de las tendencias en el mediano plazo.
Desde otra perspectiva, a pesar que el endeudamiento ha sido en cierta forma la tabla de salvación de E.U. el crecimiento de la deuda externa en los últimos dos años (ver cuadro) no deja de recordar algunas de las características de lo que se liamó la alegre fiesta del endeudamiento de los paises de América Latina. Después de haber implantado recortes en los impuestos, las autoridades económicas norteamericanas decidieron sostener la tasa de cambio del dólar fuerte, con el claro propósito de frenar la inflación pero la medida, junto con la de mantener las tasas de interés elevadas, a la larga desbalanceó los mercados financieros, propiciando un aumento ostensible de la deuda con el exterior.
De lo que se haga o se deje de hacer en los próximos meses dependerá que a la vuelta de dos años se contagie E.U. del mal del que todavía se están recuperando sus vecinos del sur. Sin embargo, de este proceso de latinoamericanización, al sentir de los expertos de la Brookings, les será supremamente dificil salir.
En economía-difícilmente ocurren milagros y por esto, cualquier cambio debe hacerse con la debida anticipación para que surta sus efectos en el momento deseado. Falta por ver entonces qué acciones se emprenden para solucionar la delicada situación.
De hecho será un espectáculo interesante, puesto que será la decisión autónoma de un sólo país, ya que dificilmente se podría imaginar al Fondo Monetario o a otra entidad internacional metiendo en cintura al secretario del Tesoro. En este caso, verdaderamente, no hay quien le ponga el cascabel al gato. La carrera del endeudamiento seguirá,,su camino y los banqueros del mundo seguirán enamorados de los E.U. como lo estuvieron de América Latina al principio de la década. -
Santiago Gutiérrez, especial para SEMANA desde Minneápolis, U.S.A.