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El sube y baja

El dólar estaba disparado pero lLa semana pasada la devaluación se frenó. De la confianza que despierte el nuevo gobierno depende que esta calma dure.

11 de diciembre de 1980

El jueves pasado, mientras todo el mundo seguía aterrado por los hechos de violencia que rodearon la posesión del presidente Alvaro Uribe y había temores sobre las repercusiones financieras que éstos pudieran tener, el mercado cambiario dio una sorpresa positiva. Lejos de presentarse un ataque especulativo que hiciera subir aún más el dólar, como llegaron a temer algunos, lo que hubo fue una renovada confianza en la moneda colombiana que trajo calma a los mercados financieros.

El dólar, que abrió la jornada del jueves a 2.678 pesos, se desplomó en las horas siguientes y terminó a 2.604. Esta disminución en el valor de la divisa revirtió apenas en parte la devaluación que se había registrado durante los dos meses anteriores. Y aunque aún es temprano para predecir en qué niveles se estabilizará finalmente el dólar, lo cierto es que las fuerzas que dieron lugar a esta reversión del mercado también han llevado a la gente a moderar sus expectativas de devaluación para los meses que vienen.

La bajada marcó un contraste frente a las últimas semanas, en las que el precio del dólar había estado disparado. Entre el primero de junio y el miércoles 7 de agosto el dólar se había devaluado en un 15 por ciento, al pasar de 2.321 pesos a 2.670 pesos. En un principio esta alza fue vista como una buena noticia pues ya se había completado un año en que el dólar no subía, y esto estaba frenando las exportaciones. Pero después de cierto punto empezó la inquietud, pues una subida descontrolada de la divisa también puede resultar muy traumática.

La causa principal de la trepada del dólar de los últimos dos meses ha sido la desconfianza. Los mercados internacionales empezaron a dudar sobre la capacidad de varios países latinoamericanos de pagar la deuda externa, y esto a su vez se tradujo en un aumento de la prima de riesgo (spread) que exigen por prestarles plata. El de Brasil fue el caso más notorio, pero no el único.

En Colombia también subió el riesgo país, aunque en menor magnitud. Parte de la explicación está en el contagio regional, aunque también ha habido factores internos detrás de la desconfianza en la deuda colombiana. El hecho de que hayan caído los recaudos tributarios, la deteriorada situación de inseguridad, e incluso la posibilidad de que el referendo de reforma política de Uribe hiciera pasar los temas económicos a un segundo plano, han estado entre las preocupaciones de los inversionistas que le prestan al país.

Por todas estas razones las tasas de interés de la deuda colombiana en el exterior se incrementaron en cerca de 3 por ciento en las últimas semanas y alcanzaron niveles demasiado altos como para que al gobierno le quedara fácil captar nuevos recursos. Sabiendo esto los operadores del mercado empezaron a hacer sus cálculos: si el próximo año el gobierno tiene dificultades para conseguir plata en el exterior para financiar el déficit, se traerán menos dólares al país, y como la divisa estará escasa subirá de precio. Un razonamiento de este estilo por parte de los agentes del mercado fue lo que empezó a empujar el dólar hacia arriba.

El giro

Por fortuna muchas de estas tendencias empezaron a cambiar la semana pasada. El préstamo por 30.000 millones de dólares que recibió Brasil del Fondo Monetario Internacional (FMI), así como el crédito que Estados Unidos le extendió a Uruguay para estabilizar su economía, marcaron un cambio de fondo en la actitud del país del norte frente a la crisis financiera de América Latina. Hasta hace muy poco el gobierno de Estados Unidos había predicado la política de no salir al rescate de los países en problemas pero, ante la gravedad de la situación, cambió de estrategia.

El paquete de ayuda a Brasil superó todas las expectativas y generó una oleada de optimismo. La devaluación del real, la moneda brasileña, se revirtió a mediados de la semana pasada y también bajó el riesgo país. Y así como Colombia se había contagiado cuando Brasil iba en picada, se contagió también de la mayor confianza que trajo el préstamo del FMI. Los analistas están divididos sobre si esta ayuda bastará para estabilizar en forma definitiva un país que, como Brasil, vive una gran incertidumbre política. Lo que nadie duda, sin embargo, es que ha mejorado mucho el panorama en el corto plazo.

Por otro lado, pese a los hechos violentos del 7 de agosto, el inicio del nuevo gobierno en Colombia también ha generado optimismo. Incluso la temida revocatoria del Congreso ha sido interpretada en general de manera positiva por el mercado. Más que una ruptura de relaciones con el Congreso, como ocurrió cuando Pastrana intentó hacer lo mismo, lo que apuestan muchos ahora es que, con la carta del referendo en la mano, Uribe se fortalezca frente a unos legisladores que tendrán en sus manos reformas económicas cruciales para la estabilidad económica del país.

No obstante los ánimos parecen haberse tranquilizado y la subida del dólar se ve ahora más bien con buenos ojos. La moneda colombiana se ha devaluado lo suficiente como para darle una mayor competitividad a las exportaciones, sin ocasionar otros traumatismos. "Lo más notorio es que las tasas de interés, como la DTF, no se mosquearon con el aumento del dólar. Tampoco le pasó nada a la inflación", dijo Javier Fernández Riva, director de Prospectiva Económica.

Este último punto subraya las diferencias que hay entre la devaluación reciente y la que hubo en 1998 y 1999. A diferencia de esa vez, ahora el Banco de la República no salió a contener artificialmente la devaluación. En cambio estrenó el mecanismo de las opciones de compra, que busca controlar la volatilidad del dólar en el corto plazo, pero en el fondo permite que el mercado fije el valor de la divisa. "Si el Banco se hubiera casado con un nivel determinado de tasa de cambio, como hace tres años, habría habido una especulación brutal", asegura Fernández Riva.

El hecho de que no la haya habido muestra que el sistema que escogió el país al abandonar la banda cambiaria ha pasado una primera prueba. Para lo que resta del año los analistas, en general, esperan que la tasa de cambio se mantenga estable en niveles cercanos a los actuales. Incluso hay quienes pronostican que el dólar puede bajar un poco de aquí a diciembre. Esto traería una calma en los mercados financieros muy oportuna en los primeros meses del nuevo gobierno. No obstante, la estabilidad todavía no está del todo garantizada.

En lo que queda del año Colombia debe hacer reformas económicas de fondo. De esto depende, en últimas, que la confianza se mantenga y la economía del país siga estable en el mediano plazo. Como dijo Fabio Villegas, presidente de Anif: "Ha habido un respiro. Pero de todas maneras ha quedado claro lo vulnerable que es nuestra economía. La tarea está por hacer, de manera que estamos pendientes de los anuncios concretos sobre las medidas económicas del nuevo gobierno".