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Inversiones en el exterior

Los vientos de guerra complican el panorama para las personas que deseen invertir sus ahorros en el exterior. Ni siquiera el dólar se perfila como una buena alternativa.

18 de diciembre de 2003

El 2002 fue nefasto para las bolsas mundiales. Por tercer año consecutivo los mercados accionarios del mundo arrojaron pérdidas. El Indice S&P 500 de la Bolsa de Nueva York, que mide el comportamiento de las 500 acciones más representativas de la economía estadounidense, cayó 22 por ciento. La bolsa de Londres perdió 18 por ciento de su valor y la de Tokio 10 por ciento. El mercado de valores alemán se desplomó 38 por ciento y el francés 22.

Esta caída de los principales índices bursátiles en 2002 agudizó la desconfianza de los inversionistas en la renta variable, que ya estaba maltrecha desde que estalló el escándalo Enron. Y ahora, a las dudas sobre los fraudes empresariales, la frágil recuperación económica mundial y el temor a nuevos atentados terroristas, hay que sumarle la posibilidad de un conflicto bélico entre Estados Unidos e Irak.

La eventual intervención militar de Estados Unidos en Irak está teniendo efectos no sólo sobre los precios del petróleo sino sobre las bolsas de valores. Muchos ahorradores están optando por refugiarse en el oro, los bonos de gobierno de la zona del euro o permanecer con efectivo a la mano en vez de invertir su plata en Wall Street.

Aunque no hay consenso de opiniones respecto a los efectos que la guerra tendría sobre los mercados accionarios -precisamente porque nadie se atreve a pronosticar cuánto duraría la segunda Guerra del Golfo- los expertos coinciden en que ésta sería un obstáculo para la recuperación de la economía mundial.

El nuevo choque entre estas dos naciones reducirá los flujos globales de capital y esto puede convertirse en un peso demasiado grande para una economía como la estadounidense, que necesita cada día unos 1.400 millones de dólares de los inversionistas extranjeros para financiar su crecimiento. Y si Estados Unidos no crece, el mundo tampoco.

Futuro incierto

Lo que todos los analistas se preguntan ahora es qué puede pasar en los próximos meses y si es momento de invertir o no en el extranjero.

Desde el punto de vista de la renta variable las opiniones están divididas. Para algunos es época de comprar, pues pronostican que a finales de 2003 el S&P 500 de la Bolsa de Nueva York se habrá valorizado en 20 por ciento en promedio. "No hay que olvidar que cuando finalizó la Guerra del Golfo, en el año 91, la bolsa se disparó. La ley del mercado de comprar barato para vender caro es la norma que se debe aplicar ahora", dice Alberto Bernal, analista de la firma Idea, en Nueva York.

Hay, sin embargo, otro grupo de expertos que piensan que las acciones todavía están sobrevaloradas. Por ejemplo, la revista The Economist compara en su última edición el valor actual de la relación precio/ganancia de las acciones estadounidenses -que es de 30- con el promedio de los últimos 50 años -que es de 16-. Es una forma de demostrar que siguen estando caras. El semanario británico sostiene, además, que los recientes movimientos de algunos fondos de pensiones anticipan que la crisis de confianza puede aún durar unos cuantos meses más, lo que implicaría un cuarto ejercicio consecutivo de pérdidas, una situación no vista desde 1939.

Por el lado de la renta fija las cosas no pintan mejor. Desde hace dos años la Reserva Federal estadounidense viene rebajando las tasas de interés para facilitar el crédito y estimular la demanda. Luego de 12 rebajas consecutivas el costo del dinero en Estados Unidos está en su nivel más bajo en 41 años, a 1,25 por ciento. "Más allá de los beneficios de la devaluación, abrir una cuenta en dólares en el exterior no ofrece mayor rentabilidad", dice Felipe Hernández, jefe de análisis económico de Santander Investment. Una situación similar, aunque menos dramática, atraviesan las economías de la Unión Europea, cuyas tasas de interés son de las más bajas de su historia.

Así no se vean opciones muy rentables es importante invertir parte del portafolio en activos en el exterior, siguiendo el principio de no poner todos lo huevos en la misma canasta, o todos los ahorros en la misma moneda. Si se tiene un espíritu conservador lo mejor es comprar papeles de renta fija porque desde el principio se sabe cuánto van a rendir. Lasy Gallagher, directora de mercados emergentes del Credit Suisse First Bank, recomienda bonos soberanos de México y de Brasil porque ofrecen buenas rentabilidades en dólares sin un riesgo demasiado alto. El que tenga un espíritu más arriesgado puede comprar algunas acciones con potencial de valorización, como las de las industrias energética, farmacéutica, armamentista o de software. Si no suben este año seguramente lo harán el próximo.