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LA CONEXION VENEZOLANA

Debates parlamentarios en Caracas arrojan nuevas luces sobre los nexos internacionales del narcotráfico

23 de julio de 1984

Tan pronto como se informó que los aduaneros de Miami habían descubierto una tonelada de cocaína en un avión de la línea panameña Inair, los investigadores del narcotráfico en Venezuela dirigieron sus antenas hacia Colombia. La razón: se sabía que uno de los principales socios de Inair es el ex diplomático venezolano Javier Uzcátegui Briceño, quien figura desde hace tiempo en las listas de sospechosos por sus vínculos con mafias de la droga. Según el diputado Carlos Tablante, Uzcátegui se encuentra en algún lugar de Colombia. Una versión periodística en Caracas afirmó que tenía una "fabulosa residencia" en la urbanización La Sabana de Bogotá, pero se dudaba que pudiera encontrarse allí porque había sido allanada por el DAS. De todos modos, Uzcátegui, que por apellido está ligado a figuras de relevancia política en Venezuela ya está en la mira de una activa comisión de la Cámara de Diputados cuya primera misión es localizar a varios personajes venezolanos vinculados al narcotráfico que hasta hace poco se encontraban refugiados en Colombia.
Uzcátegui es dueño de dos aviones DC-8 y un Convair que prestan servicios en la línea Inair. El periódico El Diario de Caracas informó que Uzcátegui estuvo conectado al ex mayor de la Guardia Nacional venezolana Lizardo Márquez, otro prófugo en Colombia muy vinculado a Pablo Escobar Gaviria, de Medellín. El 30 de septiembre de 1983 se capturó un cargamento de 667 kilos de cocaína en el aeropuerto de Charallave, vecino a Caracas. Márquez y Uzcátegui eran los dueños, según el periódico. Posteriormente se decomisó un alijo de 132 kilos en el aeropuerto de Maiquetía y otros 350 kilos en Costa Rica. Los dueños eran los mismos.
Uzcátegui fue vicecónsul de Venezuela en Bogotá, pero lo separaron del cargo por conducta indisciplinada. No regresó y se quedó en Colombia. Y además seguió utilizando las placas diplomáticas para encubrir sus actividades junto a Pedro José Torres, un importante narcotraficante vinculado a Miami. El hijo de Torres murió en un enfrentamiento con el FBI. Las autoridades venezolanas creen que Uzcátegui ha organizado su propia red de narcotráfico y El Diario de Caracas afirma que tiene vínculos con la organización terrorista colombiana MAS, e incluso "con el ala ultraderecha del Ejército colombiano".
Con todos estos antecedentes no es extraño que Uzcátegui haya captado rápidamente la atención de la pluralista Comisión de Diputados que integran Vladimir Gessen, del Partido Social Cristiano (COPEI); Antonio Ledesma, del oficialista Acción Democrática (AD) y Carlos Tablante del Movimiento al Socialismo (MAS). En el marco de la intensa cooperación iniciada entre las autoridades de Venezuela y Colombia para la lucha contra el narcotráfico, esta comisión se propone viajar a Bogotá para acelerar las investigaciones sobre los casos de Márquez y Uzcátegui. Pero en carpeta también hay otros problemas, quizás más delicados. Uno de ellos es el del senador liberal colombiano Félix Salcedo, sobre quien existe una investigación abierta en los tribunales de Caracas. A Salcedo se lo vincula con un contrabando de cocaína que la Policía Técnica Judicial descubrió in fraganti en el maletín de un extraño personaje, de origen colombiano y nacionalizado venezolano. Se trata de Alberto Abello, quien fingía de secretario del senador copeyano Valmore Acevedo Amaya y asesor nada menos que del ex ministro de Finanzas del ex presidente Luis Herrera, Luis Ugueto.
En el breve tiempo en que estuvo encarcelado, antes de salir en libertad gracias a sus poderosas amistades, Abello virtualmente contó todo lo necesario y de esa manera complicó al senador Salcedo y al diputado suplente Jairo Slevi. La investigación sobre Salcedo se basa en las declaraciones de Abello. El diputado Tablante dijo a SEMANA que "lo mejor para todo esto sería que el parlamentario Salcedo se presentara en Caracas y aclarara su situación ante la justicia venezolana". Tablante explicó que la misión parlamentaria que viajará a Colombia se propone llegar hasta el propio Presidente Betancur si es necesario, para limpiar de raiz toda la conexión del narcotráfico que opera entre los dos países.
En cuanto al escritor Abello, la Policía venezolana ignora su paradero, pero dudan que esté en Colombia. En todo caso, dejó en Caracas una huella política, ya que es el autor de un libro titulado "La sovietización del Caribe" donde hace una apología de la política del pasado gobierno democristiano venezolano en Centroamérica. Otro motivo de entusiastas elogios del autor Abello es un análisis del problema caribeño del profesor Lewis Tambs, actual embajador de Estados Unidos en Bogotá. Según Abello, Tambs tiene el enfoque más preciso de los problemas geopolíticos regionales. Los elogios sugieren alguna vinculación con el historiador-diplomático-cartógrafo, cuyos mapas documentan el libro de Abello, publicado por una editorial venezolana y por recomendación de políticos de Copei.
Las investigaciones parlamentarias venezolanas también miran hacia Miami y las Bahamas. De momento, existe la certeza de que la principal conexión venezolana en el narcotráfico han sido los propietarios de aviones. Como consecuencia, de la riqueza petrolera, muchos venezolanos, en su mayoría ex militares o funcionarios de gobierno, adquirieron aviones. Pero al caer Venezuela en la crisis financiera mundial, los dueños de esas naves buscaron el negocio mucho más productivo del transporte clandestino de drogas. Ahora, hay una guerra abierta contra estos personajes. Unos pocos fueron detenidos y sometidos a proceso, en general pilotos o cómplices menores. Todos los peces gordos están prófugos. Uzcátegui es uno de ellos. El Presidente Lusinchi ha dicho que esta lucha contra el narcotráfico se llevará hasta sus últimas consecuencias, "caiga quien caiga". Pero hasta ahora no ha caído nadie realmente importante.--
Ted Córdoba, corresponsal de SEMANA en Caracas