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LA TASA A FONDO

¿Quién entiende los jalonazos del ritmo de devaluación?

14 de octubre de 1985

Fue la gran noticia en los mercados financieros del país la semana pasada. En contra de todas las expectativas y anuncios, el gobierno decidió meterle una acelerada al ritmo de devaluación del peso, con lo cual el dólar pasó la barrera de los 155 pesos el viernes inmediatamente anterior. Como resultado, los negocios en la bolsa de valores que parecían estar de capa caída volvieron a repuntar como en los mejores días de marzo y abril. Otra vez regresaron la transacciones millonarias y especulativas en los certificados de cambio aprovechando una bonanza que debería ser efímera pero rentable.
Lo sucedido con el tipo de cambio ha confundido a los conocedores. Después de que durante los últimos días de agosto se anunciara un menor ritmo de devaluación, cercano a los 20 centavos por día hábil, lo que va transcurrido de septiembre ha elevado ese promedio a 30 centavos diarios. La razón de tal variación se opone a lo sucedido con el tan nombrado "tipo real de cambio" que debe llegar a niveles equivalentes a los de 1975. Según todos los anuncios, esa meta ya se logró o está a punto de conseguirse, sin que sean necesarios saltos bruscos como los de septiembre. Con todo, parece que el gobierno tiene sus razones y en el debate han surgido tres hipótesis. La primera tiene que ver con el supuesto retiro del ministro de Hacienda, Roberto Junguito, tan pronto empiecen a llegar los créditos internacionales contratados por el país. En efecto, Junguito, quien teme que el programa de ajuste sea desmontado de un plumazo durante el último año de la administración Betancur, estaría cuidando que, si él no está presente, haya un margen de devaluación suficiente para que si se decide mantene el nivel de la tasa de cambio, el país no se vea afectado en su competitividad externa.
Otra explicación tiene que ver con la próxima visita de la misión del Fondo Monetario Internacional que le adelanta la monitoría a la economía colombiana. Pese a que ya la crisis externa está en vías de solución, se cree que los banqueros internacionales siguen nerviosos por la situación interna del país y la visita del Fondo es crucial para tranquilizarlos. Por lo tanto, nada sería mejor para la imagen de Colombia ante los banqueros, que demostrar que las metas se han sobrepasado y en ello la tasa de cambio juega un papel determinante.
La última razón que se da está relacionada con lo ocurrido a las exportaciones, cuyo crecimiento no ha correspondido a las expectativas más optimistas. Ante ello, se cree que el equipo económico le ha "metido candela" a la devaluación para mejorar la competitividad de los productos colombianos en el exterior.
En cualquiera de los tres casos citados, lo cierto es que la nueva actitud del gobierno tiene confundido a más de un sector de la economía. Para los inversionistas, es una incógnito saber si el chaparrón de la tasa de cambio es tan pasajero como las lluvias de comienzos de septiembre o s bien se va a mantener hasta finales de año. Por ahora, la relativa prudencia que se ha observado en las bolsas de valores del país, indica que se cree más en lo primero que en lo segundo.
Por su parte, en el mismo seno de la administración existe extrañeza ante lo sucedido. Los pagos de la deuda externa, tanto pública como privada, que ya se habían incrementado sustancialmente en la primera mitad del año, siguen creciendo a un ritmo imprevisto con sus consabidos efectos sobre el resto de la economía. El misterio que rodea a la devaluación es tal, que un economista oficial, al ver las cifras de los días pasados, sólo atinó a decir "lo veo y no lo creo".--