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Rebelión en el Banco Mundial

19 de marzo de 2001

Un memorando interno que circula por estos días en el Banco Mundial —la principal fuente de financiamiento oficial para los países en desarrollo— acusa a su presidente, James Wolfensohn, de ser despótico y egoísta. El documento señala que su estilo de gestión es el factor más importante en el alicaído ambiente que se respira dentro de la sede del Banco en Washington. “No acepta las críticas de nadie. Todos los niveles gerenciales viven con miedo. Muchos gerentes aprendieron que les conviene estar de acuerdo con Wolfersohn. Por eso, el presidente está apartado de la realidad”, reza el memo. Durante su presidencia, el banco amplió su foco hacia temas vinculados con la corrupción, la religión, la cultura e Internet, que para sus detractores son modas de turno. El banco nunca tuvo un eje cierto, dicen sus críticos, pero ahora menos que nunca.