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| Foto: Archivo particular

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Gaseosas logran lo imposible: poner de acuerdo a Robledo y Duque

Aunque participan en la política desde orillas distintas, los senadores del Centro Democrático y del Polo tienen un punto en común: el rechazo al impuesto a las bebidas azucaradas que tiene la reforma tributaria.

28 de noviembre de 2016

Lo que no logró la paz en el Congreso, lo consiguió la reforma tributaria. Dos colectividades que han sido antagónicas en muchos debates en el legislativo se unieron en los últimos días en contra de la mayoría de propuestas de la reforma tributaria, en especial la que plantea  cobrar un impuesto al consumo de bebidas azucaradas.

Se trata de los senadores Iván Duque, del Centro Democrático, y Jorge Enrique Robledo, del Polo, quienes han expresado fuertes reparos frente a la tributaria. Ambos legisladores, que también tiene aspiraciones presidenciales para el 2018, sostiene que la iniciativa es un duro golpe para las clases bajas y medias en Colombia al tiempo que afirman que solo privilegia a los más adinerados.

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Llama la atención que desde orillas ideológicas totalmente opuestas los dos congresistas coincidan en descalificar el proyecto que presentó el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y que está contra la espada y la pared porque le quedan menos de 20 días para ser aprobado en el parlamento.

Uno de los impuestos que más ha sido cuestionado por los dos congresistas es el las bebidas azucaradas. Según la reforma, se aplicaría el cobro de 300 pesos por litro al consumo de productos procesados como gaseosas, jugos, tés, energizantes, entre otros, con el fin de recaudar alrededor de un billón de pesos por año para el sector salud.

La propuesta se incluyó en la tributaria en línea con una tendencia mundial que ha impuesto la Organización Mundial de la Salud, bajo el argumento de que el consumo de bebidas gaseosas tiene un impacto negativo en la salud porque incide en enfermedades como la diabetes, y es uno de los responsables de la obesidad.

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Sin embargo, los congresistas han descartado este argumento al asegurar que un impuesto al consumo de estos productos no acabará con el problema. Por un lado, Duque sostiene que  las gaseosas suman apenas el tres por ciento de las calorías que consumen a diario los colombianos, razón por la cual no se puede atribuir a este solo producto como el principal causante de la obesidad en el país. Así mismo ha dicho que las gaseosas y demás bebidas azucaradas corresponden aproximadamente al 27 por ciento de los ingresos de los tenderos, que son los que llevan estos productos a los mercados locales de todos el país.

Frente a este último punto, Robledo afirma que el impuesto no esta diseñado para que la gente deje de consumir sino para que el gobierno recoja un billón de pesos adicionales. Además que afectara a los tenderos a quienes también les aplicaràn un monotributo, que grava las ventas y no las ganancias, medida abusiva ya que independientemente de si  registran o no utilidades, tendrán que pagar dicho tributo. El senador del Polo también ha asegurado que la reforma es regresiva y retardataria, y que viola abiertamente la Constitución.

Sin embargo, hay que aclarar que por ser un impuesto al consumo el que lo paga es el comprador del producto y no el tendero. Sin embargo, este se podría afectar si bajan las ventas por el aumento en los precios. Pero, precisamente lo que busca la iniciativa es disminuir el excesivo consumo de gaseosas y bebidas azucaradas, que se da especialmente en las clases más pobres. La razón es que no aportan ningún nutriente y si contribuyen a la obesidad teniendo en cuenta el elevado nivel de azúcar que contienen.

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El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, ha dado una gran batalla para sacar adelante esta iniciativa pero sabe que no es fácil teniendo en cuenta el gran lobby de las compañías productoras que han desplegado una verdadera artillería para frenar la propuesta y han descalificado las tesis del gobierno. Otros países, como México, que tiene una de las tasas de obesidad más altas del planeta, sí han logrado pasar impuestos a las bebidas azucaradas.

Pero en el Congreso se ve que la pelea está perdida. Por lo menos así se demuestra de la férrea oposición de estos dos parlamentarios, que desde orillas opuestas también han  criticado el aumento de tres puntos porcentuales del IVA, su cobro a varios productos de la canasta familiar que y el impuesto al consumo para los planes de telefonía móvil.

Así las cosas, se prevé que cuando arranquen en forma los debates de las tres ponencias que hasta el momento se han presentado en las comisiones terceras conjuntas, las discusiones van a ser duras y muy seguramente uno de los temas que terminará por caerse será precisamente el de las bebidas azucaradas. 

Vea los argumentos de los dos congresistas en video: