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| Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA

“Con reforma tributaria 2017 será mejor”: Mauricio Cárdenas

El ministro de Hacienda cree que ya pasó lo peor en materia económica. Pronostica un mayor crecimiento, inflación a la baja y pronta reducción de tasas de interés. Habla de la paz y el gobierno Trump.

4 de diciembre de 2016

SEMANA: El PIB del tercer trimestre mostró que la desaceleración es más fuerte de lo esperado e incluso muchos revisaron a la baja sus pronósticos. ¿A usted también le sorprendió?

MAURICIO CÁRDENAS: Sabíamos que el tercer trimestre no sería bueno, pero lo que no alcanzamos a calcular, con tanto acierto, fue el daño tan grande causado por el paro camionero. Las repercusiones se sintieron en varios sectores. En cierto sentido, este ha sido el peor año. Fue malo por varios factores. Las repercusiones del fenómeno de El Niño sobre el agro y la energía; el paro camionero que fue muy largo y afectó de manera contundente la actividad económica; el menor crecimiento de nuestros socios comerciales; y la economía mundial estuvo menos dinámica de lo esperado. Tuvimos un primer semestre de muy bajos precios del petróleo, que ahora se han recuperado, pero llegaron a estar en 30 dólares por barril o incluso menos. Pero hay que decir que ya pasó lo peor.

SEMANA: ¿Eso significa que ve un mejor 2017?

M.C.: Las perspectivas del año entrante son más positivas. Todos los analistas coinciden en que habrá mayor crecimiento. Las cosas deben mejorar, entre otras razones, por la reforma tributaria que ayudará al aumento de la inversión privada, en la medida en que da más competitividad a las empresas, y por el sector público pues vamos a tener más capacidad de invertir con los recursos del gobierno. Nosotros esperamos un crecimiento del 3 por ciento en 2017.

SEMANA: ¿O sea que una cosa será la economía con reforma tributaria y otra muy diferente sin ella?

M.C.: Sí. La reforma hace la diferencia entre un año bueno y uno malo. Si no la hacemos comenzaríamos mal 2017, pues muy pronto, en enero, seguramente vendría la disminución en la calificación de Colombia de BBB a BBB- (triple B menos). Automáticamente eso encarece el financiamiento de todos: gobierno, empresas y hogares. Se encarece el crédito, se frena la inversión y se desencadenaría una espiral de bajo crecimiento. A esto hay que sumarle un ambiente de desconfianza y pesimismo, porque la reforma se necesita para dar claridad sobre cuál es el norte en materia tributaria. Sin reforma, el gobierno tendría que recoger muchos de sus programas que ayudan a reducir la pobreza, lo que significa que tendríamos un problema social. No me queda duda de que con reforma tributaria 2017 será mejor.

SEMANA: Fitch acaba pasar el ‘outlook’ de las empresas colombianas de estable a negativo; ¿es ya una advertencia sobre las consecuencias de no pasar la reforma tributaria?

M.C.: Así es. Todo va encadenado. Si al gobierno le bajan la calificación de BBB a BBB- (tiple B menos), eso significa, para las empresas que están en los mercados internacionales, pasar de BBB- (triple B menos) a AA+ (doble A más), lo que ya es perder el grado de inversión. Es decir, para las compañías podría tener consecuencias incluso más severas que para el propio gobierno.

SEMANA: Si se aprueba una reforma similar a la propuesta por el gobierno, ¿qué impacto tendría el aumento de tres puntos del IVA, por ejemplo, en la inflación?

M.C.: Lo primero que hay que decir es que no habría un aumento permanente sobre la inflación. Como lo ha dicho el Banco de la República, lo verdaderamente inflacionario es no hacer la reforma. La razón es que, si no hacemos la reforma tributaria, probablemente el dólar subiría como consecuencia de la menor calificación de Colombia. Tendríamos entonces más devaluación y eso, a la vez, generaría más inflación.

SEMANA: El Banco de la República dice que ya la inflación está en la senda descendente. ¿Creería que acá también pasó lo peor? 

M.C.: Hace tres meses estábamos pensando que la inflación, a duras penas, llegaría al 4 por ciento a finales de 2017, hoy estamos viendo que eso puede ocurrir en el primer semestre. En conclusión, la inflación vuelve a su normalidad el próximo año, eso es lo que nos ha llevado a plantear la baja de las tasas de interés. Nos preocupa que la demanda interna está creciendo poco, por lo tanto, es necesario cambiar la postura de política monetaria para generar un poco más de actividad económica.

SEMANA: Algunos analistas ven nublado el panorama fiscal. ¿Usted cómo lo ve?

M.C.: Para el próximo año tenemos una meta de déficit fiscal de 3,3 por ciento del PIB, que será posible cumplir siempre y cuando tengamos reforma tributaria. Yo creo que vamos por la senda correcta. La regla fiscal ha sido una buena carta de navegación y la hemos mantenido al pie de la letra, lo que da credibilidad en el manejo de la política fiscal de Colombia. Para asegurar la reducción del déficit fiscal tenemos dos elementos muy importantes. Uno, el presupuesto tan recortado que se aprobó, y dos, los ingresos adicionales provenientes, precisamente, de la reforma tributaria.

SEMANA: Otro motivo de preocupación ha sido el déficit en cuenta corriente, aunque este se ha venido reduciendo. ¿Cuál es su pronóstico?

M.C.: Esperamos que el déficit en la cuenta corriente termine este año en 4,5 por ciento del PIB y el próximo en 3,7 por ciento. Ya estaremos acercándonos al 3 por ciento, que es el nivel sostenible en el largo plazo. Esta reducción resulta de la caída en las importaciones que, a su vez, refleja la desaceleración de la economía.

SEMANA: Y las exportaciones…

M.C.: Dejaron de caer, pero todavía falta mucho para que podamos tener un buen dinamismo exportador por razones ajenas a nosotros, que tiene que ver con la debilidad de las economías regionales, especialmente Ecuador y Venezuela. Claro que también nos afecta un menor crecimiento en Estados Unidos y Europa, aunque hemos ganado competitividad con la tasa de cambio. Tenemos mejores políticas para fomentar las exportaciones, pero el entorno internacional no es fácil para que crezcan.

SEMANA: ¿Espera algún repunte de la inversión extranjera directa (IED)?

M.C.: Este año será de 8.800 millones de dólares, eso es más que el año pasado que fueron 7.500 millones de dólares. Nos ayudó la venta de Isagén, que aportó 3.000 millones de dólares.

SEMANA: Pero lo de Isagén no es inversión nueva…

M.C.: Pero nos ayudó. Sin esta venta, seguramente habríamos tenido más devaluación y el déficit en cuenta corriente no se habría podido financiar con estas entradas de capital. Entonces, en un año de ajuste, la venta de Isagén ayudó a moderar la tasa de cambio. Pero quería destacar la inversión extranjera de portafolio. Es una inversión nueva. Este año estamos recibiendo en neto 4.330 millones de dólares de inversionistas que han venido especialmente a comprar TES. Los extranjeros tienen en este momento el 24 por ciento de estos títulos, lo que equivale a 58 billones de pesos, es decir, casi 20.000 millones de dólares.

SEMANA: Pero eso tiene de bueno y de malo. A muchos les preocupa esa inversión de portafolio.

M.C.: Esto tiene dos elementos. Por un lado nos ha ayudado a financiar el déficit en cuenta corriente y por otro a moderar la tasa de cambio. Si no hubiéramos tenido esto, la devaluación habría sido mayor. Nos hace obviamente más dependientes de la calificación y del buen manejo macroeconómico para asegurar que estos capitales sigan en Colombia. Pero debo decirle algo, en las últimas semanas hemos tenido noticias muy positivas en este frente, pues han llegado inversionistas extranjeros a tomar mayores posiciones. Uno solo compró 2 billones de pesos en TES, con lo que mostró que tiene confianza y que apuesta a que Colombia mantenga su calificación. Estas entradas de capitales han sido muy útiles.

SEMANA: ¿No estamos llegando a un límite preocupante de endeudamiento?

M.C.: Estos TES son los mismos que ya están en el mercado en Colombia, los que ha emitido la Nación para financiarse. La única diferencia es que los están comprando los extranjeros, de lo contrario lo tendrían los bancos o las AFP. El endeudamiento público en Colombia es consecuencia directa del déficit fiscal, en la medida en que tenemos una regla fiscal, tenemos un tope. Este año estamos llegando a una relación deuda-PIB del 42 por ciento. Y a partir de 2017 comienza a bajar. No es muy alta. Claro que aumentó, en buena parte por la devaluación

SEMANA: En síntesis, ¿cuál será el motor que moverá la economía el próximo año?

M.C.: El año entrante vamos a tener, desde la oferta, un buen desempeño de la industria que proyectamos crecerá 3,8 por ciento; la construcción, 5,6 por ciento, dentro de lo cual las obras civiles –por las 4G– serán el líder con 8,6 por ciento. Ese sería el sector más dinámico. Esperamos un buen desempeño del sector financiero con un crecimiento del 3,5 por ciento. El agro avanzaría un 2,5 por ciento, destacando el café que este año terminará con una producción de 14 millones de sacos, y el próximo deberemos estar en los 15 millones de sacos.

SEMANA: ¿Qué expectativas hay frente al petróleo? ¿El acuerdo de la Opep cambia el panorama?

M.C.: El precio promedio este año va en 44 dólares, para el próximo estamos proyectando un precio de 47,50, con este nivel tenemos hechos los escenarios. Con la decisión de la Opep el precio podría estar en 50 dólares.

SEMANA: ¿Y el  dólar?

M.C.: Yo siempre digo que el mejor pronóstico de tasa de cambio es 3.000 pesos. En 2016, el promedio del precio del dólar estará en 3.054 pesos y para el próximo tenemos un pronóstico de 3.012. Aunque el rango de volatilidad puede ser alto. Creo que un dólar a 3.000 nos conviene y con ese haría yo las proyecciones en las empresas.

SEMANA: ¿Cómo deben actuar el próximo año los colombianos (empresas y personas)?

M.C.: Las empresas van a tener un panorama fiscal más despejado con más certeza y con mejores condiciones, lo que las debe motivar a invertir. Vamos a eliminar un factor de incertidumbre relacionado con cuáles serán los impuestos de los próximos años. Eso ayuda a mantener dinámica la inversión empresarial. Los hogares van a empezar a ver una reducción de las tasas de interés, con una altísima probabilidad a comienzos de 2017. Eso debe ayudar al crédito y a que se mueva el consumo, sobre todo la compra de vivienda. El 2017 será un año de más confianza y crecimiento.

SEMANA: ¿Qué efecto en lo económico se puede esperar del acuerdo de paz?

M.C.: El país empieza a beneficiarse de los efectos de la paz. Veremos más inversión extranjera en ciertos sectores. La paz generará en algunas regiones del país, especialmente donde el conflicto ha sido más intenso, mejores condiciones para invertir. En general tendremos un entorno más amable para los negocios y eso es más inversión. En ese sentido, esperamos que la tasa de inversión el próximo año esté en 28 por ciento del PIB. Que las Farc dejen de existir como un grupo armado, cosa que va a ocurrir en 180 días, cuando entreguen sus armas, va a generar un ambiente muy positivo en Colombia.

SEMANA: ¿Qué reformas económicas vienen en 2017? 

M.C.: Tenemos que reformar la distribución de los recursos del Sistema General de Participaciones (SGP), que son las transferencias que hace el gobierno a los entes territoriales. También hay interés en seguir avanzando, en forma modulada, en materia pensional, donde hemos hecho varias reformas, pero se requieren otras adicionales. Y tenemos el desarrollo legislativo que se necesita para el posconflicto.

SEMANA: ¿Cómo ve el entorno internacional y, concretamente, qué consecuencias podría tener para Colombia el gobierno de Donald Trump?

M.C.: Hay una incertidumbre asociada al nuevo gobierno de Estados Unidos, pero personalmente no creo que en el caso de Colombia esto tenga grandes consecuencias, pues no hay nada que haga pensar que el presidente Trump tenga en mente algún cambio en su política frente a nosotros. Hay un elemento de incertidumbre en cuanto a que la Reserva Federal aumente las tasas de interés. No porque haya duda de que subirán. Eso es un hecho, incluso ahora en diciembre. Lo que está por verse es cuáles serán las consecuencias para las economías emergentes y para Colombia. Esperaría que en nuestro caso, en la medida en que tengamos una economía estabilizada y con una reforma tributaria aprobada, el aumento no tenga consecuencias fuertes

SEMANA: El próximo será un año preelectoral. ¿Usted cree que eso tiene incidencia en lo económico?

M.C.: En términos generales, no. En Colombia las elecciones no han tenido mayor impacto. El país ha mantenido disciplina y ha habido continuidad en las políticas. Históricamente hablando la economía ha estado ajena del debate político y eso ha sido muy positivo. Ahora bien, si la elección de 2018 resulta más antagónica, desde el punto de vista ideológico y de enfoque, naturalmente puede tener consecuencias sobre el clima de los negocios y las expectativas. Estoy seguro de que para 2018, como hay nuevos actores en el escenario político y hay más polarización, el tema económico va a jugar un papel más importante.

SEMANA: La gente siempre quiere saber si el ministro de Hacienda seguirá en el cargo. ¿Usted se ve en esta cartera en 2017, le faltan cosas por hacer?

M.C.: Estaré acá hasta el día en que le resulte útil y conveniente al presidente de la república. Si eso es hasta el 7 de agosto de 2018, estoy listo para acompañarlo hasta el final de su mandato. Hemos trabajado con mucha armonía. Siempre hay muchas tareas pendientes en estos cargos. El tema del financiamiento del posconflicto es un reto grande. Quisiera poder contribuir a que quede delineado desde el punto de vista fiscal.