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TASAS ARRIBA

¿A qué se debe la nueva alza en las tasas de interés de los bancos de EE.UU.?

30 de julio de 1984

Sólo dos días después de la conclusión de la cumbre de Cartagena y de la firma de la declaración final, los principales bancos estadounidenses subieron la tasa preferencial de interés (la que cobran a los principales clientes) en medio punto, del 12.5% al 13%. Lo que sorprende no es que las tasas de interés suban sino que lo hagan precisamente cuando se pensaba que el mensaje de los deudores en el sentido que éstos no podrían seguir sosteniendo el oneroso peso de sus obligaciones a tasas de interés cada vez más altas había por fin tenido eco en el Norte.
Considerando que el 75% de la deuda latinoamericana está contratado a tasas flotantes, un alza de medio punto no es ni mucho menos insignificante. Para Colombia, que tiene una deuda aproximada de 10.600 millónes de dólares el desembolso adicional causado directamente por el alza equivale a US$35 millónes. Para Latinoamérica, el incremento en el servicio de la deuda asciende al alarmante nivel de US$1250 millónes anuales.
UNA REACCION EXPLOSIVA
Las reacciones en América Latina no se hicieron esperar. A lo largo del hemisferio se oyeron voces de indignación y protesta, que calificaban el insuceso como desafortunado e inclusive peligroso. El ministro de Finanzas mexicano, Jesús Silva Herzog, comentó que el alza parecería ser una represalia contra los latinoamericanos por haber auspiciado la cumbre de Cartagena. En Colombia, el diario El Espectador publicó en primera página el titular: "Bancos de EE.UU. responden a Cartagena elevando intereses". Por su parte el ex presidente Pastrana calificó el alza como el "acto más grande de cinismo internacional ".
Ante lo que a simple vista parecería una represalia contra la iniciativa latinoamericana conviene preguntarse en qué medida el alza corresponde a una decisión independiente de la banca ya sea con el objeto de castigar a los deudores por un supuesto intento de imponer condiciones a los acreedores o con el propósito de colocarse en una mejor posición negociadora futura, o si es sólo una reacción a las presiones y fuerzas del mercado financiero internacional.
Una de las más sorprendentes declaraciones fue la del Presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, quien afirmó que la única causa posible del alza sería el temor al futuro de los banqueros de Wall Street. Sin embargo, es bien sabido que el altísimo déficit fiscal norteamericano (US$ 200 mil millónes) ha obligado al gobierno a acudir a los mercados crediticios. La presión que el propio gobierno norteamericano ejercería sobre los mercados financieros al intentar cubrir su déficit con préstamos, y la demanda por créditos que ha acompañado a la incipiente y aún frágil recuperación económica han, en gran parte, provocado el alza en los intereses. Por esto, muchos analistas no pudieron ocultar la sensación de que el Presidente Reagan estaba atribuyéndole culpas propias a otros.
SEGUIRAN LAS ALZAS
El alza del lunes pasado es tan sólo la más reciente de los últimos meses.
El ascenso comenzó el 19 de marzo, cuando la tasa subió hasta 11.5%. El 5 de abril y el 8 de mayo volvió a subir medio punto. Aunque la actual tasa es la más alta en los últimos veinte meses, en círculos bancarios se ha estimado que la tendencia alcista continúa vigente, y que antes de fin de año los intereses estarán alrededor del 14% anual. Como es lógico, la carga para los deudores será cada vez mayor, hasta que, como se señaló en Chile "va a llegar un momento en que será imposible seguir pagando y eso queremos que lo entiendan los países acreedores".
Es exagerado considerar que el alza en las tasas de interés constituyó una venganza contra los "rebeldes". Pero indudablemente demuestra que el sentimiento de urgencia de los paises deudores no es aún compartido por los acreedores. Es ingenuo esperar que las preocupaciones latinoamericanas induzcan a los Estados Unidos a modificar su política económica en aho de elecciones. Si bien la solución no reside en esperar una reducción en los intereses, que puede no producirse a tiempo, vale la pena recordar el tercer punto de la propuesta de Betancur en Cartagena, que plantea "...que aquellos países industriales que adopten políticas financieras o comerciales capaces de alterar en forma significativa el éxito de los programas de ajuste asuman el compromiso de proporcionar los recursos compensatorios necesarios".
Algunas de las posibles medidas serían la emisión de Derechos Especiales de Giro que estuvieran a la disposición de los países en dificultades y el establecimiento de unas tasas de interés preferenciales que limitaran el aumento de las obligaciones de los países más afectados.
Si, como sostienen expertos económicos, el alza era previsible y fue demorada sólo para que no coincidiera con la Cumbre de Cartagena, se comprobaría una vez más el viraje que ha tomado el asunto de la deuda.
La banca ya no puede pretender que sus actos no tienen repercusiones políticas. Las realidades económicas siguen siendo las mismas, pero de ahora en adelante se interpretarán a la luz de la política internacional. -