Home

Economía

Artículo

TEMORES Y ESPERANZAS

QUIEN ES QUIEN EN LA CUMBRE

27 de junio de 1983

ALEMANIA: Uno de los nuevos en ingresar al club es el canciller Helmut Kohl quien, a pesar de compartir la preocupación de sus colegas relativa a la economía norteamericana, no tiene intención de sembrar la discordia. Para Kohl, la cumbre debe producir "una señal de esperanza y confianza sobre el desarrollo de la economía internacional", y el primer elemento para ello es evitar los enfrentamientos abiertos. Como representante de un sistema que depende altamente de su sector externo, el canciller se ha mostrado partidario de disminuir las barreras proteccionistas y fomentar la cooperación externa.

JAPON: El primer ministro Yasuhiro Nakasone, encerrado en su mutismo oriental, ha evitado cualquier confrontación nacida de las prácticas comercializadoras del imperio del sol naciente. La devaluación del yen y los estímulos dados por el gobierno han sido exitosos en mantener a la economía en una situación superavitaria sobre cada uno de los demás países que asisten a Williamsburg. Si bien Nakasone ha prometido controlar las exportaciones de su país, su mayor esperanza es que la situación general mejore, o, si no, tanto él como Reagan pueden ser culpados en caso de una nueva crisis.

GRAN BRETAÑA: Con una elección a la vuelta de la esquina, la primer ministro Margareth Thatcher no piensa quitarle el apoyo a los Estados Unidos, pese a que sus oponentes critican a la dama de hierro por la postura del gobierno en temas tan espinosos como el asuto de los misiles de la OTAN. Las similitudes en la manera en que ambos jefes de Estado han conducido sus respectivas políticas explican el que el uno haya soportado al otro cuando las condiciones lo hacen necesario. Con todo, es posible que la señora Thatcher le haga saber discretamente a Reagan que su gobierno espera que Estados Unidos se muestre flexible en lo que a mantener la recuperación económica concierne.

FRANCIA: Si bien el clima de armonia parece ser la constante entre los presidentes,aún se teme la actitud del jefe del Estado francés, Francois Mitterrand, quien ha justificado las dificultades internas de su país como resultado de las políticas de Reagan y, concretamente, del déficit fiscal norteamericano que amenaza con presionar las tasas de interés hacia arriba. A comienzos de mayo, en París, Mitterrand -en un discurso de 45 minutos- abogó por una vuelta a los acuerdos originales de "Bretton Woods" que en 1945 definieron el sistema monetario, haciendo énfasis en la necesidad de contar con tasas de cambio fijas. Sin embargo, su iniciativa no produjo mayor entusiasmo entre los aliados, quienes se han mostrado partidarios de mantener el sistema de tasas flotantes, con el argumento de que éste corrige en forma automática los desequilibrios entre las diferentes monedas.

CANADA: Sin importar que hace un mes Pierre Elliot Trudeau intercambiara un efusivo apretón de manos con el presidente Reagan, el jefe de Estado canadiense apoya más la posición de Mitterrand y no ha vacilado en criticar la administración por creer "que el mundo es una extensión de California", en política internacional, Trudueau se ha manifestado preocupado por el problema de la deuda del Tercer Mundo y no acepta la dura actitud norteamericana hacia Moscú. No obstante, parece que en esta oportunidad Trudeau ha escogido el camino de la discreción para no exaltar los ánimos de sus opositores que en Canadá han llevado al partido del primer ministro a una impopularidad récord.

ITALIA: Dejando atrás una de las economías de mayores dificultades, el primer ministro italiano Amintore Fanfani ha jugado un rol estrictamente neutral evitando disentir con los dos grupos que se crean en las discusiones: el pro-Washington y el antiWashington. Con la mente concentrada en la situacion Italiana y la preparación de una elección general, Fanfani no espera ningún tipo de acuerdos ampliamente publicitados. Tan solo la aclaración de las diferencias y la fijación de metas comunes. A pesar de haber hablado contra la Casa Blanca en otras oportunidades, el primer ministro prefiere ahora escuchar y callar.

OPACOS ANTECEDENTES
En los años anteriores las cumbres económicas han sido "abundantes en palabras pero cortas en resultados": Rambouillet, 1975: En la, primera reunión se acuerda estabilizar las tasas de cambio y revitalizar el dólar, mas los remedios no se toman, con lo cual el problema de estabilización continúa. San Juan, 1976: La lucha anti-inflacionaria es el objetivo de la reunión pero no se puede afirmar que esta inspirara políticas especiales, por lo que el incremento en precios se sostiene. Londres, 1977: Aunque los países firman una petición haciendo un llamado a acabar con el proteccionismo, apenas dejada la reunión cada uno de los suscribientes vuelve a las mismas prácticas de poner obstáculos y aranceles. Bonn, 1978: Se le insiste a Alemania y Japón que estimulen sus economías y a los Estados Unidos que abandone su dependencia en energía. La primera meta se consigue parcialmente más no la segunda. Tokyo, 1979: Indudablemente la más efectiva de las reuniones logra evitar en parte el impacto de una nueva subida de los precios del petróleo mediante sustitución de éste por otras formas de energía. Venecia, 1980. Los EE.UU. comienzan una extrema campaña anti-inflacionaria que eleva la tasa de interés y el valor del dólar. Las peticiones para un aflojamiento de la posición son negadas. Ottawa, 1981: Reagan es criticado por la política de altos intereses que se mantiene a pesar de las amenazas de los aliados. El objeto de la reunión se vuelve más político cuando líderes acuerdan limitar el comercio este-oeste para detener el flujo de transferencia de tecnología a los soviéticos. Versalles, 1982: Aunque Reagan consigue apoyo en seguir presionando a los rusos, la alianza sufre un duro golpe cuando el presidente norteamericano impone sanciones a las compañías que colaboren con el gasoducto transiberiano.