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VECINO EN CRISIS

El gobierno venezolano impone medidas de control de cambios.

28 de marzo de 1983

Lunes en la noche: comienza a vivirse en Colombia pánico por el derrumbe de la moneda venezolana. La prohibición del libre mercadeo de divisas en Caracas es considerada como la presentación oficial dé la devaluación. La radio colombiana menciona cifras que llegan hasta el 70%.
Martes: se dispara el dólar negro en Colombia, pasando de 72 a 76 pesos en cuestión de horas. El Bolívar, que el lunes se cotizaba a $ 16.30 en los puestos de cambio fronterizos, cae a $12. En las últimas horas de la noche, el gobierno venezolano se pronuncia: no habrá devaluación masiva, simplemente control de cambios. Se anuncia que la cotización del bolívar respecto al dólar seguirá en 4.30, como venía desde 1973, para ciertos gastos que el gobierno considera prioritarios (pago de la deuda externa, compras de alimentos etc). Para aquellos gastos que no sean considerados de primera necesidad, se establecerá una tasa de cambio diferencial. Es decir, se devaluará. No se anunció la cifra exacta de la devaluación. Por último, el gobierno prolonga la restricción sobre el mercadeo de divisas hasta el viernes 25.
Miércoles: en Colombia el bolívar sigue cayendo. Llega a $10 al final del día. El dólar negro permanece arriba. Hay pánico en Cúcuta y ciudades fronterizas por las implicaciones económicas de las nuevas medidas. Los comerciantes piden ayuda al gobierno.
Jueves, viernes: Nadie sabe qué va a ocurrir. Se esperan cifras concretas sobre devaluación. El gobierno colombiano ofrece ayuda a los exportadores .
La difícil situación en que se debate la economía venezolana reviste caracteres de gravedad para Colombia. Las exportaciones de manufacturas hacia Venezuela, representan un alto porcentaje del total de exportaciones manufactureras colombianas. Pese a que éstas habían disminuído recientemente por severos controles venezolanos, el remanente es aún importante. La situación de este remanente no quedará clara hasta que se conozca la tasa de cambio fijada por Venezuela para las exportaciones colombianas.
Ni siquiera se sabe si las seguirán permitiendo.
Las ciudades fronterizas --particularmente Cúcuta- cuya actividad económica se basaba en el alto poder adquisitivo del vecino país, se encuentran ahora flotando en un mar de incertidumbre. El gobierno colombiano ofreció un subsidio a las exportaciones (CAT) para contrarrestar el efecto de la devaluación venezolana. El decreto aún no ha salido. Se sigue esperando concreción de la política venezolana.
Los miles y miles de colombianos que migraron al vecino país en busca de mejores ingresos para sostener a sus familias en Colombia, están viendo caer radicalmente el valor de sus trabajo. El envío de 300 bolívares, por ejemplo, por parte de un trabajador en Venezuela, significaba antes de la crisis 4 mil 800 pesos para su familia en Colombia. Ahora, con la nueva tasa de cambio vigente en el mercado negro, la misma suma de bolívares significa sólo 3 mil pesos al pasarlo a moneda colombiana. Eso implica disminución de ingresos para un alto grado de hogares colombianos que durante muchos años vivieron de la bonanza venezolana. Aún más grave es la duda que pesa sobre la estabilidad de sus empleos. La desocupación en Venezuela oscila alrededor del 10%, y esto hace que los inmigrantes sean particularmente mal vistos.
A Colombia la están rodeando devaluaciones fuertes por todos los costados: Brasil devaluó en un 30% el viernes 17, Bolivia lo hizo en 10% la semana pasada, los expertos dicen que Ecuador no demora en hacerlo. Presión y más presión sobre la moneda colombiana.
La situación venezolana es realmente grave. Se habla de una fuga de divisas de 200 millones de dólares diarios. Hay una gran desconfianza por parte de los industriales en la recuperación económica del país. Las reservas internacionales han caído en cinco meses aproximadamente en un 50%. Venezuela depende casi totalmente del petróleo y el precio de éste va en barrena. La deuda externa venezolana --dice la banca internacional-- es 30 mil millones de dólares. La deuda a corto plazo es de 9 mil millones de dólares y el ministro de Hacienda está buscando préstamos en Europa para refinanciarla. El total de las reservas suma actualmente 8 mil 700 millones de dólares.
Todo clama devaluación radical, pero la economía venezolana es débil y una devaluación absoluta (sin tasas diferenciales) podría provocar de inmediato una espiral inflacionaria ya que, por ejemplo, el 50% de los alimentos en Venezuela son importados, lo que implica que a mayor costo del dólar, mayor costo de la comida, mayor costo de la vida.
Por ahora tan sólo hay incertidumbre en Venezuela e incertidumbre en Colombia. Sólo una cosa es clara y es que Venezuela se sumó a México, Brasil y Argentina en el caos financiero latinoamericano, y a Nigeria en el derrumbe de los otrora poderosos países petroleros.-