MAURICIO BOTERO

Opinión

Dos oportunas magníficas noticias

Mauricio Botero Caicedo
27 de noviembre de 2024

En medio de un maremágnum de regulares y pésimas noticias, Colombia debe celebrar dos primicias muy positivas: la primera es la bonanza cafetera que atraviesa y la segunda es el continuo ascenso del monto de las remesas, que ya superan la inversión extranjera directa.

La gran ventaja de estas dos fuentes de recursos en divisas es que, a diferencia de los ingresos generados por actividades extractivas como la minería o los hidrocarburos, cuyos beneficios en su mayoría quedan concentrados en el gobierno o en grandes empresas, principalmente multinacionales, los ingresos provenientes del café llegan directamente a los caficultores y sus familias. En cuanto a las remesas, estas se destinan directamente a los familiares de los emigrantes o ingresan al país como inversión en diversos activos, principalmente en el sector inmobiliario.

El precio del café superó para el 27 de noviembre de 2024 los tres dólares por libra en la Bolsa de Nueva York, un precio que no se había visto desde 2011. El sorprendente auge en el precio, resultado en buena parte de las heladas en el Brasil, se combina en un gana-gana con una relativa muy buena producción de 12,9 millones de sacos.

Lo más importante es que dichos ingresos les llegan directamente a más de 500.000 familias que obtienen su sustento económico del cultivo del café. Teniendo en cuenta la generación de empleo de todas las cooperativas, trilladoras, transportadoras y empresas exportadoras, la realidad es que, incluyendo a sus familiares, por los menos 2,5 millones de colombianos se van a ver beneficiados con la bonanza cafetera.

En Colombia, el café tiene una característica muy importante: la inmensa mayoría de las 500 mil fincas cafeteras es relativamente pequeña, siendo la distribución de la tierra bastante homogénea. En el café arábica, a diferencia de una gran parte de los cultivos agrícolas, no hay necesariamente economías de escala en mayores extensiones.

La pregunta de fondo, que será tratará en otro artículo, es si Colombia debe lanzarse a producir otros cafés de menor calidad, principalmente los robustas.

El consumo mundial del café se ha duplicado en los últimos 20 años y, mientras que muchos países han aumentado y en algunos casos triplicado su producción, la de Colombia se ha mantenido en los mismos 12 millones de sacos en promedio.

El caso de las remesas es bastante diferente en varios aspectos, pero, al igual que el café, tiene un impacto inmediato en los bolsillos de millones de compatriotas. En 2024, la cifra de remesas puede alcanzar la gigantesca suma de 12.000 millones de dólares, monto que puede representar más de 2,8 % del PIB y el 4 % del consumo de los hogares.

Cálculos del Banco de Bogotá, con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares, demuestran que en 2023 cerca de 9,6 millones de personas recibieron remesas, el 18 % de la población del país. El departamento del Valle del Cauca recibió 2.620 millones de dólares por concepto de remesas, una cifra que representó el 26 % del total. El departamento de Cundinamarca, con 1.642 millones de dólares, fue la segunda región con el mayor monto de remesas recibidas. A estos dos departamentos le siguen, en su orden, Antioquia, Risaralda y Atlántico.

Hace siete años, en 2017, al país le entraron en remesas 5.636 millones de dólares. Si vemos las proyecciones para 2024, de 12.000 millones, las remesas han tenido un crecimiento del 10 % anual. Y de continuar esta misma rata de crecimiento, en 2031 podríamos llegar a remesas por la nada despreciable cifra de 24.000 millones de dólares.

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Apostilla: Algunos furibundos gobiernistas pretenderán que estas dos bonanzas son producto de las acciones de la actual administración. ¡Nada más alejado de la verdad!

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