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EDITORIAL

A proteger el tejido empresarial

Hay que reconstruir la confianza de los ciudadanos hacia sus empresarios. Hay que evitar el populismo.

23 de julio de 2020

El sector empresarial está en medio de la tormenta. No solo por la parálisis súbita de la economía, sino también por la percepción que tienen los ciudadanos de sus empresarios.

Un documento de Reconciliación Colombia, la Fundación Ideas para la Paz (FIP), Usaid y la ONG norteamericana Acdi/Voca, titulado "Liderazgo empresarial en tiempos de crisis", muestra la tendencia contra el sector privado, existente desde hace algún tiempo.

El estudio hace un recuento de los últimos hallazgos: en Colombia, 58% de las personas sienten que el capitalismo hace hoy más daño que bien y 82% percibe este sistema como injusto, según la medición del Barómetro de Confianza, de Edelman de 2020. El programa Alianzas para la Reconciliación (PAR) de Usaid y Acdi/Voca publicó recientemente los segundos resultados de su Barómetro de la Reconciliación, que indicó que 83% de los encuestados confían poco o nada en los empresarios del país. El Gallup Poll de diciembre de 2019 mostró, por primera vez desde 1994, que la imagen desfavorable de los empresarios (49%) superó la imagen favorable (44%). Sin embargo, cuatro meses después, este último porcentaje se ubicaba en 49% y el desfavorable en 45%.

Reconciliación Colombia y el Centro Nacional de Consultoría realizaron una encuesta sobre empresas y empresarios para establecer si se trataba de un asunto coyuntural marcado por las movilizaciones de finales de 2019. Cualquiera diría que los colombianos mantienen una imagen positiva de los empresarios, valoran su esfuerzo, reconocen su tesón y ven en la empresa un símbolo de realización personal y social. Pero los encuestados son críticos: 78% dice que en el mundo empresarial hay mucha corrupción; solo 39% piensa que los empresarios han ayudado a promover la paz y superar la violencia, y 48% asegura que los empresarios suelen incumplir las normas. Tampoco ven con buenos ojos el matrimonio entre empresarios y políticos: casi la mitad cree que el Estado favorece a los empresarios y vela por sus intereses, y apenas 14% considera que el Estado debería generar estímulos para que las empresas estén mejor.

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Estos resultados llegan en un momento difícil. La situación empresarial hoy es más frágil que hace unos meses y recuperarla tomará tiempo: la economía cae y la demanda no crece. Además, se han perdido millones de puestos de trabajo y el desempleo llegará a niveles históricos, mientras que la pobreza volverá a crecer a costa del gran logro social de las últimas décadas: el crecimiento de la clase media. La pandemia concentrará más la riqueza y aumentará la desigualdad.

Como señala el documento de Reconciliación Colombia, FIP, Usaid y Acdi/Voca, atrás quedaron los tiempos en los que el éxito de las empresas se medía solo y, principalmente, por sus ganancias. “El mundo de hoy tiene nuevos consensos en torno al cuidado del medioambiente, al relacionamiento con las comunidades, al bienestar de los colaboradores y al desarrollo económico, por señalar solo los principales”.

Sin duda, muchas empresas se han comprometido en avanzar en estos objetivos y se han convertido en referentes en sus sectores y en el país. Y también seguramente han buscado instrumentos para alcanzar una mayor equidad en las regiones y formalizar el mercado laboral. Sin embargo, parece que no es suficiente y será necesario reconstruir la confianza entre los empresarios y los ciudadanos. Más aún hoy, cuando los discursos populistas tienen el terreno abonado para atacar la institucionalidad.

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Las empresas han sido fundamentales en el desarrollo de la economía. Pero en esta difícil coyuntura desempeñan un papel aún más protagónico en el proceso de reactivación y recuperación. ¿De dónde vendrán los empleos, los impuestos, los nuevos emprendimientos que ayuden a transformar el aparato productivo? ¿Y de dónde las alianzas público-privadas que saquen adelante proyectos que le den competitividad y productividad al país y generen mayor bienestar? Hay que cuidar el tejido empresarial y garantizar su papel en el desarrollo económico. Eso no puede estar en discusión.