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Las ‘prácticas salvajes’ se superan con educación

Kenia es un ejemplo de cómo a través de los estudios se disminuyen los casos de ablación y de matrimonio infantil.

4 de enero de 2016, 6:00 p. m.
La tribu Masai es una de las que continúa con la práctica de la ablación femenina. | Foto: Commons.Wikipedia.org

El número de adolescentes sometidas a la ablación de clítoris se ha reducido un 11 % en Kenia, lo que lo convierte en uno de los países donde más se está abandonando esta práctica, de la que se desconoce su origen pero que se realiza en 29 países de Asia y África y en algunas comunidades indígenas de Colombia. La educación se ha convertido en la mejor herramienta para disminuir los casos. 

Diferentes organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) se oponen y combaten la ablación y el matrimonio infantil invitando a las diferentes naciones a su prohibición. Sin embargo, se ha demostrado que la mayoría de quienes las practican son tribus que no se consideran bajo las órdenes de los gobiernos, por lo tanto son costumbres que continúan presentes.

Un caso por resaltar es el de Kenia, que en el 2011 aprobó una ley que criminaliza la ablación y creó el Comité Anti Mutilación Genital Femenina, dotado de una unidad judicial para castigar estas prácticas.  A pesar de ello, tribus como la samburú continúa con la tradición. En total, 37 de los 42 grupos étnicos de Kenia extirpan el clítoris a sus adolescentes.

“Quiero que me circunciden porque quiero dejar de ser una niña, ser una mujer y tener relaciones”, le dicen a Gladys Puchaicela misionera Santa Teresita que trabaja contra la extensión de la ablación en el país africano. Pero algo que se ha evidenciado es que mientras más educación, más disminuye esta práctica y otras como el matrimonio infantil.

“Habrá un cambio generacional a través de la educación, las chicas que hoy están estudiando dicen que no practicarán la ablación a sus hijas. No podemos violentar la cultura, actuamos a través de la educación y del tiempo”, aseguró a la agencia EFE Guillermo Álvarez, sacerdote que también trabaja con comunidades keniatas.

Dentro de los ejemplos claros de cómo la educación sirve para generar conciencia entorno a la crueldad de la ablación se encuentra el de Irenne, una adolescente que encaró a sus padres y advirtió que ella no será mutilada. Ella es una de las pocas que ha logrado entrar a la Universidad de Nairobi.  
La ONG África Digna que financia proyectos educativos en la zona afirmó a EFE que “ha habido un gran cambio en los últimos diez años gracias a la educación, los chicos quieren estudiar, tenemos mucha más demanda de la que podemos financiar”.

“Las chicas y chicos que hoy estudian tienen novios de su edad y se casan por amor, son extrovertidos y saben hablar en público, algo impensable para su entorno”, afirma Mercedes Barceló a EFE, presidenta de la ONG.

Con información de EFE.

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