Los 6 consejos que ningún padre debería dar a sus hijos

La sabiduría popular dice que solo es posible aconsejar desde la experiencia, algo que hacen regularmente los padres con sus hijos para direccionarlos hacia un futuro exitoso. Sin embargo, para algunos expertos, los padres deberían evitar algunas de estas sugerencias.

Naturalmente, es común que los padres de familia quieran intervenir en la manera en la que sus hijos actúan frente al mundo. El problema está cuando estos consejos solo buscan controlar la crianza y formar seres incapaces de afrontar los momentos difíciles.

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Esta orientación inadecuada puede tener consecuencias tan graves como la depresión o el suicidio. Un informe de Medicina Legal reportó un aumento en los casos de suicidio infantil, de 56 hechos ocurridos durante los primeros meses de 2016, pasó a  65 en el primer trimestre de 2017.

Paulo Daniel Acero, psicólogo de la Universidad Nacional, especialista en resolución de conflictos y docente de la Universidad El Bosque y Pontificia Universidad Javeriana afirma que “Los padres buscan calmar sus conciencias con breves palabras y poco contacto afectivo, sin dimensionar que la expresión de afecto y la dirección segura no es delegable”.

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Semana Educación, con la colaboración de algunos expertos, hace una lista de los consejos que los padres deberían evitar:

Lo más importante es que todo te salga bien: Hay que dejar que un niño se equivoque, es una parte fundamental del aprendizaje. De esta manera comprenderá que en ocasiones las cosas no salen en un primer intento,  estará dispuesto a intentar las cosas más de una vez y aprenderá a tomar decisiones y ser más independiente. Estudios recientes demuestran que la tendencia a la sobreprotección va en aumento, lo que significa seres humanos más inseguros en cualquier ámbito de su vida.

Debes ser el mejor siempre: El éxito es relativo, lo que para una persona significa un triunfo importante no necesariamente es así para otros. Los padres pueden ayudar a los niños a entender ese concepto celebrando sus pequeños o grandes logros, insistiendo en que el valor del éxito siempre es individual. Por otro lado, los espacios en los que niños pueden competir entre ellos, también son un canal para enseñar valores más importantes como la solidaridad.

No seas como tu padre o tu madre: Los padres repiten esto cuando no quieren que su hijo imite comportamientos inadecuados de la pareja. A menos de que se trate de un problema grave, no deberían hacerse esas aseveraciones hostiles que desautorizan a la pareja.  

Mantente lejos de los que no piensan como tú: En la infancia somos más abiertos a la diversidad social, pero esta afirmación fomenta un pensamiento prejuicioso. Diversas investigaciones en psicología infantil, entre ellas “El prejuicio en la niñez" de Ileana Enesco y Silvia Guerrero de la Universidad Complutense de Madrid, concluyen que desde muy temprana edad se construyen este tipo de pensamientos dando lugar a personas más intolerantes en el futuro.

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No muestres tus emociones: Los niños necesitan expresarse para que aprendan a manejar sus emociones positivas y negativas. “Han aprendido a aparentar ser fuertes, a fingir invulnerabilidad. Lo que no les permite drenar sus emociones, por lo que desde pequeños experimentan ansiedad y estrés que les están enfermando a corto y mediano plazo” afirma el Dr. Acero. En consecuencia tendremos adultos solitarios pero que generen relaciones de dependencia emocional y duelos insanos cuando enfrenten alguna pérdida.

Si te agreden, debes responder de la misma manera: En ningún caso se debe incitar a los niños o jóvenes a responder con agresividad ante cualquier situación. El popular “no te dejes” o “responde más duro” entrega un mensaje de resolución de conflictos sin control de impulsos o asertividad, aportando comportamientos negativos a nuestra sociedad.

Para revertir estos comportamientos y evitar  la continuación de estos círculos, los expertos recomiendan tener en cuenta los siguientes puntos:

1 .El comportamiento dice mucho más que las palabras. Los padres, sean o no una pareja, deben trabajar en equipo y como figura de autoridad. Los niños y jóvenes también tienen una vida social y no necesitan padres-amigos sino padres-guías que les transmitan coherencia entre lo que dicen, piensan y actúan.

2. Nadie es un experto y a veces es necesario recurrir a la asistencia profesional para recibir una orientación adecuada que solucione los problemas de raíz.

3. Los niños necesitan padres que se vinculen en todos los aspectos de su formación, sin delegar toda la responsabilidad a los abuelos, maestros o colegios.

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