| Foto: Archivo Semana

OPINIÓN

También hay que valorar lo bueno

El profesor Julián de Zubiría, uno de nuestros columnistas en la revista, ha enviado una opinión en contra del programa Ser Pilo Paga. Como parte del debate que debe alimentar una mejor educación del país debato públicamente algunos de sus argumentos.

*Mario F Hurtado
19 de noviembre de 2016

Cuando recibimos la última columna del profesor Zubiría acordamos que sería publicada como todas sus exitosas opiniones, sin embargo, al interior del equipo de la revista discutimos el contenido y nos sorprendió no encontrar un solo argumento positivo al programa Ser Pilo Paga (SPP). Por eso, le escribí un correo con mis apreciaciones y acordamos una respuesta editorial que acá comparto.

En Colombia existe una actitud de criticar de entrada todos los proyectos o propuestas sin antes revisarlas con detalle y en ocasiones, les va mejor a los gobernantes que no proponen nada frente a los que tienen ideas novedosas. Un programa que busca facilitar el acceso a la educación superior de calidad para los estudiantes de menores recursos que tienen los mejores resultados académicos no debe ser tirado a la borda sin reconocer sus aportes, y como se lo expresé al profesor hay imprecisiones o posiciones que no permiten ver los aspectos beneficiosos y lo que se debe mejorar.

1. Argumenta el profesor que el programa gasta mucho dinero en publicidad, sin embargo, no aporta cifras al respecto. ¿Realmente se destinan grandes cifras de recursos para comerciales y pauta? No la hemos visto desde esta orilla, pero sería importante que una afirmación tan contundente fuera aclarada.

2. Uno de sus primeros argumentos es que nos han querido convencer de que apoyar a las élites es una buena idea, y argumenta que se debe ofrecer educación universal. Sin embargo, las mejores universidades públicas como la Nacional y la de Antioquia, lo que han hecho es establecer filtros bastante estrechos para que los mejores estudiantes sean aceptados en sus programas, con exámenes de ingreso rigurosos que dejan por fuera al 80% de los aspirantes. ¿Eso no es elitista también?

3. Hasta la década del noventa se presentó un Icfes en primaria que destinaba a los mayores resultados a los mejores colegios del país, como era el Externado Nacional Camilo Torres. Hoy que no existe la prueba y el filtro, el colegio ubicado en la carrera 7 con calle 34 no es ni la sombra de su pasado. No necesariamente destinar recursos de acceso para todos garantiza la calidad o la mejora en la educación.

4. El profesor Zubiría afirma que el 98% de los jóvenes se están quedando desamparados por el Estado, se desconoce la importante labor del Sena, las becas y los créditos que ofrece el Icetex y la inversión a la par que se hace para ampliar el acceso a las instituciones de educación superior públicas. Al afirmar que al 98% de los estudiantes se le truncan los sueños y que el Estado apoya exclusivamente al 2% se desconocen todos los programas que hay para el fomento de la educación superior. A pesar que en el párrafo siguiente reconoce que en las universidades públicas del país estudian 655 mil jóvenes. ¿Quién financia entonces la educación pública?

5. Deja entrever que el programa es un subsidio y se desconoce que es un crédito condonable. Por lo tanto, no es cierto afirmar que todos esos recursos se pueden invertir en las universidades públicas y que con ese monto se recuperaría toda la universidad Nacional. ¿Se desconoce la autonomía universitaria para esos temas? ¿Hay estudios que demuestren que el dinero de las universidades públicas se están yendo para SPP? Sería valioso conocer las cifras de cuánto se ha reducido la inversión en las universidades públicas.

6. Hoy las universidades públicas aquejan serios problemas de financiación por la alta carga pensional, por tener profesores pensionados que siguen devengando salario de planta, profesores que reciben salario y no dictan clase y otras formas de desviación de recursos. Bajo esos argumentos ¿es justo culpar a SPP de la crisis de financiación de la educación? ¿Si no existiera SPP, las universidades públicas no acarrearían problemas?

7. Sí está comprobado que cuando una sociedad invierte en sus mejores talentos, el efecto es multiplicador y el crecimiento de la economía de esos países se transforma, casos Singapur y Corea, por ejemplo. Sin embargo, como muchas políticas educativas el impacto se refleja cuando se cumple el ciclo de inversión. Decir que el programa no sirve después de año y medio de implementación es desconocer el efecto a largo plazo de las políticas educativas.

8. Sin duda, el programa requiere modificaciones y acciones para mejorar, lo triste es que desde la academia se destruya un programa y no se aporte en su continuidad. Sería interesante favorecer más a las universidades públicas acreditadas de alta calidad, sin embargo, el que los estudiantes de menos recursos escojan mayoritariamente universidades privadas, no es culpa del programa y está asociado más a la imagen negativa que se ha extendido de la educación pública.

Así que el debate está abierto, y lo importante es construir e invitar a proponer en lugar de destruir, porque Colombia necesita seguir hablando de educación y cómo hacer que sea la que transforme la sociedad en los próximos años.

*Editor jefe Semana Educación