SALUD

Una imagen poco saludable

El trastorno de la dismorfia corporal, la preocupación por una imperfección real o imaginada, es difícil de diagnosticar. Conozca cuatro claves que pueden ayudar a detectarlo.

13 de septiembre de 2014

Hace algunas semanas las famosas Tallulah Willis, hija de Bruce Willis y Demi Moore, actriz de cine, afirmaron que sufrían de dismorfia. “Mi mayor inseguridad es mi cara”, afirmó Willis, quien aceptó su enfermedad en el blog de moda estadounidense StyleLikeU.

El fallecido rey del pop, Michael Jackson, sufrió el mismo trastorno que lo llevó al quirófano en varias oportunidades. El ídolo se retocó la nariz en más de diez ocasiones, aseguró Wallace Goodstein, su cirujano.

Cualquier persona puede padecer esta enfermedad, según estudios recientes cerca del dos por ciento de la población mundial sufre de este trastorno. La dismorfia genera una imagen distorsionada del propio cuerpo y es común en jóvenes insatisfechos con su apariencia física, de ahí la importancia de identificarla a tiempo.

Estos son cuatro comportamientos que podrían indicar que alguien sufre de dismorfia corporal. Si bien estos síntomas son comunes a otras enfermedades pueden indicar que la autoestima de una persona está presentando problemas y es necesario acudir a ayuda profesional.

1. Negar la enfermedad
“Las personas con dismorfia corporal no van a hablar sobre esto abiertamente porque sienten mucha vergüenza”, afirma el médico Renato Saltz, cirujano miembro de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica, ASAPS, por sus siglas en inglés.

Cuando estas personas hablan sobre sus defectos o la parte de su cuerpo que las hace sentir inseguras, no encuentran consuelo aunque otros les aseguren que no tienen de qué preocuparse, e insisten en que algo anda mal.

2. Forma de vestir
La manera como se visten las personas víctimas del trastorno indica que están tratando de desviar la atención a otras partes de su cuerpo para ocultar las que les ocasionan baja autoestima. En ocasiones vestirán para esconder defectos que no existen. Por ejemplo, Tallulah Willis en el afán de ocultar su rostro vestía con pequeñas camisetas y sostenes de aumento. Como la inseguridad no estaba en su cuerpo creía que con destaparlo la gente evitaría mirar su cara.

3. Los extremos
Quienes sufren de dismorfia, que es un desorden de ansiedad, presentarán comportamientos obsesivos. Algunos pacientes llegarán a recurrir a cirugías plásticas seriales, como Jackson, o a dietas extremas aun cuando no las necesitan.

4. Esconderse
Katherine Phillips, experta en este trastorno, documentó que el 97 por ciento de los pacientes evitan las actividades sociales. Lo que separa a la dismorfia corporal de una inseguridad es que la primera realmente puede llegar a afectar la vida de las personas. Por ejemplo, un estudiante podría no hacer una exposición porque quiere evitar a toda costa que sus compañeros de clase lo observen y vean sus supuestos defectos.