| Foto: Esteban Vega

PERFIL

Petro, solo contra todos

Al llegar a los 2.800.000 votos, el exalcalde le fue mejor de lo esperado. Sin embargo, la ventaja que le cogió la coalición de la derecha hace pensar que aunque pase a la segunda vuelta, su llegada a la Casa de Nariño no va a ser fácil.

12 de marzo de 2018

Álvaro Uribe, cabeza del Centro Democrático, lo dijo casi a gritos en su momento: "Petro nos da miedo". Semejante reacción surgió hace un mes cuando se conocieron los resultados de la encuesta de intención de voto realizada por Invamer en la que Gustavo Petro lideraba la carrera hacia la Presidencia, como nunca lo había hecho un candidato de izquierda en Colombia.

Un resultado que, naturalmente, trascendió más allá de las toldas políticas. Dentro de la opinión pública golpeó como huracán y provocó reacciones que oscilaron entre la admiración y el rechazo. Las redes sociales ardieron. Y es que con el exalcalde de Bogotá, líder de la Colombia Humana y del Movimiento Progresistas, no hay medias tintas. Al cierre de este artículo se proyectaba una votación de Petro del orden de 2.800.000 votos. Esa es una cifra impresionante teniendo en cuenta que ha enfrentado la mayor oposición que haya tenido político alguno en la historia reciente de Colombia. Y como en esta eleccion ha habido sorpresas, también llamó la atención que su rival, el desconocido alcalde de Santa Marta, Carlos Caicedo, haya llegado a los 500.000 votos. 

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¿Qué tiene el fenómeno Petro y su campaña? Pocos se atreven a dar una respuesta única. Sin embargo, hay una razón que genera casi consenso: representa lo que hoy se denomina como el antiestablecimiento. Desde hace varios meses, en Colombia ha trascendido la idea de que en estas elecciones los colombianos podrían buscar un candidato ajeno al sistema. Aunque Petro lleva décadas en la vida pública, quizás no hay un hombre en esta contienda que simbolice entre la gente tanto el rechazo a las maquinarias tradicionales de la política como él. 

Petro representa a los sectores sociales excluidos, a los estratos 1 y 2, a muchos universitarios y sobre todo al sentimiento de rechazo por todo lo tradicional. En estos momentos, el candidato puede estar canalizando el descontento que hay con el establecimiento político y la desazón del 76,7 de los colombianos que, según la última encuesta de Invamer, cree que el país va por mal camino. Solo así se interpretaría, como lo señalan algunos entendidos, que en varios de los sondeos marque bien en regiones del país donde ni siquiera ha hecho política.

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Y a esto habría que sumarle que es un candidato que se sale de la norma. Los otros cuatro aspirantes que le siguen en las encuestas son asociados con el establecimiento: Iván Duque (quien en algunos sondeos empata con él o incluso le gana por muy poco), Germán Vargas, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle. Fajardo es asociado en alguno sectores con la izquierda, pero su posición es más de centro y definitivamente no radical. 

No deja de sorprender que habiendo sido un regular alcalde no sea solo muy popular en Bogotá sino en muchas regiones del país. Su salida del Palacio de Liévano por cuenta de una decisión del exprocurador Alejandro Ordóñez catapultó su discurso. Sus largas horas en el balcón de la Plaza de Bolívar fueron noticia en todo el país, al igual que su regreso a la arena política, abrigado por una decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.  

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Petro nació en Ciénaga de Oro, Córdoba, el 19 de abril de 1960, y es por eso que su otro gran fortín es la costa Atlántica, donde hace una campaña similar a la de todo el país: trata de capitalizar su discurso contra las elites políticas hablando de clientelismo, de la manera tradicional de hacer política, de los municipios y de los departamentos sin agua, sin luz y sin alcantarillado, y de una educación pública que, según él, tiene los peores índices del país. Además procura que la gente lo identifique como costeño para despertar un sentimiento de afinidad regional. Sin embargo, no es aceptado por sectores asociados al conservatismo, los propietarios de la tierra y algunos sectores que controlan la economía y la política de la región.

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Un discurso que ha venido oyendo desde sus épocas de parlamentario. Desde esa posición consiguió seguidores, no solo señalando corruptos y mafias, como el caso de la parapolítica, sino hablando y cuestionando temas que también tienen calado dentro del público, como la banca, la desigualdad y el cambio climático, entre otros. Por ahora lo único que está claro es que Gustavo Petro es un fenómeno político. Así como Antanas Mockus, el exalcalde tiene su tsunami. Queda por verse si este tiene la suficiente fuerza para lograr lo que no pudo Mockus: llegar a la Presidencia. 

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