Bogotá, de altura

Se trata del Decreto 562 de 2014 por el que se “reglamentan las condiciones urbanísticas para el tratamiento de renovación urbana”, que busca más construcciones altas en varias zonas de la ciudad. Si bien Bogotá es una urbe densa, las concentraciones no son homogéneas alrededor de su territorio por lo que se abre la posibilidad de edificar en esas áreas. Si los constructores están dispuestos a pagar unas cargas dispuestas en ese articulado podrían elevar torres de gran altura.

La polémica ya se desató entre arquitectos y urbanistas. La principal preocupación radica en las infraestructuras de servicios públicos y movilidad requeridas para edificaciones con muchos pisos. En segundo lugar, están las inversiones de hábitat y entorno alrededor de esos rascacielos: el espacio público, las zonas verdes y los accesos, entre otros. Para los críticos más duros la administración Petro estaría aprobando por la puerta de atrás medidas de construcción de su Plan de Ordenamiento Territorial, hoy suspendido. Lo cierto es que, bien diseñados y construidos, edificios altos podrían vitalizar barrios y dinamizar la economía.