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EL PROBLEMA DE LOS HIJOS PROBLEMAS

La psicóloga Lucía Vargas da unas claves a los padres sobre la materia

17 de junio de 1985

La escena es típica de cualquier hogar colombiano.A las siete de la noche, antes o después de la cena, el niño haraganea por la casa, enciende y apaga el televisor, juega con los hermanos, patea al perro o al gato, mira los cuadernos y libros que esperan, impacientemente, en el escritorio de su cuarto o sobre la mesa del comedor sin que el pequeño o el joven tome la decisión heroica de cumplir con sus deberes. Los padres descubren como todos los días ese ejercicio de la pereza y lo llaman. Una, cinco y diez veces, hasta cuando ya no pueden más, gritan, se impacientan, llegan a amenazarlo y en ocasiones, lo castigan hasta lograr la segunda parte de esta escena típica: el padre o la madre sentados junto al niño quien, llorando, violentado, hace las tareas y estudia de mala gana. ¿Qué pasa con ese niño que no quiere estudiar?
¿Qué deben hacer los padres cuando tienen un hijo-problema que todos los días protagoniza un escándalo doméstico como el descrito?
Para la psicóloga Lucía Vargas, este típico dolor de cabeza de los padres no es tan grave ni tan complicado y requiere de cierta dosis de paciencia, imaginación y cooperación para que las cosas marchen mejor. O sea, para que el niño acepte estudiar y la atmósfera en la casa sea más respirable.
Ella sostiene una tesis que levantará mas de una ceja:
"El aprendizaje tiene que ser una diversión. Que el niño disfrute cuando estudia, cuando hace sus tareas y que los padres le proporcionen el ambiente y los medios para que esa diversión sea continua y progresiva, dentro de condiciones normales, por supuesto ".
SEMANA: ¿Cómo ve usted este dolor de cabeza de los padres?
LUCIA VARCAS: Hay que explicarle a los padres cómo manejar estas situaciones cómo deben trabajar para que el niño o el joven disfruten de sus estudios en la casa y cómo por encima de todo, deben imperar el cariño y el respeto mutuos.
S.: ¿Qué deben hacer los padres
L. V.: Lo curioso es que los Padres descubren que el niño no está cumpliendo con sus deberes cuando reciben un informe del colegio en el que la expresión "bajo rendimiento" se convierte en la primera campanada de alerta. Aunque lo hayan visto perder el tiempo, aunque lo hayan visto preferir la televisión a los libros y cuadernos, para ellos el problema cobra tal dimensión cuando les llega ese boletín con las notas.
Por supuesto, la reacción de la mayoría es la reprimenda verbal, con amenazas que no se cumplirán, con sanciones que van desde suprimir ciertas situaciones de placer hasta llegar al castigo físico.
Cada padre, cada familia tiene su método para encarar el problema: algunos se sientan con los hijos y llegan hasta hacer las tareas por ellos, lo cual es un error. Otros contratan un profesor. Otros castigan y tratan de controlar la situación por teléfono, desde el sitio donde trabajan. Eso en cuanto al medio ambiente, a la acción directa de los padres.
S.: ¿Pero cuáles serían las causas de esta situación o sea, por qué un niño es apático o indiferente al estudio?
L. V.: Hay muchas causas para esta situación .
Puede suceder, por ejemplo, que el chico esté desadaptado en el colegio, que no le gusten los compañeros, que no haya logrado integrarse con ellos, que en ocasiones se sienta ridiculizado por ellos. También puede suceder que el niño esté expuesto a ciertos vicios que prevalecen en algunos colegios, como los castigos físicos o emocionales y ello provoca una resistencia en el niño, no rinde bien y en ese caso la pedagogía que se aplique en el colegio viene a ser uno de los factores definitivos. Si el chico no se encuentra a gusto en el colegio, por algún motivo, eso se refleja en su actitud en la casa frente a los deberes que debe cumplir.
Ahora, un niño también puede ser "distraído", por un daño neurológico, que lo hace "ausentarse" mientras está en clase, no capta ni siquiera el 50 por ciento de las explicaciones del maestro y cuando se presenta un caso así, lo más corriente es que el maestro lo califique de "niño difícil y distraído" y no caiga en cuenta de que puede estar sometido a una deficiencia neurológica.
S.: ¿Cuáles serían los síntomas de un niño en esas condiciones? L. V.: Bueno, que eche "globos", que ande siempre distraído, que tenga la mirada perdida. en el espacio, que a veces se interese y a veces no, que ande en las nubes siempre. Esos son los primeros síntomas.
S.: Entonces, ¿los padres qué deben hacer?
L. V.: Si un padre tiene un hijo que no estudia, que no rinde, que en la casa jamás toca los libros y tiene malas notas, debe insistirle, debe preocuparse por mejorar esa situación y si los resultados son negativos entonces debe buscar un especialista en el sistema nervioso.
Si el especialista descarta cualquier anomalía, cualquier lesión, entonces hay que entrar a estudiar otros elementos. Saber, por ejemplo, si hay elementos distractivos en el hogar (la televisión, los juegos), que atrapen más la atención del estudiante. A esto se suman ciertos hábitos de estudio que el niño no haya recibido.
Hay un elemento importante en estas relaciones entre padres e hijos: generalmente los niños reciben reprimendas cuando andan mal pero cuando han logrado una buena nota cuando se han esforzado, nadie les dice nada. En ese caso hay que estimular, aprobar, felicitar cuando hay un logro positivo porque siempre se nos olvida ese detalle.
S.: ¿ Usted cree que la televisión es dañina para los estudios?
L. V.: No es que sea dañina pero, es necesario crear hábitos para ver bien la television o sea, ciertos programas a ciertas horas y no usar el aparato como una forma para que los padres se zafen de los hijos y los dejen tranquilos. Se puede utilizar un método educativo muy apropiado si los padres ven ciertos programas con los hijos, les hacen comentarios sobre el material que ven y se interesan por los conceptos que puedan emitir los pequeños.
S.: ¿Qué otros factores hay que tener en cuenta para contribuir al rendimiento escolar de los niños?
L. V.: Cuando ya se ha descartado cualquier lesión neurológica, cuando se tiene un método apropiado, cuando se ha racionalizado el uso de la televisión, es que los padres deben comprender que en la familia cada niño tiene un potencial diferente y que establecer comparaciones entre un niño que va mal y su hermano que es el mejor del curso, no es aconsejable porque ello crea un problema emocional muy serio. Otro elemento que ayuda al mejor rendimiento escolar es que los estímulos que se ofrezcan al niño sean reales e inmediatos, no a largo plazo, no irrealizables porque los niños tienen un concepto del tiempo diferente al de los mayores. Por supuesto, existen otras situaciones, como ciertas dificultades que tienen algunos niños para el aprendizaje, que les produce interferencias en la identificación de los símbolos del lenguaje y ello afecta el rendimiento.
La psicóloga resume:
"No hay un conjunto mágico de normas para que un niño aprenda y estudie más o menos, pero en todo momento es necesario concederle libertad para expresar sus sentimientos, que explique lo que siente, las dificultades que pueda tener, el rechazo que pueda sentir. En ese caso, hay que seguir algunos pasos elementales que ayudarán a resolver el problema y si éste es muy serio, entonces a encararlo en forma mejor".
Y una recomendación final:
"Los padres deben ponerse en el lugar del niño, no ir contra él no forzarlo ni violentarlo, ayudarlo con paciencia e imaginación. Cooperar con él y sus conflictos".