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| Foto: Emanuel Zerbos

ENTREVISTA

"El 'Chucu chucu' tiene una riqueza generacional y cultural". Juancho Valencia

A propósito de la reciente muerte de Gustavo ‘el Loko’ Quintero, SEMANA habló con Juancho Valencia, director de la banda Puerto Candelaria y una de las figuras más importantes de la nueva música tropical colombiana.

23 de diciembre de 2016

Usted era vecino del Loko, ¿qué recuerda de él?

El Loko fue de los pocos de la música tropical antioqueña que logró trascender en todo el país. Siempre estuvo rodeado de muy buenos músicos, como Carlos Piña y Jaime Uribe, las dos leyendas del clarinete en Colombia. La sonoridad que ellos lograron es única y totalmente genuina, no se parece a nada.

¿Cuál es la influencia del Loko en los músicos que tratan de rehacer la música colombiana?

Él era como el señor alegría, su música era festiva, positiva, porque la música tradicional de fiesta en Colombia es nostálgica. Pero no la de él, y eso tiene que ver con su personalidad. Quintero era un transgresor en la manera como se comunicaba con la gente, como bailaba. Él fue roquero tropical y eso nos da vueltas en la cabeza a los nuevos músicos.

¿Cómo cambió la música parrandera antioqueña?

Siendo de Rionegro, le dio un aire más moderno al orquestar la música parrandera, lo que la ayudó a trascender. No conozco una música tradicional en el país tan humorística y eso tiene que ver con la cuentería paisa. Su música es de la idiosincrasia paisa, es exagerada, se burla del otro, habla del aguardiente, del borracho, del infiel. Musicalmente es una mezcla de cumbia de la montaña, vallenato y son cubano, pero asimilado por el campesino cafetero que ordeña, que cultiva papa.

¿El ‘chucu chucu’ habla de que el paisa es mal bailador?

Creo que somos mejores contadores de historias. El paisa es muy buen cuentero, tenemos más placer por la palabra que por el movimiento. Eso se ve en la salsa. Entre los que tocamos salsa siempre se dice que en Cali se baila la salsa, pero en Medellín se escucha. El tango, la ranchera y todas estas músicas tienen mucha fuerza en Medellín y es por un placer de escuchar las historias.

Usted hace nuevo ‘chucu chucu’, pero eso no se escucha en diciembre, ¿por qué?

Al hacer esto hemos respetado las raíces, hay coherencia generacional, pero del paisa de nuestros padres al de hoy hay mucha diferencia. La música que hacemos conserva esas historias, el humor, la risa, lo grotesco, es una música exagerada en su lenguaje, ese es un principio muy importante. Pero lo que marca la diferencia es que somos los primeros hijos del ‘chucu chucu’ graduados de universidad, y eso hace que la manera de percibir la música cambie. Nosotros tocamos con la influencia del mundo; nosotros vamos a Europa, a toda América Latina.

¿Cuántos años más va a durar el ‘chucu chucu’?

La música dura porque sigue hablando de una sociedad, de un sentir, de unos mitos fundacionales, pero yo le sumo que también dura por unos acuerdos políticos y económicos de la cultura. Nosotros escuchamos Mozart y Beethoven más que por la genialidad, porque representan intereses de Alemania, de Europa, y los gobiernos y la empresa han invertido para que esa música se sostenga. Debemos entender que el ‘chucu chucu’ tiene una riqueza generacional y cultural. El Loko Quintero no fue más grande porque esa música ha sido rezagada, ahí se ve esa lucha de la cultura paisa, a la que se le pone barreras desde el centralismo.