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| Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA

"Esto no es solo ruido"

Un fenómeno impera en la costa: los ‘picós’, enormes altavoces usados para competir a todo volumen.

25 de octubre de 2014

Roberto de Zubiría acaba de lanzar el documental ‘Picó, la máquina musical del Caribe’, donde explora su trasfondo cultural.

SEMANA: ¿Desde cuándo es el estruendo de unos parlantes un fenómeno cultural?


ROBERTO DE ZUBIRÍA: Me di cuenta de eso cuando grababa un trabajo sobre música colombiana en la costa y me topé con un ‘picó’. Yo ya había oído hablar de ellos, pero investigué y supe que las fiestas con esos parlantes datan de los años setenta. En estos 40 años muchas cosas han cambiado, pero el ‘picó’ se ha mantenido. No es solo ruido.

SEMANA: Explique qué es exactamente el ‘picó’.


R. D .Z.: No es solo un parlante. Es una cultura de la costa Atlántica. Sobre la proveniencia del término hay dos versiones. Unos dicen que nació en Jamaica donde los disc-jockeys transportaban sus equipos en camionetas pick-up. Otros dicen que se debe al brazo de un tornamesa, también llamado pick-up.

SEMANA: ¿Y cómo surge de ahí la cultura ‘picotera’?

R. D .Z.: En los años cincuenta, en Barranquilla, alguien compró un equipo de sonido y decidió sacarlo a la calle y poner música a todo volumen. Al vecino le gustó, hizo lo mismo, y así siguieron otros hasta que empezaron a retarse para ver quién tenía la mejor potencia o la mejor música. Cuando menos pensaron, había más de 300 ‘picós’ en Barranquilla y Cartagena. La gente se emocionó tanto que adaptaban tubos para incrementar la potencia del sonido. Todo con tal de tener el mejor ‘picó’.

SEMANA: Entonces los retos se convirtieron en una batalla callejera.

R. D .Z.: Sí, y siempre hay un ganador. Hay personas que pierden por el ‘ahogue’, que es cuando un ‘picó’ se estalla de tanta potencia.

SEMANA: ¿Los ‘picoteros’ tienen consideraciones hacia quienes no les gusta el ruido?

R. D .Z.: Justo por esa razón las batallas ‘picoteras’ están prohibidas en la costa. Mi teoría es que dejaron de permitirlas por otra razón: porque el ‘picó’ es de estratos bajos. ¡Las clases altas apenas están conociendo la champeta!

SEMANA: Algunos asocian este tipo de fiestas con la mafia.

R. D. Z.: Yo no he visto mafiosos, pero sí otros problemas. La inclusión de géneros modernos como el reggaetón hace que los jóvenes se emocionen tanto que terminan creando pandillas para defender un ‘picó’ u otro.

SEMANA: ¿Hay personas que viven del ‘picó’?

R. D. Z.: Claro, es toda una industria discográfica desde hace 20 años. Hay disc-jockeys que se han convertido en estrellas. Mr. Black, por ejemplo, salió de las fiestas ‘picó’. Muchos también viven del alquiler de los equipos o de la organización de eventos. Hay también pintores ‘picoteros’, que cobran por darles un estilo particular a los bafles. Esto es toda una industria.