Sequía y muerte

Manglares en llamas, monos y tortugas calcinadas, miles de vacas y chigüiros muertos de sed sobre la tierra árida. Las escenas que vio el país la semana pasada en Chocó y Casanare son para llorar. Y son también una muestra de los efectos que tienen sobre Colombia la caza ilegal y el descuido ambiental mezclados. En el municipio casanarense de Paz de Ariporo la situación llegó a un punto crítico. Según la Gobernación, 20.000 animales han muerto, entre chigüiros, ganado, zorros, peces y caimanes. Las autoridades, que quieren declarar la emergencia ambiental, reclaman más pozos de agua y una reserva forestal suficiente para enfrentar los embates del clima. La situación también es grave en el municipio chocoano de Unguía y la pantanosa selva que lo rodea. Los incendios, causados por cazadores de tortugas y atizados por el calor, ya han acabado con 3.500 hectáreas de bosque húmedo. Los helicópteros cisterna del Ejército llevan 11 días combatiendo sin éxito las llamas. La situación ya afecta a cientos de especies animales así como a los pobladores de la zona y podría llegar a poner en peligro a santuarios naturales, a la reserva Lago Azul y al Parque Nacional Natural Katíos.