Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

El dinero y la felicidad

Si hablamos acerca del dinero y la felicidad, muchas personas solo con leer el título pueden empezar a sentir muchas emociones encontradas y, lo más interesante, pueden llegar a sentirse hasta incómodos.

Paul Raminfar, Joselin María Cuartas
10 de marzo de 2021

Muy pocos logran ver que la felicidad es un estado emocional y el dinero no es más que un recurso que ayuda a potencializar al ser humano, haciendo que una persona que vive en ese estado posiblemente consiga con más dinero ser aún más feliz, aunque no podría ser diferente viéndolo al revés.

Si vemos las estadísticas, el comportamiento del ser humano y, desde una óptica mayoritaria en cuestión de sociedad, vivimos infelices. Todas las estadísticas apuntan hacia el estrés y la carencia desde prácticamente todas las áreas de nuestra vida.

Lo mejor que puede hacer es hablar las cosas de una manera clara y lo más importante, intentar hacerlo en buenos términos.

Más del 60 por ciento de las personas no son felices en el trabajo, pues no hay una remuneración equilibrada en los salarios por el aumento en la competitividad, incluso, ni siquiera entre géneros existe dicha equidad.

Desde una perspectiva de pareja, la causa principal de divorcio son problemas o diferencias con el dinero. Lo más interesante de todo es que, no nos sorprende tanto el no ser seres felices, nos sorprende más bien el tema del dinero, viéndolo como la causa de todos los males, siendo el dinero el filtro de todo aunque la mayoría le hemos cerrado las puertas.

Con toda seguridad, puedo apostar que, desde que la mayoría de las personas nacieron, el tema del dinero ha sido tan controversial entre sus generaciones anteriores y en su círculo más cercano. Es en este escenario donde la persona se desarrolló, haciendo que la mentalidad con la que creció se fortaleciera día con día, y ahora puede ver de verdad qué tanto está o no está ayudándole.

Todo empieza a evolucionar más cuando nos damos cuenta de que la evidencia de lo que nos han enseñado no es acorde con la historia que nos han contado.

Tenemos en nuestro subconsciente algunas frases como “el dinero es escaso”, “el dinero es la causa de todos los males”, “el dinero no crece en los árboles”, “hay que trabajar duro para conseguir dinero”, y todo esto lo único que está demostrando es que muchos de nosotros convivimos, desde prácticamente nuestro nacimiento, con este montón de creencias.

Piensa en el momento en el que un padre le dice a su hijo cualquiera de estas afirmaciones, acerca de una situación vista desde la limitación, automáticamente el niño empieza a traducir esa perspectiva haciéndola parte de su mentalidad y de su vida. En la gran mayoría de la población mundial, desde la carencia financiera, se ha ido formando poco a poco ese modelo de pensamiento que, a lo largo del tiempo, se automatiza fomentando ese tipo de comportamiento.

Eso es lo mismo que ocurre con la felicidad puesto que nos hemos enfrascado en encontrar las respuestas mágicas, pero ¿cómo es posible que las personas simplemente no sean felices si al final es una decisión personal?

Todo esto es visto desde una perspectiva, no solo incomprensible, sino ilógica, ya que el dinero y la felicidad vienen amarrados desde la mente -la mentalidad- con la que desarrolles tu potencial, finalmente es a partir de ello que vas a obtener tus resultados.

La mentalidad limitada supone una manera restringida de ver el mundo y las posibilidades en él. Por lo que esta es una de las conductas que evitan las personales exitosas.

En la vida puedes decir que has conseguido lo que quieres gracias a la mentalidad con la que has interactuado con el ambiente, haciendo que tu desempeño sea el mejor. Esto, como consecuencia, te ha generado el reconocimiento, no solo desde un posible ascenso, sino con la posibilidad de ir aumentando el ingreso.

Necesitamos crecer, es parte de nuestra naturaleza el pretender aspirar siempre a mejores cosas; por ejemplo, una casa más grande, un nuevo carro y claramente un mayor ingreso, pero tenemos muy mal regulado el medidor o, como le dicen, el termostato del dinero, aunque siento que pasa lo mismo con la felicidad.

Dice Charles Spurgeon “No es cuánto tengas, sino cuánto estás disfrutando, lo que te hace feliz”.

Así que el problema, podemos concluir, no es el dinero. El problema eres tú y la interpretación que le estás dando al dinero al final de cuentas. Las expectativas que cada una de las personas tenga va a ser el resultado que obtenga al final del camino, lo que te lleva a calificar tu desempeño no solo desde el plano laboral sino desde vivir una vida plena como prioridad.

123RF

Para esto solo se requiere tomar acción y entender que el día que le abras las puertas al dinero muy posiblemente vas a tener ese mismo efecto en toda tu vida, sin limitaciones, sin creencias, pero sobre todo disfrutando este proceso de vida, en función al crecimiento y a mejorar tu desempeño día a día hasta tu último día.

Solo se requiere de ti una cosa: toma acción y vive de forma plena y abundante, así puedes pretenderlo todo o, como digo yo, una vida 11/10.