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AMOR CAUTIVO

Nicola Fleuchaus, la joven alemana que estuvo secuestrada en Costa Rica, es la última víctima del Síndrome de Estocolmo.

9 de septiembre de 1996

La fotografía del beso entre una joven pareja le dio la vuelta al mundo. Pero no porque se tratara de un romántico momento de dos amantes, sino porque era el beso entre una secuestrada y su secuestrador. Nicola Fleuchaus, la joven de 25 años que a comienzos de este año permaneció 71 días en poder de un grupo guerrillero en Costa Rica, aparece en la fotografía dándole un apasionado beso al nicaragüense Julio César Vega, de 33 años, supuesto jefe del comando que la secuestró en la pasada noche de Año Nuevo. La fotografía fue publicada la semana anterior en el periódico costarricense La Nación, y por cuenta de ese beso el juicio que las autoridades de ese país le siguen a los ex guerrilleros por el supuesto plagio de las dos turistas ha dado un vuelco de 180 grados. La otra mujer secuestrada fue la suiza Regula Susana Siegfried. Aunque Nicola, a través de su abogado, desmintió la sugerencia de las autoridades costarricenses de que ella fue cómplice del supuesto cabecilla de la banda, admitió que su relación con Vega fue 'amistosa'. Sin embargo las fotos muestran a la joven Fleuchaus en varias poses cariñosas con su presunto secuestrador y ahora Nicola corre el riesgo de ser acusada de complicidad con sus captores. El ministro de Información de Costa Rica, Alejandro Soto, dijo en rueda de prensa que Fleuchaus le "debía una explicación al pueblo costarricense". Con base en los comentarios hechos por los supuestos secuestradores se supo que entre la joven alemana y el guerrillero nicaragüense surgió una relación que, al parecer, fue más que de amistad. Martin Rilling, abogado de la joven alemana, explicó que su cliente había aceptado tomarse una foto con su secuestrador la víspera de su liberación. "Vega quería una foto de despedida y ella estuvo de acuerdo, expresando su sentimiento de felicidad ante la perspectiva de su liberación después de 10 semanas de martirio. Nicole abrazó a Vega y le dio un beso para mostrarle su gratitud", dijo el abogado. Efectivamente, las fotografías fueron tomadas el 12 de marzo, la noche anterior a que fueran liberadas. Regula Siegfried negó inicialmente cualquier complicidad de Nicola con sus secuestradores, y dijo que varias veces habían planeado su escape pero no lo hicieron por temor. Sin embargo la mujer admitió después al diario La Nación de Costa Rica que había advertido a su compañera de cautiverio sobre el peligro que corría si tenía un romance con el jefe del comando armado, "pero ella no me hizo caso _dijo Siegfried_. Yo le dije a Nicky que no podía hacer eso porque éramos dos mujeres y cinco hombres... Un día se le olvidó". Las turistas fueron secuestradas por varios hombres encapuchados y fuertemente armados durante la noche de Año Nuevo, en un hotel de la zona montañosa de Pital de San Carlos, próxima a la frontera con Nicaragua. Luego de dos meses y medio de cautiverio fueron liberadas tras el pago de un rescate de 200.000 dólares por parte de sus familias. Sin embargo, a raíz de la aparición de las fotografías, el gobierno de Costa Rica ha cuestionado la legitimidad del secuestro. En entrevista con el Canal 2 de televisión, Siegfried aceptó la existencia de la relación entre Nicola y Vega. "Se veía que sí se gustaban, pero no el primer día, sino en el segundo campamento, que fue tal vez a las dos o tres semanas...", declaró Siegfried, quien agregó que Nicola "tenía un modo de acercarse mucho a los hombres". La suiza admitió que ella misma tomó cuatro o cinco fotografías la noche antes de la liberación. "Después se llevaron la cámara y hasta cuando yo las vi descubrí que había más", dijo Siegfried, quien añadió que la idea de tomar las fotografías fue de Vega, quien les dijo que era para tener un recuerdo. La suiza admitió que había mentido en declaraciones previas a la Policía, los tribunales y la prensa, porque la habían amenazado. "Uno que ahora está en Managua _dijo refiriéndose supuestamente a Pedro Antonio Wong, quien se identificaba con el mote de 'Limón'_ me advirtió: 'Si usted dice que me vio la cara, yo sé exactamente dónde vive. Yo voy a ser su sombra". Siegfried también declaró a La Nación que "yo supe tener mi distancia. Limón, una vez, ya casi al final, me hizo una proposición de tener relaciones; yo le dije que no era esa clase de mujer y nunca más insistió". Luego agregó: "Nicky hacía cosas por las cuales yo le dije que tenía demasiada confianza con ellos. Yo le dije: estamos en Latinoamérica, no puedes hacer eso". El caso ha puesto una vez más sobre el tapete el tema del Síndrome de Estocolmo, nombre que dan los siquiatras cuando la víctima se enamora de su captor; el término fue acuñado en 1973 a raíz de un caso ocurrido en esa ciudad, en el cual la rehén de un robo a un banco, que estuvo cinco días retenida, se enamoró de uno de sus captores y luego de su liberación criticó al primer ministro sueco por no entender la causa de los delincuentes. "El secuestrado está en completa indefensión y ve al captor como una figura omnipotente. Es un mecanismo natural de defensa para no representar peligro para el agresor", dijo un siquiatra a SEMANA. El más famoso caso del Síndrome de Estocolmo es el de la multimillonaria heredera Patricia Hearst, quien a mediados de los 70 protagonizó una historia sin antecedentes al convertirse en cómplice de sus secuestradores. En febrero de 1974, la hija del magnate estadoudinense de las comunicaciones, Randolph A. Hearst, fue secuestrada por un grupo radical de San Francisco llamado Ejército Simbionés de Liberación. La joven de 20 años se convirtió en miembro del grupo revolucionario. Dos meses después el FBI la identificó en un video tomando parte del robo a un banco. Un año más tarde fue capturada y estuvo en prisión durante seis meses. Su vida fue llevada al cine en 1988, en una cinta -titulada Patty- dirigida por Paul Schrader. Posteriormente la heredera contrajo matrimonio con su guardaespaldas, Bernard Shaw, con quien vive en Nueva York. Ahora el Ministerio Público de Costa Rica evalúa la posibilidad de acusar a las dos turistas secuestradas por el delito de falso testimonio y a Nicola por complicidad con sus captores. Ambas habían negado en sus declaraciones haber visto el rostro de los secuestradores. Por su parte, el vocero del gobierno, Alejandro Soto, dijo: "Que digan si esto fue un montaje, si fue una trama, si esto fue para elaborar una película o si efectivamente este secuestro sucedió".