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Solo la marca de raquetas Head salió en defensa de Sharapova, que puede dejar de percibir ingresos futuros por más de 142 millones de dólares. | Foto: A.F.P.

ESCÁNDALO

Jaque a Maria Sharapova

La tenista rusa no solo se expone a una suspensión de cuatro años, también podría perder hasta 172 millones de dólares en ingresos futuros.

12 de marzo de 2016

El lunes pasado, las redes sociales y los medios de comunicación dedicaron las horas previas a la rueda de prensa que citó Maria Sharapova a especular sobre su retiro del tenis profesional. Ella parecía confirmar los rumores cuando apareció vestida de negro, sobria y poco maquillada. Pero la deportista de 28 años soltó una noticia que cayó como un baldado de agua fría: la Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés) le notificó que había dado positivo en un control antidopaje realizado en enero, en el Abierto de Australia.

La número siete en el escalafón mundial confesó haber consumido meldonium, un medicamento producido en Letonia, de venta libre en los países de Europa del Este, pero que no cuenta con la aprobación de las autoridades médicas ni en Europa, ni en Estados Unidos, país en el que la deportista reside hace más de 20 años. Argumentó que desde 2006 la medicina le ayuda a tratar una deficiencia de magnesio, a normalizar los resultados irregulares en sus electrocardiogramas y a hacer frente a sus antecedentes familiares de diabetes.

Hasta esa conferencia de prensa el medicamento era prácticamente desconocido por la opinión pública, pero en los círculos deportivos ya había ganado protagonismo, pues desde comienzos de año hasta hoy, 13 deportistas, la mayoría de ellos de antiguos países de la Unión Soviética, registraron pruebas de dopaje positivas por la sustancia. Y aunque en un comienzo hasta Serena Williams, la tenista número uno del mundo, elogió la confesión de la rusa, con el paso de los días sus declaraciones generaron más dudas que certezas.

Lo cierto es que pagará su error con creces. Este le puede significar el final forzado de su carrera deportiva y la caída de gran parte de su emporio económico, tomando en cuenta que ha sido la deportista femenina mejor pagada los últimos 11 años. Por cada dólar que gana en una cancha acumula 6 dólares en contratos publicitarios, y solo en 2015 ganó 30 millones de dólares. Pero en menos de 48 horas tres de sus principales patrocinadores se apartaron de ella y la pusieron en jaque. Nike dio el primer paso. La marca, que creó una relación comercial con la rusa desde que tenía 11 años de edad, suspendió el vínculo que le representaba a la atleta 70 millones de dólares. Siguió el fabricante de autos alemán Porsche y luego la marca suiza de relojes TAG Heuer, que suspendió las negociaciones para renovar su contrato con la rusa.

Sharapova también tendrá que devolver los 298.000 dólares que ganó por llegar a las semifinales del Abierto de Australia y debe esperar que la ITF emita la sanción por su falta, que podría ser una suspensión de hasta cuatro años. Esto, mientras aguarda la decisión de otros de sus patrocinadores como Tiffany & Co. (joyería) Evian (agua mineral), Avon (cosméticos), American Express (finanzas) y Cole Haan (calzado), que estudian distanciarse de la rusa. Para algunos economistas, si todos deciden apartarse y si ella no puede volver a competir, Sharapova se convertiría en la deportista con la mayor pérdida financiera de la historia al dejar de percibir ingresos futuros por más de 142 millones de dólares.

Aunque asumió plena responsabilidad de su error, resulta difícil de creer que una atleta de su categoría, rodeada de nutricionistas, médicos especializados y fisioterapeutas, sea la única que decide qué medicamentos tomar y cómo tomarlos. Grindeks, empresa que produce el medicamento, aseguró a la prensa que el tratamiento dura de cuatro a seis semanas y “dependiendo de la condición del paciente puede repetirse dos o tres veces en el año”. Esa excepción, según explica Tim Chico, cardiólogo de la universidad británica de Sheffield, se da cuando el paciente sufre de angina de pecho, una condición cardiaca grave que le hubiera impedido a Sharapova ser una deportista de alto nivel. Y el que insista en que esta equivocación es producto de que nunca revisó el correo electrónico raya con lo absurdo. El sábado se conocerá la sanción, y la credibilidad de un deporte está en vilo.