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Ringo y su All Starr Band visitarán Bogotá el próximo 6 de marzo. Será el segundo beatle en tocar en Colombia. | Foto: AFP

PERSONAJE

El beatle afortunado

SEMANA repasa los pasos de Ringo Starr, a días de su primer concierto en Bogotá. Su vida estuvo lejos de ser un paseo.

21 de febrero de 2015

John Lennon afirmó alguna vez que el beatle que más le preocupaba después de que la banda no existiera era Ringo. Y por un largo tiempo sus temores parecieron fundamentados. En los años posteriores al quiebre de los ‘Fab Four’, especialmente durante los setenta y ochenta, el baterista se descontroló y cayó en la adicción al alcohol. Starr casi acaba con su vida, tocó fondo pero volvió sonriendo.

Starr, el de origen más humilde y el de talento más cuestionado de los Beatles, sigue dando batalla. A sus casi 75 años vive la vida con su segunda mujer, su música y sus hijos: canta, toca, graba y narra historias para niños, porque, como él lo ha dicho: “Hago lo que hago porque me gusta”. Colombia será testigo de sus gustos cuando Ringo Starr and His All-Starr Band toque en la carpa de eventos Bima el próximo 6 de marzo. Será un nuevo paso en el camino de su vida, que a pesar de su enorme buena suerte, nunca fue fácil.

Ringo no fue el baterista original de los Beatles, pues Pete Best ocupaba ese puesto. Ringo tocaba con Rory Storm and The Hurricanes cuando conoció a los Beatles en 1961, mientras trabajaban en un local de Hamburgo, Alemania. Su vida cambiaría muy pronto. Al año siguiente Starr asumió los tambores por una sencilla razón que explica Paul McCartney: “Empezamos a pensar que necesitábamos al mejor baterista de Liverpool y, para nosotros, el mejor era un tipo llamado Ringo Starr, que se había cambiado el nombre antes que nosotros, que llevaba barba y era adulto y del que se decía que tenía un zodiaco de zafiros. Así que le propusimos que se uniera y tuvimos que hablar en serio con Pete Best”.

Ringo fue beatle entre 1962 y 1970, pero la cultura, sus seguidores y su legado se encargaron de rotularlo de ese modo para toda la vida. “La gente solo está interesada en esos ocho años”, le dijo a Los Angeles Times, “pero tuve una vida antes de los Beatles y he tenido una después”. Siempre fue más visual que de palabras. Aprendió a escribir a los 9 años, y por eso adoptó la fotografía como lenguaje favorito. En 2013 publicó un libro (un diario testimonial) fotográfico de su vida titulado Photograph, que muestra su destreza con el aparato, y recorre los pasos de su vida a través de imágenes.

Richard Starkey, Ringo Starr o Ritchie, como él deletrea su nombre, nació en el sector de Dingle, todavía uno de los cinco barrios más deprimidos de Inglaterra. Eso lo fortaleció para sobrevivir, pues su salud lo retó temprano y no una sino varias veces. “Cuando tenía seis años y medio contraje una grave peritonitis. Se me reventó el apéndice. Fue un drama tremendo. A mi madre le dijeron tres veces que yo no viviría hasta la mañana siguiente. Permanecí en el hospital un año y luego estuve bastante tiempo convaleciente, de modo que no regresé a la escuela hasta al cabo de dos años. Tuve mucha suerte de salir vivo de aquello”. Pero no fue el único incidente de salud que sorteó en su niñez. A sus 13 años, Liverpool era un caldo de cultivo de tuberculosis, y cayó preso de esa enfermedad. Pasó un año internado.

El británico Mark Lewisohn, estudioso y autor de la historia Beatle y su contexto, encuentra en esos detalles por qué la historia de Ringo es la más fascinante. Lewisohn revela en su libro Tune In que los primeros contactos de Starr con la batería se dieron precisamente en el tiempo que pasó en varios hospitales, cuando voluntarios llevaban instrumentos de percusión para distraer a los niños. El mismo Ringo corrobora el episodio. “Empecé a tocar el tambor en 1954, en el hospital, donde nos daban clases de música para entretenernos. Yo formaba parte de la banda del hospital. Allí empecé a tocar en serio. A partir de entonces era lo único que quería hacer, tocar la batería”.

Su estilo de baterista es menospreciado por muchos, pero George Harrison aseguró que Ringo proveía el mejor ritmo ‘en el negocio’. Por esto, el guitarrista fue el que más insistió en que se uniera a The Beatles. Ringo nunca buscó el protagonismo, pero fue el coequipero perfecto de tres genios que con su concurso conformaron la banda más importante de la historia. Ringo, sin ego despótico, equilibró y unificó a las otras personalidades brillantes. Fue el escogido para hablar con McCartney y tratar de convencerlo que no terminara The Beatles en 1970. Y se convirtió en el único del grupo que alcanzó a tener una carrera como actor (recibió muy buenas reseñas por su actuación ‘chaplinesca’ en A Hard Day’s Night). Ringo, el que cantó las inolvidables Yellow Submarine, Octopus’s Garden y With A Little Help From My Friends, el de amplia sonrisa y sentido del humor, también tuvo lugar para el amor en su vida.

Dos mujeres protagonizaron su vida sentimental. Se casó en 1965 con una peluquera de Liverpool, Maureen Cox, y con ella tuvo tres hijos: una niña, Lee, y dos hombres, Zak y Jason. Se divorciaron diez años después. Maureen murió de leucemia en 1994, pero la quería tanto que, a pesar del divorcio, Ringo la acompañó en sus últimas horas. Agarró su mano, sentado al lado del segundo marido de Cox, Isaac Tigrett, el fundador de Hard Rock Café.

Cinco años después de divorciarse, en 1980, conoció a Bárbara Bach en el rodaje de una película. Con Bach, una hermosa rubia que en 1977 fue Chica Bond, empezó una historia que cumple 40 años. La pareja llevó un estilo de vida agresivo en sus inicios, marcado por el alcohol y la violencia. Ringo se alcanzó a reconocer como un borracho que en medio de sus locuras golpeaba a su mujer. En 1988, Ringo y Bárbara se internaron en una clínica para dejar esos días atrás, y hasta hoy el experimento ha resultado exitoso. La vida siguió con hábitos más saludables, y para fortuna de sus fanáticos, retomó su música y sus giras.

Para Bruce Spizer, autor estadounidense de varios libros sobre The Beatles, el que diga que Ringo Starr es y fue un baterista mediocre “no tiene oído. Ringo no pierde un compás, y con sus bajadas imprevistas mejora las canciones”. Para Spizer, no es un detalle menor que Starr fuera el beatle más popular en 1964, cuando llegaron a Estados Unidos, y asegura que el humor y carisma tuvieron todo que ver. Y mantiene esos rasgos incólumes. Spizer le dijo a SEMANA: “En sus giras con la All Starr Band se acompaña de músicos muy talentosos, y es muy divertido verlo tocar batería en canciones de estos músicos, y desplegar todo su talento. Estos conciertos son muy entretenidos, demuestra todo su recorrido y todo su sentido del humor”.

El 18 de abril, Ringo Starr será reconocido por el Salón de la Fama del Rock por su excelencia musical. Antes, sin embargo, tiene una parada obligada en Colombia. Solo resta esperarlo y disfrutarlo. Afortunados todos.