Home

Gente

Artículo

EL PROTOCOLO POR LA FAJA

Goldie Hawn, con su habitual humor negro, revuelve el avispero entre los árabes

16 de septiembre de 1985

El escándalo parece rozar permanentemente la carrera cinematográfica de la actriz norteamericana, Goldie Hawn. Pequeña, muy rubia y hermosa, conmovió los sentimientos morales de algunos sectores de Hollywood, cuando en la película "La pícara recluta", saltando con un paracaidas defectuoso y sintiendo cómo el viento le golpeaba el cuerpo, chilló de placer ante un sorpresivo y fugaz orgasmo. Luego, los censores colombianos saltaron de sus sillas una noche de fin de semana cuando alcanzaron a detectar, medio dormidos, una de las hermosas nalgas de la actriz en la película "Hay una chica en mi sopa", e iniciaron una estéril polémica que se alimento de uno y otro lado. Después, algunos comentaristas afirmaron que las escenas de amor que ella interpretaba con Burt Reynolds, bajo la ducha, eran demasiado realistas, muy convincentes, sin saber que irónicamente, la actriz había sido reemplazada para esas tomas por una doble de cuerpo, en Best Friends.
Para no perder la costumbre de armar polémica con una película suya Goldie Hawn sigue siendo objeto de críticas, ataques y comentarios a raíz de "Protocolo", una sátira feroz contra el expansionismo económico y el machismo de los árabes, contra la hipocresía de los diplomáticos norteamericanos y contra el mecanismo oxidado de algunos sectores del Departamento de Estado. Todo esto con un humor ácido que tiene como pretexto el incidente en el que se ve envuelta una camarera de Washington quien, por simple azar, salva la vida de un jeque petrolero.
Los árabes están furiosos con ella, quien también financió este proyecto, dirigido por el veterano Herbert Ross, el mismo director de Footloose y postulado en 34 ocasiones a los oscares de la Academia. Ella se había ganado el suyo con "Flor de cactus" al lado de Ingmar Bergman. Los árabes no le perdonan que los haya puesto como machistas, mentirosos, expansionistas, tramposos políticos y embaucadores profesionales que utilizan el petróleo para hacerle chantajes a Occidente. Tampoco le perdonan que ponga a uno de los personajes principales, el jefe de toda una nación, el dirigente espiritual de todo un pueblo, como un tonto que sólo quiere acostarse con la muchachita norteamericana que los burócratas del Departamento de Estado, locos por complacerlo, le han servido en bandeja, o mejor, en Rolls Royce.
Durante el rodaje, que utilizó los auténticos centros de la diplomacia y el gobierno en Washington y otras ciudades norteamericanas y extranjeras, se armaban piquetes de árabes y simpatizantes para protestar contra la película. El guionista Buck Henry uno de los mejores cómicos que tiene Hollywood (autor de las historias sensacionales de clásicos como The Owl and the Pussycat, "El graduado", Taking Off, estuvo en Cartagena durante un festival de cine), intentó convencer a los árabes y seguidores que la película era una comedia, o sea, simple ficción. Pero ellos no quedaron convencidos y la película no ha sido exhibida, quizás por prudencia de la distribuidora, en algunos países del Medio Oriente.
Sin embargo, los árabes no fueron los únicos que protestaron. Algunos sectores del gobierno afirmaron que no era justo que se les pusiera como tontos que manejan el Departamento de Estado como si fuera un supermercado, pero con menos método y organización, y se quejaron de que la película se burla de Washington y sus mecanismos secretos de poder. Por otro lado, comentaristas de izquierda se fueron contra el tono y los propósitos nacionalistas de la película y acusaron a la Hawn de estar ejerciendo un chauvinismo ingenuo que le hace el juego a la política interna del presidente Reagan.
La Hawn se encoge de hombros ante estos incidentes y a los árabes les dice, con un dejo sensual en la voz, que son los mejores amantes que ha conocido, a los burócratas de Washington les comenta que tienen la ciudad más linda del mundo y a los críticos de izquierda les da una respuesta muy seria: "Esta película quiere rescatar algunos valores, algunos ideales nacionalistas que se estaban perdiendo. Nadie puede sentirse avergonzado de querer a su país, de amarlo, de defenderlo como pueda, y esta mujer, esta camarera a quien le encargan supuestamente una misión importante, lo toma en serio y lucha para que el honor de su nación quede en alto. Eso es algo que todos debemos practicar".
La muchachita de la película se llama Sunny Davis. Es una típica norteamericana que nació y creció en una pequeña población, Diamond Junction, trabaja como camarera en Washington, tiene tendencias republicanas y es la causante de una de las escenas más divertidas, cuando su automóvil se vara e interrumpe el paso de la caravana que lleva a un poderoso Emir por las calles de la capital norteamericana. Se arma un nudo, tienen que desviar el tráfico, la policía se pone histérica, intentan sacar el automóvil varado del paso de la caravana, se organiza un tumulto, y los ilustres y poderosos árabes tienen que apearse. Entonces, un grupo terrorista que estaba esperando esta oportunidad, entra en acción, sin saber que a pocos pasos del Emir, pequeña, rubia, sensual, se encuentra la camarera que les trastocará los planes.
Lo que viene después está alimentado con el humor más negro y la ironía más corrosiva: la insignificante y anónima mujer es recompesada por el Departamento de Estado con un cargo en la sección de protocolo, donde hará los peores estragos cuando enfrente a todos esos funcionarios muy limpios, elegantes, sonrientes e hipócritas, con la forma torpe y falsa como manejan sus relaciones con los demás. Los golpea la sinceridad y la llaneza de esta mujer que debe aprender buenas maneras a la fuerza y que luego es enviada en misión especial para que el Emir satisfaga los deseos de los burócratas norteamericanos, presuntamente, a través del cuerpo de ella.
El tema fue concebido por la misma actriz, quien es descendiente directa de uno de los héroes de la Independencia norteamericana, Edward Rutledge, y la película, en la que invirtió una considerable suma que ya le fue devuelta con creces por la taquilla, es la coronación de una carrera que siempre ha estado en ascenso, desde cuando nació en una pequeña ciudad de Maryland, Takoma Park.
Hija de un músico que tocaba en los bailes de la Casa Blanca, Goldie Hawn heredó de él su humor ágresivo y las ganas de burlarse de todo. Las anécdotas que el padre le contaba sobre cómo se comportaban importantes personajes cuando el licor y el sueño los vencía, le dieron una medida exacta de cómo era el poder detrás del telón. Por eso los burócratas se han sentido tan tocados a fondo. Porque los han descubierto. Estudiante de Arte Dramático, bailarina y corista en una Feria Mundial, cantante, estrella de varias comedias de televisión, debutó en 1969 con "Flor de cactus". Luego vendrían las buenas y las malas películas: "Hay una chica en mi sopa", "Las mariposas son libres, The Sugarland Express con Spielberg, "La chica de Petrovka", Shampoo con Hal Ashby, quizás la que sirvió para medir su talento, Foul Play y "La picara recluta", entre otras. Con "Protocolo" aprovechó para decir todo lo que piensa sobre su país y cómo querría que ejercieran algunas cualidades propias: el humor y la sinceridad.--