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EL SIMBOLO DE LA NIÑEZ

La embajadora de buena voluntad de la Unesco, Kim Phuc, fue la gran protagonista de la Cumbre Regional de la Infancia.

6 de abril de 1998

Por las brutales consecuencias que la lucha armada ha tenido en su población infantil, por los constantes atropellos a los derechos elementales de sus niños desde el punto de vista familiar, sexual ylaboral, pocos países en el mundo pueden medir la magnitud de un foro sobre la niñez maltratada como Colombia. Pero también, por eso mismo, pocos países como Colombia pueden entender el significado de la presencia de Kim Phuc en la Cumbre Regional de la Infancia, organizada por la primera dama, Jacquin de Samper, y realizada en Cartagena la semana pasada.
Su dramática foto, tomada por el reportero gráfico Nick Ut en 1972 cuando la pequeña Kim huía despavorida del bombardeo estadounidense a Trang Bong, su pueblo natal, durante la guerra de Vietnam, no sólo le dio la vuelta al mundo sino que se convirtió en el símbolo de la monstruosidad de una guerra que sólo produjo vencidos.
Veintiséis años después y transformada en embajadora de buena voluntad de la Unesco, luego de haber sobrellevado 17 operaciones quirúrgicas y el lento proceso de recuperación de las quemaduras causadas por las bombas de napalm, Phuc revivió su amarga experiencia en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada de Cartagena, durante la instalación del encuentro y en frente de 28 primeras damas latinoamericanas. Fue un discurso estremecedor que la hizo llorar a ella y a la concurrencia.
La cumbre arrojó cifras espeluznantes alrededor de los temas fundamentales del foro: el maltrato infantil, el trabajo a temprana edad y en condiciones infrahumanas, la explotación sexual y la intervención, directa o indirecta, de los niños en los conflictos armados. La propia Kim Phuc afirmó que las guerras actuales han acabado con la vida de más de dos millones de niños, seis millones más han quedado incapacitados y otro tanto han sufrido traumas sicológicos. Por su parte, el subdirector general de la Organización Internacional del Trabajo, Víctor Tokman, habló de más de 30 millones de niños trabajadores sólo en Latinoamérica. Todo esto sin contar con casos específicos, como el de Colombia, donde además de la incidencia de las minas quiebrapatas y la incorporación de niños a la guerrilla, el maltrato en el hogar y los abusos laborales, la explotación sexual de menores ha llegado a cifras escandalosas en los últimos años: 30.000 niños, según datos de la Fiscalía General de la Nación.Ante la magnitud del problema, las lágrimas de Kim Phuc en Cartagena pasaron de ser una reacción individual para convertirse en un grito mancomunado en favor de los derechos elementales de los niños del mundo.