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La mujer detrás del trono

Durante 36 años Teresa Pizarro de Angulo ha manejado los hilos del poder en el certamen que cada noviembre paraliza al país.

13 de diciembre de 1993

NO HAY DUDA: EL REINADO NACIOnal de Belleza es uno de los eventos más tradicionales que se realizan en el país. Pero no menos familiar es la figura de Teresa Pizarro de Angulo "Doña Tera", como cariñosamente se le conoce a nivel nacional quien desde hace 16 años es la presidenta del comite organizador. Doña Tera ha estado durante 36 años vinculada al reinado que mediante la belleza de la mujer colombiana busca la promocion turística de Cartagena y, a la vez, poner un granito de arena en diversas obras de beneficencia.
Ella es tanto o más famosa que las propias reinas,a quienes trata como a hijas suyas. Claro que, así como las consiente con dulzura, también las reprende, las aconseja y las orienta, por lo que ha llegado a convertirse en algo semejante a la abuelita tierna y en ocasiones regañona de las candidatas.
Esta mujer de pocas palabras y mucho temple ha sido alma y nervio de la vida cartagenera durante las últimas décadas. Entre otras cosas como miembro del Club de Leones. En 1957 se vinculó al comité organizador del reinado, en calidad de vicepresidenta, y 20 años después asumió la presidencia. Desde entonces ella tiene la última palabra en todo lo que tiene que ver con las candidatas, es la que le da el visto bueno a las actividades que hacen parte de la programación oficial y es la quien otorga los permisos a las Señoritas Colombia sobre lo que pueden o no pueden hacer durante su año de reinado.
Ningún colombiano pondría en duda la extraordinaria labor que Doña Tera ha realizado en estos años para hacer del Concurso Nacional de Belleza el evento que es hoy día. Cada noviembre todas las noticias que se derivan del certamen acaparan la atención de los colombianos. En La Heroica se congregan alrededor de las candidatas -cada vez más numerosas-, cerca de 400 periodistas para cubrir el reinado y aproximadamente 500 mil personas más, contando la comitiva de cada candidata y los turistas que invaden la ciudad. Pero si lo anterior fuera poco, durante el reinado se colma la capacidad hotelera y escasean las boletas para los actos oficiales. Sin embargo, aunque Doña Tera es el eje de todo este engranaje, es enemiga del protagonismo. Especialmente en los últimos años, cuando se ha mostrado reacia a las entrevistas. Por más que asiste a todos los programas, busca un lugar tranquilo y discreto. El único confidente de sus impresiones es su esposo Leopoldo, quien la acompaña en todo momento.
Si bien algunas veces se ha hablado de su retiro, ella nunca comenta sobre tales rumores. En todo caso, para muchos colombianos sería difícil concebir el reinado de Cartagena sin la figura de esta mujer que se ha convertido prácticamente en un símbolo del Concurso Nacional de Belleza.