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Ha ganado dos veces la Champions League, cuatro la Liga Española y un Mundial Sub-20. Este mes, el mundo estará pendiente de su actuación en los cuatro clásicos contra el Real Madrid.

FUTBOLISTA

¿Qué le falta a Messi para ser el mejor de la historia?

A sus 23 años, el genio del fútbol debe ganar un Mundial con la selección mayor de Argentina, para llegar a la cúspide, como Pelé y Maradona.

16 de abril de 2011

Lionel Messi es, sin duda, el mejor futbolista del mundo en lo que va corrido del siglo XXI. Su excepcional talento, que comenzó a mostrar en el Fútbol Club Barcelona a partir del año 2005, lo ha catapultado por encima de rivales de altísimo nivel como los brasileños Kaká y Robinho, y el portugués Cristiano Ronaldo.

Tanta es su fama y la admiración que generan su juego y sus goles, varios de ellos verdaderas fantasías, que a comienzos del año pasado circularon encuestas en las que se le preguntaba a la gente cuál era el mejor futbolista de la historia, y las opciones eran Pelé, Maradona y Messi. En ese momento se suponía que Messi, la gran figura de un Barcelona de ensueño, sería también la gran figura de Sudáfrica 2010. Sin embargo, la lánguida actuación de Argentina en el Mundial aterrizó a quienes lo veían superior a Maradona (quien lo declaró su "sucesor") y al propio Pelé.

Nadie cuestiona su talento excepcional, que demuestra en dos de los torneos más exigentes: la Liga Española y la Champions League. Y lo hace en una época en que la habilidad individual suele estar subordinada al juego de conjunto y los rivales casi no dejan tiempo ni espacio para que un jugador habilidoso haga de las suyas.

Su hoja de vida es impresionante. Dos trofeos de la Champions League, cuatro títulos de la Liga Española e igual número de Supercopas de España, y una Copa del Rey, todos con el Barcelona. A esto se suma un Campeonato Mundial Juvenil Sub-20 y una medalla de oro olímpica con la selección argentina. Ha anotado 193 goles en 320 partidos, varios de ellos en encuentros decisivos, que han ayudado al Barcelona a proclamarse como el mejor equipo del mundo y uno de los mejores de todos los tiempos.

Con semejantes logros, ¿qué le hace falta a Messi para ser el futbolista más grande de la historia? Le falta ganar al menos dos Mundiales de fútbol. Así de simple y, a la vez, así de complicado. Simple, porque parecería factible que Messi, con apenas 23 años, tuviera tiempo de sobra para consagrarse en el máximo torneo mundial. Pero también complicado, porque el tiempo ya comenzó a correr en su contra. Cuando Pelé tenía 24 años, la edad que cumplirá Messi en junio, ya había ganado dos mundiales de fútbol con la selección de Brasil y dos títulos mundiales de clubes con el Santos.

Y es que Pelé, más allá de su talento excepcional, tuvo desde el comienzo una buena estrella. Jugó el Mundial de Suecia de 1958 poco antes de cumplir los 18 años. Era suplente pero, tras un comienzo incierto de Brasil en el torneo, los mismos compañeros de equipo convencieron al técnico para que él y Garrincha fueran titulares. Y así Pelé, en su primer Mundial, anotó cinco goles en cuatro partidos, todos ellos en juegos definitivos: uno ante País de Gales, en cuartos de final (Brasil ganó 1 a 0), tres ante Francia en semifinales y dos más en la final ante el equipo de casa. En el Mundial de Chile, Pelé se lesionó y apenas jugó dos partidos y anotó un gol ante México.

Messi, en cambio, debutó a los 19 años en Alemania 2006, torneo en el que anotó una vez. Cuatro años después, en Sudáfrica, se fue sin marcar. En ambos campeonatos Argentina fue eliminada en cuartos de final. Su recorrido por los mundiales no solo lo pone muy por debajo de Pelé, sino también de su compatriota Diego Maradona, e incluso de jugadores como Giuseppe Meazza, Lothar Matthäus, Zinedine Zidane o Mario Kempes, por citar algunos campeones del mundo tomados al azar. Su falta de liderazgo también lo pone en desventaja con Maradona, así como con Johan Cruyff, Franz Beckenbauer o Alfredo Di Stéfano. En los Mundiales de 1986 y 1990, Maradona se echó al hombro a la selección argentina en los momentos difíciles y casi que él solo la llevó a dos finales. Messi, en cambio, parece jugar muy bien cuando al equipo le salen las cosas, pero influye poco cuando este pasa por un mal momento. Para corroborarlo, basta con recordar la final de la Copa América de 2007 ante Brasil o la goleada que le propinó Alemania a Argentina en el pasado Mundial.

El gran as bajo la manga que tiene Messi para ser el más grande es el Barcelona, equipo en el que brilla con luz propia desde hace más de cinco años. Sus logros en la Champions League son impresionantes, y su equipo podría consagrarse campeón en mayo, lo que le significaría a Messi obtener un tercer título en este torneo. Pero todavía tiene que superar escollos muy duros, entre ellos, el Real Madrid, contra el que debe enfrentarse cuatro veces en menos de un mes. De ser así -al menos en competiciones europeas-, se pondría a la altura de leyendas del fútbol como Cruyff y Beckenbauer, quienes ganaron tres copas de Europa, con el Ajax de Ámsterdam (1971, 72 y 73) y el Bayern Múnich (1974, 75 y 76), respectivamente. Sin embargo, estaría aún por debajo del holandés Clarence Seedorf, quien ganó el torneo con el Ajax, el Real Madrid y dos veces con el ACMilan; y de Alfredo Di Stéfano, quien ganó con el Real Madrid las cinco primeras Copas de Europa entre 1956 y 1960. Un registro no imposible, pero todavía difícil de alcanzar.

Messi, quien nació en Rosario, Argentina, el 24 de junio de 1987, comenzó a jugar fútbol a los cinco años, primero en Grandoli, un equipo de su barrio, y luego en Newell's Old Boys. River Plate se interesó por sus servicios, pero no tenía el dinero para tratarlo de una deficiencia de la hormona del crecimiento. Sin embargo, Carles Rexach, técnico del Barcelona, lo vio jugar y el equipo blaugrana lo fichó y pagó el tratamiento. Desde los 13 años pasó por las distintas categorías y debutó tres años después con el equipo de primera división en la temporada 2003-2004 en un juego amistoso frente al Porto. En el Mundial Juvenil Sub-20, jugado en Holanda, Argentina ganó el título, Messi fue el goleador del torneo y escogido como el mejor del certamen. Apenas tenía 18 años y se consagraba como una figura de primer nivel del fútbol internacional.

Amante de la cumbia, fanático de los videojuegos, la única novia que se le conoce es Antonella Rocuzzo, una prima de su mejor amigo. En 2007, empezó a apoyar a la infancia vulnerable a través de la Fundación Leo Messi, con programas de salud y educación. En 2010, Unicef lo nombró embajador de Buena Voluntad, lo que le ha permitido adelantar campañas a favor de los derechos de los niños.

Si Messi no sufre alguna lesión que lo margine del fútbol, cuenta con unos ocho años más de competencia en el primer nivel. Tendría 31 años para el Mundial de 2018, una edad en la que varios futbolistas se han consagrado. Si Barcelona mantiene su nivel actual, es probable que gane varios campeonatos más con el equipo azulgrana, lo que ayudaría a alcanzar a Di Stéfano. Pero estas no son más que conjeturas en un fútbol cada vez más competitivo y en el que cuesta mucho mantenerse en la cresta de la ola por largo tiempo. Messi debe recorrer un largo camino de triunfos para siquiera acercarse a Pelé o Maradona. Por ahora, ser el mejor de todos los tiempos es una asignatura pendiente.