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| Foto: Daniel Daza

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Las mentiras de 'Narcos' 2, según el hijo de Pablo Escobar

En el ‘post’ de su Facebook titulado Narcos 2 y sus 28 Quimeras, Sebastián Marroquín se despachó contra la segunda temporada de la serie de Netflix.

15 de octubre de 2016

Indignado con la apología que la serie de Netflix hace de su padre y de su tren de vida, así introdujo Sebastián Marroquín su texto: “En nombre de mi país y en honor a la verdad real de los hechos acontecidos entre los ochenta y noventa me veo en la obligación de exponer los gravísimos errores de una serie que se autoproclama como veraz, cuando dista muchísimo de serlo, insultando así la historia de toda una nación y de muchísimas víctimas y familias”. A pesar de que la serie misma abre con una advertencia sobre hechos modificados por cuestiones narrativas, procedió a enumerar. Al final concluye: “De la temporada 1 ni les hablo para no aburrirlos con la larga lista”.

1 Carlos Henao q.e.p.d. era mi tío materno y no era ningún narcotraficante como lo pintan en la serie. De hecho era un gran hombre, trabajador, honesto, noble y buen padre de familia. Muy amigo de mi madre. Era un arquitecto empírico que ayudó a construir algunas casas, carreteras y puentes de la Hacienda Nápoles a mi padre, pero nunca se involucró en actividades ilícitas.

2 Mi padre no era hincha del Atlético Nacional, sino del Deportivo Independiente Medellín. Si los guionistas no saben ni el equipo favorito de Pablo, ¿cómo atreverse a contar el resto de una historia así y venderla como cierta? ¿Acaso todo vale?

3 La Quica fue apresado en Nueva York el 24 de septiembre de 1991 así que para la fuga de mi padre de La Catedral (julio de 1992) ya llevaba detenido en Estados Unidos un rato largo por falsedad de documentos. Allí fue posterior e injustamente acusado y condenado por la bomba al vuelo del avión de Avianca en el que murieron más de 100 pasajeros y la tripulación y donde se creía que viajaría el sucesor de Luis Carlos Galán, César Gaviria.

4 Sobre el escape de La Catedral: No hubo un enfrentamiento tan grande allí, solo un guardián de la cárcel fue muerto. Los que se quedaron no se enfrentaron. Mi padre no tuvo contactos ni ayuda de la ley para escapar. La fuga estaba diseñada desde la construcción misma de la cárcel: mi padre ordenó dejar unos ladrillos flojos. Papá se escapó cuando el gobierno le notificó que le incumplirían el acuerdo de no trasladarlo nunca de esa prisión.

5 Limón era trabajador de Roberto alias Osito hermano mayor de mi padre. Trabajó para él como chofer unos 20 años. No se trataba de un aparecido ni fue reclutado al final de la historia de la familia, sino muchos años atrás. Pero al tratarse de un trabajador de Roberto y al ser el Osito un colaborador de la DEA, pudo extraer y entregar información para vender a su hermano ya que la tenía de primera mano sobre el modus vivendi y las andanzas de mi padre.

6 No es cierto que los carteles de Medellín y Cali negociaran quedarse con Miami y Nueva York como plazas de narcotráfico respectivamente. La verdad es que aún hoy ante el crecimiento exponencial del mercado de las drogas prohibidas sigue existiendo uno tan grande, que siempre habrá un déficit de narcos y clientes para todos los que lleguen.

7 La CIA no fue quien les propuso a los hermanos Castaño crear Los Pepes. Fue Fidel Castaño quien lo decidió con la complicidad del cartel de Cali y las autoridades locales y extranjeras que hicieron la vista gorda a miles de crímenes y desaparecidos.

8 Mi madre jamás compró ni usó un arma. Todo al respecto es mentira. Nunca disparó siquiera.

9 Mi padre no mató personalmente a ningún coronel “Carrillo” como lo llaman en la serie al jefe del Bloque de Búsqueda. Atentados le hizo muchos a la Policía de Colombia y en ellos murieron más de 500 en un mes en la ciudad de Medellín al final de los ochenta.

10 Quienes son conocedores de fondo de la historia saben que mi padre se equivocó gravemente al ordenar la muerte de los que eran sus socios y prestamistas, Moncada y Galeano. Estos últimos fueron secuestrados por el cartel de Cali y para que los liberaran vivos, prometieron entregar a Pablo y sus hombres a la vez que les exigieron cortar toda la ayuda económica.

11 Mi padre al final de sus días estaba solo. No tan lleno de bandidos como lo muestran. Pues casi todos sus principales bandidos, a excepción de alias el Angelito y el Chopo, se habían entregado o estaban muertos.

12 No había tales comodidades en la época posterior a la fuga de La Catedral. Vivíamos en tugurios, no en mansiones.

13 La historia del tal “León” de Miami es mentira. No vivió en EE.UU. Y era un hombre absolutamente fiel y valiente al servicio de mi padre. Murió después de ser secuestrado y torturado por los Castaño en Medellín.

14 Mi padre nunca amenazó a Cali como ciudad. Sacó un comunicado diciendo que su esposa y parte de su familia eran además oriundos de la zona. Por lo tanto, decía en el comunicado que no tenía nada contra la ciudadanía.

15 Ricardo Prisco ya estaba muerto para cuando lo muestran. Tenía un hermano médico que sí era un buen hombre estigmatizado por el accionar de su hermano, pero no era un bandido. Ricardo murió mucho tiempo antes en la vida real.

16 Jamás mi papá atacó a la hija de Gilberto Rodríguez en su boda ni en su vida. Ni a ningún miembro de su familia. Ese era el pacto, no tocar las familias. Mi padre lo cumplió. Estimo que ellos no, el día que pusieron la bomba el 13 de enero de 1988 en el edificio Mónaco donde vivíamos con mi hermanita y mi madre.

17 Mi padre jamás nos obligó a quedarnos con él en la clandestinidad, siempre pensó al igual que mi madre que lo mejor era que nos educáramos y tuviéramos otras oportunidades diferentes a las de ellos.

18 Estuvimos en una sola balacera con mi padre, pero ni parecida a la que muestran ahí. En mi libro sí cuento cómo fueron realmente estos hechos.

19 Ponen los ataques de mi padre con bombas a Drogas La Rebaja en el año 1993 cuando en realidad ocurrieron entre 1988 y 1989. Un poco fuera de época para mi gusto ¿no les parece?

20 Mi abuela paterna traicionó a mi padre y se alió con su hijo mayor Roberto, negociaron con Los Pepes y colaboraron tan activamente que eso les permitió seguir viviendo tranquilamente en Colombia mientras que quienes sí fuimos leales al amor por nuestro padre, seguimos viviendo en el exilio.

21 El viaje hacia Alemania no fue así. Mi abuela paterna no viajó con nosotros a ninguna parte.

22 La Fiscalía de Colombia tampoco nos quería ayu-dar tanto como muestran a De Greiff, que parecía pero no era tan bueno. Su oficina estaba totalmente infiltrada por el cartel de Cali. Así como todo el esquema de protección brindado por sus propios agentes.

23 Virginia Vallejo estaba tan enamorada que le rechazaba la plata a mi padre. Eso sí que son dos mentiras en una y bien grandes. Mi madre nunca habló con ella luego de la fuga de La Catedral. Hacía casi una década que mi padre no tenía contacto con Virginia, quien era amante al mismo tiempo de los jefes del cartel de Cali.

24 Mi padre al Hotel Tequendama no nos envió teléfonos con nadie, usábamos los del lugar. Yo le colgaba cada vez que él me llamaba para protegerlo, pero se volvió caprichoso y se quedaba más tiempo del prudente en la línea, a sabiendas de que sería rastreado. “El teléfono es la muerte” me dijo toda la vida. Por eso ya no quería hablar conmigo, porque yo le cortaba la llamada. Pedía entonces hablar con mi madre y hermana y se identificaba ante la operadora con sus dos nombres y apellidos, así que sus llamados eran para despedirse, para alargar lo más posible esa última llamada, con la intención clara de ser localizado en lo que él eligió como el día y el lugar para su última batalla en el barrio Los Olivos de su ciudad, Medellín. Mi padre se suicidó tal como me lo dijo decenas de veces.

25 Ninguna periodista fue asesinada frente al Hotel Tequendama.

26 Mi padre jamás maltrató a sus padres, mucho menos a Abel su papá. Jamás existió una conversación en ese tono o sentido.

27 Después de muerto mi padre, mi mamá fue citada a una reunión con el cartel de Cali en dicha ciudad, allí habían más de 40 grandes jefes mafiosos de la Colombia del momento. Quien le salvó la vida a mi madre y al suscrito después fue Miguel Rodríguez, no Gilberto. En esa ocasión nos despojaron de los bienes heredados y se los quedaron y repartieron como parte del botín de guerra.

28 Mi abuela le dice en la serie a mi madre que traicionó a mi padre. Cuando en la vida real era mi abuela paterna y sus hijos e hijas los que tenían contactos en secreto con el cartel de Cali.